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Pese a la millonaria inversión, los arroyos todavía amenazan a Barranquilla
Alcaldía reporta más de $ 702.236 millones en obras. Concejo aprueba debate de control político.
Panorama en la carrera 27 con calle 57, donde se canaliza el arroyo Felicidad. La semana pasada, un carro arrastrado cayó allí. Foto: Kronos
El profesor Álvaro Pardo Valencia es la víctima más reciente de los arroyos en Barranquilla. El pasado miércoles se transportaba en su vehículo particular, cuando el afluente de la calle 85 con carrera 49C lo arrastró.
Por fortuna, dos soldados profesionales orgánicos de la Segunda Brigada del Ejército Nacional se lanzaron al cauce y lograron salvarle la vida. La única consecuencia negativa fue la pérdida material del carro.
“Es una película de terror en la que uno siente que la muerte le camina por el espinazo y estás asistiendo a tu propio entierro. Cuando tu carro se convierte en una especie de ataúd flotante, llegas a la conclusión que tienes que hacer un replanteamiento de todas las cosas”, describió a EL TIEMPO el también abogado sobre esos angustiantes minutos.
“Todos esos nuevos arroyos tienen que ser canalizados, que exista una planificación urbanística. Aquí lo que se hizo fue canalizar los arroyos más relevantes y ahora emergieron nuevos arroyos que no están recibiendo tratamiento de ingeniería”, señaló el hombre, de 73 años, a quien, en medio de su lucha por sobrevivir, un individuo se disfrazó de solidario para robarle el celular.
Con “los arroyos más relevantes”, el profesor Pardo se refiere a las obras de canalización en siete afluentes históricamente peligrosos con una inversión de 702.236 millones de pesos desde el año 2016, según cifras oficiales de la Alcaldía Distrital.
De acuerdo con el proyecto Arroyos de Barranquilla, del colegio Marco Fidel Suárez, 102 personas no corrieron con la misma suerte del docente Pardo y murieron entre el 28 de octubre de 1933 y el 3 de octubre del presente año.
El colectivo académico explica que, entre los factores en el incremento de los volúmenes de escorrentías, están: la inexistencia de un alcantarillado pluvial, el régimen de lluvias predominantes, las condiciones topográficas y geomorfológicas de la ciudad, la cultura e idiosincrasia de la gente y un acelerado desarrollo urbano sin planificación.
Arroyos de Barranquilla detalla que los afluentes de mayor envergadura en la capital del Atlántico son: El Salao, con 9.155 metros; Don Juan, con 7.906 metros y 85 metros cúbicos de caudal; Platanal, con 6.800 metros; Felicidad, con 5.769 metros y 63 metros cúbicos; calle 84, con 5.200 metros y 62 metros cúbicos; calle 76, con 5.163 metros y 58 metros cúbicos; y Rebolo – carrera 21, con 4.826 metros y 105 metros cúbicos, siendo este último el de mayor caudal.
Adicionalmente, entran otros peligrosos, como el arroyo Hospital, con 3.754 metros y 29 metros cúbicos; y la calle 93, con 4.186 metros y 35 metros cúbicos. Hay unos mencionados como el de Coltabaco, el de la carrera 65, La Paz – carrera 40, carrera 8 y la red de arroyos del Suroccidente.
Distrito indicó que continúa con estudios hidráulicos e hidrológicos en arroyos de Juan Mina, La Playa, Pasadena, entre otros. Foto:Kronos
Trabajos de canalización
Por lo anterior, en el marco del programa ‘Barranquilla sin Arroyos’, la Alcaldía Distrital, a través de la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), sostiene que ha intervenido el arroyo de la carrera 21 y sus afluentes, el arroyo la Felicidad y sus afluentes, el arroyo Hospital, el arroyo de la calle 75 y 76, el arroyo de las calles 91 y 92, el arroyo de la carrera 65 y el arroyo Salao II, el cual se encuentra en intervención.
“Tenemos intervenidos los arroyos más peligrosos del Distrito de Barranquilla, los cuales habían generado la mayoría de la pérdidas humanas y materiales a los ciudadanos del Distrito”, expresó a este medio el gerente de la ADI, Alberto Salah.
Para el funcionario, la mayoría de emergencias ocurridas en las últimas semanas durante el paso de los afluentes urbanos están asociadas a mala disposición de residuos sólidos que taponan los sistemas existentes de drenaje pluvial, entre los cuales se encuentran canales abiertos, sistemas tipo box culvert, canales revestidos y naturales, y tuberías.
Aspecto de la obra en el arroyo El Salao II, que comprende el tramo entre los barrios El Edén y Los Olivos. Foto:Kronos
“Otra emergencia se ha presentado por imprudencia ciudadana como lo son bañarse en los arroyos en tiempos de lluvia y adentrarse en vehículos en las vías canales aún existentes que ponen en riesgo la vida de los barranquilleros”, manifestó Salah.
Las autoridades también reportan la invasión de las rondas hídricas, que deben tener una separación de 15 metros según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), y “muchas personas hacen caso omiso”, asentándose en las laderas de los arroyos, generando así emergencias por su ubicación predial o invasión.
