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La lucha de una comunidad por ‘mudar’ restos en cementerio de Barranquilla
En Sevilla Real denuncian malos olores que provienen de centenares de tumbas. La firma respondió.
Las quejas de los vecinos del cementerio persisten. Foto: Vanexa Romero /EL TIEMPO
Pese a que en Barranquilla ya no es obligatorio el uso del tapabocas, tras superar el porcentaje de cobertura con esquemas completos de vacunación contra el covid-19, hay una comunidad que dice estar sometida a seguir usándolo permanentemente.
Se trata de los vecinos del barrio Sevilla Real, en el sur de la capital del Atlántico, que denuncian malos olores y vapor que provienen de las tumbas del cementerio Jardines de la Eternidad del Sur, del Grupo Recordar. Una problemática que ya cumple ocho años, pero que se ha crecido en los últimos dos años, por cuenta del covid-19.
“Son olores fétidos, horribles. Viene de allá (señala hacia el campo santo). Por ejemplo, aquí está pegando un olorcito, pero cuando ya muere el sol sale ese mal olor todavía más templado”, manifiesta el habitante Roberto Zúñiga.
Al hombre, de 69 años, lo impacta más la situación, toda vez que vive a una cuadra de la zona en la que yacen los cuerpos enterrados recientemente. Por lo que su desespero se incrementa a diario.
Así es el sector afectado en el sur de Barranquilla
¿Qué hay que hacer? Cerrar las puertas, ventanas ¡Todo! Tiene uno que encerrarse
En efecto, en un recorrido que hizo EL TIEMPO por el lugar, el olor resulta insoportable para quienes ingresan por primera vez a Sevilla Real, un barrio con viviendas construidas en material, otras construidas a medias y el resto que están empezando a construir.
Mientras que, para los habitantes del sector, la situación se ha llegado a normalizar, el aire contaminado que se alimenta de los fuertes vientos provenientes de la parte baja del cementerio y que impacta contra la parte alta donde se encuentra el barrio ya conforma el día a día.
A tal punto de que, cuando llegan las 8 de la noche, se acrecienta la problemática y las calles se vuelven intransitables en medio de la desolación, la familia de Zúñiga y demás vecinos se encierran, aunque, en ocasiones, ni eso es suficiente para amainar la afectación.
“¿Qué hay que hacer? Cerrar las puertas, ventanas ¡Todo! Tiene uno que encerrarse, porque ellos (la istración) han hecho caso omiso a lo que se les pidió, sobre adecuar los límites del cementerio”, sostiene Zúñiga, quien debe cubrir su nariz con su mano derecha en el momento en que un brisón aviva la pestilencia.
Los afectados, como José Suárez, aseguran que las tumbas se inundan y los olores son insoportables. Foto:Vanexa Romero /EL TIEMPO
Proliferación de todo tipo de animales
Caminar Sevilla Real es también ir acompañado de veloces moscas verdes, con las que hay que tener la destreza de esquivarlas, porque después de parquearse en aguas estancadas del barro ven en el rostro de cualquier transeúnte una pista de aterrizaje en la que se pueda posar, haciendo la experiencia desagradable.
Lo anterior, en tramos de vías pavimentadas, ya que la calle que bordea con el cementerio no es de concreto, sino de arena y vegetación. Por eso, en esta época de lluvias, lo que abunda es el barro, las aguas putrefactas, babillas que salen del criadero contiguo al campo santo y otros animales de alta peligrosidad.
“Nos dijeron que ellos iban a pavimentar ese pedazo ahí hasta donde está el barranco. Una profundidad que, si usted se para ahí, si no se para bien, allá abajo se va. Animalitos como la culebra y el ciempiés llegan porque el agua los trae”, agrega Zúñiga, con siete años viviendo en el barrio.
Este terreno que describe el barranquillero quedó en ese estado porque, según señala, es el resultado de las adecuaciones para la ampliación del cementerio, con el fin de habilitar nuevas tumbas, las mismas que ahora están en uso.
Esto generó otro cuestionamiento de los vecinos, debido a que no existía un cerramiento y sus límites quedaron “a cinco metros” de la zona residencial y no a 12 como, supuestamente, habían acordado.
