Hace 10 años (2008), el chef Daniel Castaño y su socio, Camilo Giraldo, abrieron un restaurante italiano no tan clásico –italiano contemporáneo, mejor– que, entre otras cosas, aportó decididamente a la buena fama gastronómica que hoy tiene la zona G en Bogotá: Emilia Romagna.
Su clave: la simpleza en cualquier combinación. Y su resultado: el realce del sabor.
A finales del año pasado, por varias razones –todas alejadas de los fogones–, cerraron sus puertas en la calle 69 y, de unos meses para acá, decidieron mover su local unas cuadras al sur, en la calle 65, con varios cambios.
El primer gran cambio, su nombre: ahora se llama Emilia Grace. El segundo, modificaciones a su carta: pasaron de una oferta puramente italiana a un menú que ellos mismos han denominado “italo-americano”. Y el tercero, el local: mucho más casual que el anterior.
Castaño y Giraldo –también dueños, autores y responsables de las pizzerías Julia, del bar Gordo, del ramen-bar Tomodachi, del japonés Kimi Izakaya, del griego Lorenzo (todos en Bogotá) y del italiano Vera (en Cartagena)– conservaron en la carta algunos platos de la vieja Emilia (como su famosa saltimbocca) y recrearon la mayoría para el nuevo proyecto.
Recomendaciones.
De las entradas:
- Los sencillos y adictivos 'ceci', que son los garbanzos fritos vigorizados con perejil y ralladura de naranja, más el picante del peperoncino. Apenas para arrancar.
- El pulpo con almendras tostadas (por lo cual hay toques ahumados) en aceite de oliva y cítricos.
- Y las albóndigas de res con salsa napolitana y queso ricotta.
De las pastas:
- Todas… Sí, todas hechas en casa: pappardelle, ravioli, fetuccini, gnocchi, tortelli, spaghetti, penne, linguini, entre otras, con combinaciones clásicas y otras no tanto.
- He probado cuatro pastas y todas me parecieron de muy buen nivel: el exquisito linguini con almejas, papada de cerdo y chiles (por eso es que dicen que es italo-americano); el spaghetti de trufas; los sabrosos torteli de cerdo estofado en salsa al vodka; y los sobrios ravioles de ricota.
De las carnes:
-La porchetta, que viene servida con un pedazo de lomo de cerdo más la piel de la panza del cerdo, brócoli y unas papas en anillos salteadas en ajo. Y, de paso, ¡ojo al panini (sánduche) de porchetta! ¡Tremendo!
Como siempre sucede con los restaurantes de la sociedad Castaño-Giraldo, atienden bien, el ambiente es agradable, los precios corresponden a lo que sirven (ni barato ni caro) y el nivel de la comida está bien.
Y tranquilos que aquí no hay demasiadas sorpresas. Apenas algunos toques que “saltan el charco” entre Europa y América, pero que conservan la misma teoría de la cocina italiana: la simpleza lo es todo.
Emilia Grace
Calle 65 n.° 4A-51, Bogotá. Tel.: 805 1386.
MAURICIO SILVA
Columnista de CARRUSEL