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Así nació la devoción a San Roque, patrono de Barranquilla: espantó epidemia del cólera
La tradición popular cuenta que se hizo el milagro y así nació el patrono de los barranquilleros.
San Roque es el patrono de Barranquilla. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
El pasado 16 de agosto pasó desapercibido para muchas personas en Barranquilla. Fue un día normal, con los temas y problemas del momento: las altas temperaturas, las quejas por la inseguridad, los líos de Nicolás Petro, las alzas en la energía y la mala racha del Junior. En las calles parecía que no había otra cosa de que hablar ni pensar.
Sin embargo, algunos historiadores, como el veterano periodista Pepe Sánchez, no quisieron dejar pasar por alto la fecha y recordar un episodio que marcó la historia de esta capital y el nacimiento del patrono, del que muchos hoy desconocen.
Años atrás, muchos, un 16 de agosto era una fecha especial para los barranquilleros. Celebraban con procesiones y actos cívicos el día de San Roque, patrono de la ciudad.
Los colegios no tenían clases y los estudiantes eran quienes encabezan la procesión con sus vestidos de gala, mientras recorrían, desde las tres de la tarde, las calles del Centro. A la programación de la iglesia católica, cuyos actos se centraban en la iglesia de San Roque, localizada en el barrio que lleva el mismo nombre en honor del santo patrono de Montpellier (Francia).
Iglesia de San Roque, en el Centro de Barranquilla. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
El barrio San Roque, llamado en sus inicios Barrio Arriba, fue uno de los primeros sectores urbanos que tuvo la ciudad. El sector tenía mucho dinamismo, era donde vivía la élite local. De aquí salieron familias muy adineradas, entre ellas, algunas que todavía lideran la sociedad barranquillera. Los Tarud, los Zawady, los Jaller, los Chams, en su mayoría de origen libanés.
A los actos religiosos del 16 de agosto se sumaba una programación cultural y deportiva. “Desde luego, había los festejos patronales, con diversiones populares como carreras de encostalados, boxeo, kioscos dedicados a diferentes juegos, lotería, tiro al blanco… y según el Padre Pedro María Revollo, acompañadas de juegos lícitos e ilícitos, fomentadores de vicios”, señala Sánchez.
Había los festejos patronales, con diversiones populares como carreras de encostalados, boxeo, kioscos dedicados a diferentes juegos, lotería, tiro al blanco
Hoy, en Barranquilla se habla muy poco de San Roque, dice el historiador, sobre todo después de que ya no está el padre Stanley María Matutis Cyzauskaité, un religioso lituano que llegó en 1947 y murió en Barranquilla en 1999, a los 86 años de edad, quien estuvo muchos años al frente de la iglesia.
Se asegura que protegió a escopetazos la iglesia el 9 de abril de 1948, tras la muerte del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, cuando una turba intentó entrar a saquearla, como lo hicieron con el colegio ubicado a unos pasos del templo, y los espantó haciendo tiros al aire.
Matutis realizó un trabajo social que aún es recordado gracias a obras como el Centro Social Don Bosco, que construyó en la llamada zona negra, barrio Rebolo, a punta de rifas y donaciones y que desde entonces es el lugar de formación de cientos de niños barranquilleros pobres.
La historia de San Roque
En el Fondo Bibliográfico del Archivo Histórico del Atlántico, se encuentra el libro ‘Breve Historia de la Parroquia de San Roque y de su obra social (1827-1979)’, una publicación en honor a los 25 años sacerdote Stanley Mutis en Barranquilla.
El texto recuerda que la devoción a San Roque en Barranquilla surgió muchos antes que la construcción de la primera iglesia. La historia se remonta a principios del siglo IXX, en 1827.
La historia de la iglesia de San Roque se remonta a 1827. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
De acuerdo con el relato de Monseñor Pedro María Revollo, testimonio reseñado en el libro, una familia de apellido Blanco, que vivía en aquel entonces en el sector, tenía una imagen de San Roque de Montpellier, llamado santo de la peste, al que le rendían culto, ya que le atribuían una gran cantidad de curaciones milagrosas en Italia durante la Peste Bubónica en el siglo XIV.
“San Roque era un noble de cuna, rico en bienes de fortuna, pero todo se lo dio a los pobres y se consagró al servicio de Dios y de los enfermos”, destaca al texto.