El agua se represa y temen casos de dengue
Queremos que hagan un plan de contingencia por la salud de esta comunidad
Hasta que unos trámites legales que gestionó la comunidad hicieron efecto: levantaron muros de concreto con rejas de hierro sobre una pendiente. En ese sentido, aseguran que, cuando llueve, el agua no tiene dónde salir y se concentra cerca de las casas, haciendo el terreno inestable.
“¿No trajo botas pantaneras? Con esos zapatos no puede caminar por acá”, dice el vecino José Suárez Linero, quien considera que esos trabajos quedaron inconclusos, convirtiendo el lugar en foco de dengue, virus que ha afectado a 10 personas del sector, según cuenta.
“Esas personas, la mayoría niños, estuvieron en UCI, por la proliferación de la mosca verde ante los malos olores…”, indica Suárez, que es interrumpido por Zúñiga para poner en manifiesto que su nieta también estuvo hospitalizada por la enfermedad.
Y es que, a diferencia de las demás tumbas, donde el pasto reverdece y las flores adornan, las que están en el terreno recién habilitado, más cerca de Sevilla Real, parecen poco cuidadas, de acuerdo a lo observado en el recorrido.
La tierra es árida, hay huecos anchos y profundos sin señalización para advertir a los dolientes, la lluvia hace de esta zona un terreno movedizo, el sitio no florece, unos costales negros rodean la decena de fosas y unos metros más atrás son escombros los que se ven.
“¿Qué queremos nosotros? Queremos que hagan un plan de contingencia por la salud de esta comunidad. Si el Estado falla a favor de nosotros, tenemos la necesidad de quitar ese cementerio de ahí”, sostiene Suárez, de 56 años.
La istración del cementerio asegura que cumple con todas las normas para operar en el lugar. Foto:Vanexa Romero /EL TIEMPO
La impactante historia de un cuerpo flotando
Hace poco, cuando se realizaba la exhumación de los restos de mi abuela, destaparon la fosa y, al descubrirla, el cuerpo estaba flotando
Por su parte, Jorge Muñoz Sáez expresa que la principal preocupación suya son las aguas que se represan y que “provienen de las bóvedas”, y que son finalmente las que terminan por empeorar la situación ante la emanación de malos olores.
“Ahí salen olores a formol fuertísimo a cualquier hora del día. Ellos dicen que no preparan muertos. Tienen que preparar y tienen que cremar, porque para que esos olores salgan tienen que estar haciendo algo allá”, denuncia el hombre, de 59 años.
Mientras esta comunidad exponía la situación que los aqueja, un joven aprovechó la presencia de este medio para acercarse y comentar una historia que impactó a los presentes sobre el cementerio.
“Hace poco, cuando se realizaba la exhumación de los restos de mi abuela, destaparon la fosa y, al descubrirla, el cuerpo estaba flotando. La fosa estaba inundada de agua. Eso no es nada bueno, habla del mal estado del terreno para ese uso”, expresó el muchacho, quien prefirió no identificarse.
La posición de las autoridades competentes
No tenemos ni laboratorios, ni hornos crematorios. De manera que no hay un procedimiento específico
EL TIEMPO consultó a Grupo Recordar para conocer su posición frente a las denuncias que hace la comunidad. Quien respondió fue la gerente nacional de Asuntos Corporativos, Lina Hurtado.
“Nosotros solo prestamos servicios y solo se generan procesos de inhumación dentro del parque cementerio. No tenemos ni laboratorios, ni hornos crematorios. De manera que no hay un procedimiento específico del cual se puedan expedir este tipo de olores”, dijo la vocera.
Agregó que esto fue confirmado el jueves 12 de mayo por la autoridad ambiental CRA y destacó que tienen la documentación, licencia y demás requerimientos ambientales en regla.
“Nosotros tenemos todos los procedimientos bajo los estándares. Constantemente estamos en proceso de revisión, renovaciones y verificaciones. No tenemos este tipo de situación en el parque cementerio”, insistió Hurtado.
Asimismo, este medio se comunicó con la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), organismo competente de este tema por haber ampliación de la zona de expansión urbana.
Ante esta problemática, que han conocido a través de EL TIEMPO, enviaron una comisión para verificar lo denunciado, sin encontrar situación anómala alguna.
En todo caso, en la comunidad vecina del campo santo persisten las afectaciones.