Voy y vuelvo | Bogotá no se está muriendo

No le salió bien al Gobierno Nacional su última andanada contra el metro de Bogotá. Es más, los reclamos del presidente Gustavo Petro por el impacto que tendría para la ciudad la obra más importante que se ejecuta en el país actualmente terminaron develando algo más grave: la falta de respaldo del Ejecutivo a varias iniciativas de corte social para los bogotanos.

No cabe duda de que el metro genera simpatías y antipatías. Pero las encuestas muestran que mayoritariamente los ciudadanos están con el metro. Que la obra se ha convertido en motivo de orgullo para la gente. Y que, según centros de pensamiento serios, el devenir de la ciudad en términos de desarrollo será positivo. A otro sector le parece que el choque urbanístico será evidente y que alternativas como el tren subterráneo habrían tenido más lógica.

Ahora que el proyecto llega al 50 por ciento de su ejecución, bien vale la pena insistir en zanjar el debate que de cuando en cuando revive el Presidente. Porque, entre otras, ya lo apoyan y defienden connotadas figuras cercanas al primer mandatario, como el expresidente Samper y la exalcaldesa y hoy senadora Clara López. ¿Y por qué lo hacen? Porque, al contrario de lo que haría un populista típico, para quien lo que importa es el manejo del poder y no la proximidad de la verdad, Samper y López se apegaron a los hechos, visitaron la obra, preguntaron, recorrieron el viaducto y llegaron a la conclusión de que lo que conviene es remar todos para el mismo lado.

En medio de la nueva ofensiva del jefe del Estado, como bogotano dolió oírle decir que Bogotá ha empezado a morir. O que nos estamos bañando con totumadas de agua por efecto del racionamiento. No. Bogotá está más viva que nunca. Es hoy por hoy la capital del entretenimiento. Casi un billón de pesos produjo por venta de boletas para distintos espectáculos el año pasado, entre conciertos, festivales, música, arte. ¿Eso es estar moribunda?

En otros aspectos, tiene la segunda flota más grande de transporte público no contaminante de América Latina. Y si el Gobierno ayuda, como bien dice el Presidente, será la primera. ¿Eso es estar moribunda? Bogotá es hoy por hoy la principal generadora de empleo del país. Solo el metro está dando trabajo a más de 10.000 hombres y mujeres en este momento. ¿Eso es estar moribunda?

La pobreza monetaria y la pobreza extrema muestran una tendencia a la baja desde 2021. La multidimensional pasó de 7,5 a 3,6 por ciento, según el programa Bogotá Cómo Vamos. Actualmente, la ciudad tiene una movilidad más sostenible, ya que la proporción de viajes a través de medios limpios pasó del 67 al 70 por ciento y se prevé que en poco tiempo llegará al 74 por ciento. ¿Eso es una ciudad moribunda?

Por otro lado, no es verdad que Bogotá se vaya a quedar sin agua. Según el alcalde Galán, hoy Chingaza tiene algo más del 40 por ciento de su capacidad y el racionamiento mal que bien ha contribuido a un ahorro sustancial del líquido, equivalente a 37,5 millones de metros cúbicos. ¿Eso es estar moribunda? Todo esto sin mencionar que el gobierno distrital y los bogotanos, con nuestros impuestos, hemos asumido tareas que le corresponden al Gobierno central y que ha detallado el mismo alcalde, entre ellas recursos para universidades públicas superiores a los 500.000 millones de pesos, para que se pueda atender su infraestructura y equipamiento. ¿Sabían eso los estudiantes que salen a protestar y a romperlo todo? ¿Es eso tener una ciudad al borde del colapso?

Sí, tenemos problemas de seguridad, 900 frentes de obra que vuelven un infierno la movilidad y crímenes fruto del asentamiento de organizaciones criminales con las que el Gobierno ha querido entablar diálogos de paz con poco éxito. Y nuestra historia reciente está plagada de momentos difíciles: las bombas del narcotráfico, el ataque al club El Nogal, el asesinato de Garzón, la muerte de jóvenes policías, violencia intrafamiliar... Pero hemos intentado superarlas y esa es una brega de todos los días. Tenemos retos grandes como el cambio climático, el envejecimiento o la oleada de migrantes. Pero las ciudades en general superan las crisis, porque ellas y quienes las habitan tienen una increíble capacidad transformadora. Como lo señala Ben Wilson, las ciudades son “entidades capaces de resistir, de adaptarse, de sobrevivir y responder ante cualquier desastre...”. Y así es Bogotá.

ERNESTO CORTÉS FIERRO

Editor General

EL TIEMPO

@ernestocortes28