El cólera llegó a la Nueva Granada, procedente del Norte, pasando por Panamá y luego a Cartagena y Barranquilla, en donde el flagelo se encarnizó en los meses de junio y julio
A mediados de 1949 un brote de cólera comenzó a golpear a Barranquilla. La temible enfermedad venía recorriendo varios países del Caribe, hasta que soltó amarras en esta ciudad portuaria.
“El cólera llegó a la Nueva Granada, procedente del Norte, pasando por Panamá y luego a Cartagena y Barranquilla, en donde el flagelo se encarnizó en los meses de junio y julio”, cuenta Sánchez. “En general, se calculó que entre las ciudades del litoral y las márgenes del Magdalena hasta Honda, el azote en tres meses había causado la muerte a más de 20.000 personas- contaba el periodista y dirigente político liberal, Salvador Camacho Roldán”, agrega.
Los reportes de la época dan cuenta que la gente caían en las calles presas de convulsiones y diarreas a las que nada ni nadie podía detener. El flagelo del cólera comenzó azotar sin piedad a los barranquilleros.
La devoción por el santo
“Alguien entre los desesperados habitantes de la ciudad, recordó que la familia Blanco tenía una imagen de San Roque para hacer una procesión en la ciudad. La familia prestó la imagen, y se hizo el ceremonial”, cuenta el historiador Sánchez.
Los barranquilleros acudieron en masa para implorar a San Roque su protección. Le prometieron levantar un templo en su honor en el sitio donde hacían las rogativas.
Antes, San Roque era de gente de clase pudiente. Hoy, el barrio retrocedió, como se puede observar en sus calles. Foto:Vanexa Romero /EL TIEMPO
No fue sino comenzarlas procesiones y suplicas cuando la peste fue cediendo hasta que desapareció. “Muy pronto, el contagio empezó a ceder”, señala Sánchez, quien piensa que en aquella época la ciudad era pequeña, lo mismo que el número de ciudadanos y quizás alcanzaron a tomar medidas de protección en salud que contribuyeron a espantar el mal.
Pero en aquellos días, las personas no salían del asombro a la vista del milagro. Desde ese momento los supervivientes decidieron convertirlo en el patrono y protector de la ciudad, además de llamar al barrio desde entonces como San Roque.
El 31 de octubre de 1853 el padre Rafael Ruíz, rodeado de un gran número de personas colocó la primera piedra de la nueva iglesia en honor a San Roque, a quien el pueblo veneraba con creciente fervor.
El 31 de octubre de 1853 se colocó la primera piedra de la nueva iglesia en honor a San Roque, Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
“Tras una durísima pugna entre las autoridades eclesiásticas, por fin inaugurado, solemnemente, el 15 de agosto de 1857”, subraya Sánchez, quien aprovecha para explicar que en el Santoral Católico se festeja hoy a San Nicolás de Tolentino, quien falleció el 10 de septiembre de 1305 y es llamado también Patrono de Barranquilla, “si bien nadie ha explicado jamás de dónde procede esa devoción, ni cual es la razón por la que se le considera así”, dice.
El historiador defiende la historia de San Roque de Montpellier como patrono de los barranquilleros, al precisar que es diferente “pues aunque de manera muy fugaz, sí está descrito de manera clara en el Semanario El Estandarte, propiedad del Padre Pedro María Revollo a comienzos del siglo XX cual fue la razón para que se le declarara Patrono”.
El presente de la iglesia
La Iglesia de San Roque ha mantenido su legado. Luego de varias intervenciones a lo largo de los años hoy es una edificación de estilo neogótico florentino que el 17 de enero de 1996 fue declarada monumento nacional por el presidente Ernesto Samper.
La iglesia de San Roque es una de las más tradicionales de Barranquilla. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Es el templo de grandes ceremonias en la ciudad, en especial la tradicional misa que se ofrece el día de los periodistas a la que asisten los comunicadores de la ciudad y las autoridades. En 2015 fue construida su plaza en el entorno de la iglesia, como parte de la recuperación del centro histórico de Barranquilla.
Pese a esta historia rodeada de una fe inquebrantable y del espíritu de resistencia de los barranquilleros que habitaron el Barrio Arriba a principio del siglo IXX; los problemas de inseguridad, el calor, la factura de la luz, los líos de faldas del hijo del Presidente de la República, y hasta la mala racha del Junior opacan esta tradición que un día dio origen a que la ciudad tuviera un protector y patrono. Quizás toque volver a creer.
LEONARDO HERRERA DELGANS
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
Si tienes una historia que quieres que cuente, escríbeme a [email protected] y en X: @leoher69.