¿Hay nuevos arroyos? Versiones a favor y en contra
Tras la emergencia de las últimas semanas, ha cobrado fuerza entre la ciudadanía la versión de que en la ciudad se están formando nuevos arroyos, tema que ya llegó al Concejo, que pide que se aclare el tema.
El concejal Antonio Bohórquez dice que esto es cierto.
“En algunos casos eran pequeñas escorrentías y que ya hoy empiezan a tener fuerza, son vertiginosos. El de la (calle) 85 y en (barrio) Las Palmas, carrera 7B con calle 34, suroriente de Barranquilla, donde el agua sube a más de un metro. En promedio, hay unos 58 arroyos sin ser intervenidos”, indicó el cabildante.
Sin embargo, la ADI negó el hecho y habló de evidencias de escorrentías en zonas que no estaban pobladas.
En la Barranquilla de los Char los arroyos sigues causando estragos. Una cadena humana salvó de morir a los ocupantes de este Taxi. 🚕 🌊 pic.twitter.com/sugyEfNwEz
— La Paz, Dijo Colombianito.🕊 🇨🇴 🐝 (@LaPazColombiani) September 30, 2021
“Los arroyos siguen siendo los mismos, a nivel Distrital no han surgido nuevos cauces, puesto que con cada canalización de arroyo se respeta su cuenca, pero con el crecimiento urbano en las zonas anteriormente no pobladas y permeables se evidencian escorrentías que deben ser intervenidas”, aseguró Salah.
Añadió que estas intervenciones deben ir dirigidas a los cuerpos receptores, ya sea el sistema de caños en caso de estar en la cuenca oriental, o el arroyo León en caso de estar ubicado en la cuenca occidental.
El concejal Bohórquez opinó que esto se debe a una falta de planificación, por lo que propuso recientemente un debate de control político que ya fue aprobado por la plenaria del Concejo y aspira a que se lleve a cabo a la mayor brevedad posible. Serán citados el gerente de la ADI y el secretario de Obras Públicas, Rafael Lafont.
“Estamos hablando que se han canalizado, según informes oficiales, unos 67 kilómetros lineales. Pero según los cálculos, todavía faltan unos 60 kilómetros. Si estamos a la mitad de la solución de los problemas, estamos lejos de él”, manifestó.
Y agregó: “Hasta la fecha, según las contrataciones y nuestras proyecciones financieras, ha habido una inversión de más de 1,3 billones de pesos en obras de infraestructura al respecto y más de 22.000 millones de pesos entre interventorías y estudios. Se han gastado sumas de dinero importantes, pero todavía hay elementos que no permiten vislumbrar que estamos tan cerca de las soluciones”.
Según el concejal, algunas de estas obras han resultado controversiales por el impacto colateral, poniendo de ejemplo las nuevas y viejas escorrentías que han aumentado su cauce en la calle 85 y alrededores de la calle 79.
Los arroyos impactan negativamente en la economía, la salud y el transporte de la ciudadanía, entre otros aspectos. Foto:Kronos
“Algunos expertos han hablado de que posiblemente no se hicieron las obras adecuadamente, se estrellaron unos metrajes cúbicos de agua contra unos box culvert que no tenían las profundidades y eso ha determinado que aparezcan nuevas escorrentías en sitios aledaños o aumenten los volúmenes de agua”, señaló.
Ante esta situación, indicó que estas Secretarías de la Alcaldía deberán explicar qué se ha hecho, por qué han surgido nuevos arroyos y analizar la creación de un nuevo mapa para decirle a la ciudadanía la ubicación de nuevas escorrentías.
Razón de la SIA
A su turno, el presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico (SIA), Ismael Quintero, sostuvo que el incremento en el volumen es natural por el proceso de impermeabilización al que se han sometido las zonas verdes de la ciudad.
“Hay que hacer un trabajo para rescatar las zonas de antejardines, porque permitían que el agua que caía ahí escurriera y se infiltrara hacia las capas inferiores, evitando que un gran volumen de agua llegue hasta las vías”, explicó.
Quintero señaló que Barranquilla ha perdido la capacidad de infiltración del agua de lluvia hacia el subsuelo, generando que termine en escorrentías, se acumula en un gran volumen y termina en el concreto, aspecto que aumenta su velocidad, convirtiéndolo en un riesgo para la persona, vehículo u otro bien que encuentre a su paso.
“El trabajo que se ha hecho es un trabajo importante, pero debe verse ahora en un componente más sistémico, holístico, en el que debemos pensar en un sistema de drenaje pluvial integrado para darle manejo a las aguas”, sugirió.
Adicionalmente, recomendó volver al uso de aljibes en las viviendas que recolectaba el agua de lluvia y, aunque vertía nuevamente hacia las vías, retrasaba el volumen en el pico de la lluvia y la que quedaba se reutilizaba para regar las plantas y el aseo.
Por todo lo anterior, el llamado a la ciudadanía es a tener precaución durante esta temporada de invernal y a no desafiar los peligrosos arroyos, una problemática histórica que Barranquilla no supera.