En una fila desde la madrugada, en el sur de Cali, Rodrigo Caicedo esperaba una salida al drama de su esposa, que sufre un trastorno cerebral progresivo. Durante el último año, ella ha tenido hospital en casa, pero ahora la pareja sufre de incertidumbre.
Desde hace dos semanas, cuando llegó el final de
Coomeva EPS, Caicedo empezó a buscar que alguien le diga cómo hacer para que no le quiten el programa de atención y tenga una enfermera, una petición que estaba pendiente. “Voy a pedir que no me la desprotejan”, dice Caicedo, y anota que se complican los trámites.
Es una de las historias que se han vivido por la liquidación de la EPS, adoptada por la Superintendencia de Salud al señalar “la imposibilidad de corregir la crítica situación financiera en que se encuentra y como protección de la vida y la salud de sus 1,2 millones de afiliados en 24 departamentos del país”.
Aunque el Ministerio sostiene que se hizo un traslado de s a 14 entidades, el golpe es duro en el Valle del Cauca, donde se contaba con 400.000 afiliados; de ellos, 180.000 están en Cali. En la misma semana, la Supersalud intervino a Emssanar EPS, que tenía 967.946 afiliados en el Valle del Cauca.
Si no me dan el medicamento todos los días, me pueden dar ataque
La secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, dice que es un puntillazo a la red pública en el departamento. Ambas entidades, con más de 3 millones de s en el país, concentran buena parte de sus afiliados en el suroccidente. Los s de la liquidada EPS Coomeva buscan orientación en oficinas de las secretarías de Salud de la capital vallecaucana y del departamento.
Ese es el caso de Gloria Guanene, de 61 años. La caleña aspira a no tener que volver a acudir a más tutelas, como lo ha venido haciendo desde hace cuatro años, ni a estar rogando cada mes por terapias, luego de que le detectaron un tumor en el lado derecho del cerebro. La masa anómala le oprimía los lóbulos frontal y temporal.
Esta paciente cuenta que hace cuatro años le extirparon el tumor de la cabeza, extrayéndole una parte del cerebro. Pero quedó con síndrome convulsivo. Afirma que desde entonces ha venido en su lucha para seguir con atención. “Si no me dan el medicamento todos los días, me pueden dar ataque”, dice desde una silla de ruedas, pues perdió la movilidad de la pierna y el brazo derecho.
Ahora su nueva lucha ha sido que le asignen una cita en la nueva EPS que en la página web del Ministerio de Salud le asignaron y así continuar con su tratamiento. “No sabemos si alegrarnos con el cambio o preocuparnos”, dice Ximena Marín, cuyo padre, Guillermo Marín, tiene cáncer de esófago. Y su padre está recluido en una clínica del sur de Cali. “En Coomeva estaban tramitando el programa de hospital en casa, pero ahora, con este cambio, no sabemos qué va a pasar con él”.
Es una situación gravísima que afecta adicionalmente una red de prestadores de servicios que han vivido de esta entidad, durante 26 años, atendiendo a su población
La secretaria de Salud de Cali, Miyerlandi Torres, explica que en el caso de pacientes por enfermedades de alto costo, cada EPS a la cual se están asignando los afiliados que venían con Coomeva EPS deben garantizar que las instituciones prestadoras de salud (IPS), como clínicas y hospitales, y que ya estaban tratándolos, no interrumpan la atención. Señala que ese fue el compromiso de estas entidades.
Anota que quienes habían interpuesto acciones de tutela, cuando estuvieron afiliados a Coomeva EPS, deben acercarse a las oficinas de las entidades aseguradores o EPS asignadas para que estos estamentos puedan iniciar los respectivos trámites y así se dé la atención requerida en las IPS.
Según la secretaria de Salud del Valle, la pérdida de Coomeva EPS “es una situación gravísima que afecta adicionalmente una red de prestadores de servicios que han vivido de esta entidad, durante 26 años, atendiendo a su población”. Y agrega que hay un impacto social y económico, porque 7.900 trabajadores quedan cesantes.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali