Todos queremos amor, pero la mayoría empezamos buscando en el lugar equivocado.
Queremos encontrar a esa persona que rellene cada uno de nuestros huecos, que cumpla nuestras expectativas, y cargue con el enorme peso de hacerse responsables de nuestra felicidad.
Queremos a alguien que nos rescate de nuestra cotidianidad, de lo mundano, que nos muestre al fin lo maravillosos y merecedores de amor que somos.
Y hasta que ese alguien llegue, cada lágrima, cada momento de nostalgia, cada autocrítica, vacío existencial o reproche personal están justificados.
Y hasta que ese alguien llegue, cada lágrima, cada momento de nostalgia, cada autocrítica, vacío existencial o reproche personal están justificados.
Todo es parte del camino hasta que por fin nos salven.
Pero por si el arduo camino de nuestra meta no fuese suficiente, todo se ve agravado cuando en ocasiones esa persona no llega.
Por el contrario aparecen personas, que solo quieren probar la miel e ir a otras flores. O llega esa persona cargada de amor, pero pasado un tiempo, el cuento de hadas se desvanece.
Y las mariposas en el estómago y promesas de amor dan nuevamente paso a esa monotonía previa de la que el amor debía rescatarnos.
Es allí cuando ocurre la división. Están los que piensan que tienen que seguir buscando hasta dar con esa persona mágica que traerá la felicidad plena y eterna.
Y están los que no están dispuestos a depender emocionalmente siempre de una tercera persona. Los que quieren un amor estable e independiente.
Están los que piensan que tienen que seguir buscando hasta dar con esa persona mágica que traerá la felicidad plena y eterna
Quererse a una mismo parece complicado por la poca costumbre que a veces tenemos.
Mientras que una potencial pareja la queremos desde la convicción, a nosotros nos queremos por defecto.
Todo el mundo cree quererse a si mismo, pero pocos se acostumbran a demostrárselo.
Una buena manera de empezar sería cambiar la meta. Imaginar el tipo de persona que nos encantaría ser en todos los ámbitos, y trabajar hacia ello.
Comprender que puedo salvarme yo de una vida que no me haga sentir pleno. Y aceptar que todo pasa por la relación que tengamos con nosotros mismos.
Si no me gusta la relación que tengo conmigo, tampoco podré construir una relación satisfactoria y duradera con otra persona.
Por lo que el amor propio es sin duda esas llave mágica hacia la felicidad, el amor y la búsqueda de una pareja.
Quienes estén interesados en que la reconocida influencer Amanda Merbu conozca sus inquietudes pueden escribir al correo
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CALI