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Quetame: así fue la dramática búsqueda de las víctimas de la avalancha
Dos días completan las labores de rescate en la vereda Naranjal. Hay 20 muertos y 9 desaparecidos.
Las 11:15 de la noche y una vez más la fuerza de la naturaleza golpeó a Cundinamarca. Dos noches han pasado desde que una creciente de la quebrada Naranjal prácticamente borró del mapa una vereda, que lleva el mismo nombre, ubicada en el municipio de Quetame.
A esa hora, las 32 familias que habitaban esta zona del departamento sintieron cómo un golpe repentino de agua tumbó paredes y techos, arrastró con pertenencias que costaron años de trabajo y sepultó la vida de al menos 20 personas.
Quizá lo que vivieron los quetamenses esa noche fue una de las tragedias más grandes de la historia reciente del departamento y así lo confirmaron las cifras de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, que señaló que entre enero y el 17 de julio de este año, en Cundinamarca, hubo 11 fallecimientos, mientras que está sola tragedia ya elevó su saldo a 20.
Para los que sobrevivieron a la tragedia de esa noche significó “perderlo todo”. La mañana del 18 de julio, cuando la lluvia paró por un momento y la neblina se disipó, brotaron las primeras imágenes que dejaban al descubierto la magnitud de los hechos. El primer reporte de la emergencia también llegó por la mañana.
Se creó un PMU para monitorear el terreno y para las labores de rescate. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
“Hemos visualizado seis personas fallecidas, pero debido a las fuertes lluvias y la poca visibilidad no los hemos podido rescatar”, señaló el capitán de Bomberos Álvaro Farfán.
“De la finca de mi mamá solo quedó en pie la casa. Mi hermana perdió todo, su casa y su tiendita. Perdimos a todos nuestros vecinos, ellos sí se nos fueron todos. Es muy horrible saber que esa noche me fui temprano para Limoncito porque estaba lloviendo muy duro, y cuando regresé ya no había nada, mi mamá estaba en la clínica con oxígeno y mi hermano con las costillas rotas”, contó Luz Álvarez*.
Cuando llegó la avalancha se llevó íntegro todo. Perdí a los familiares, a mis cuñados y a mis sobrinos
Cuando el día avanzó fue más evidente el nivel del desastre. El lodo había sepultado por completo la vereda. Solo quedaron dos casas en pie. Dos escenarios hacían el trabajo de rescatistas más difícil: las lluvias que no cesaban y el evidente dolor en la cara de quienes esa mañana llegaron a buscar a sus “muertos”, como lo dijo Carlos Arturo.
A este hombre solo le dijeron: “Encontramos el cuerpo de una mujer de edad, quizá sea su suegra”, luego, “encontramos un niño, puede ser un nieto”, y así fue recibiendo la noticia de que toda su familia había muerto en la noche.
“Me fui para Guayabetal y ellos me dijeron que los dejara en la casita. Cuando llegó la avalancha se llevó íntegro todo. Perdí a los familiares, a mis cuñados y a mis sobrinos”, dijo.
El conteo de fallecidos siguió subiendo y con cada hora que pasaba se encontraban más y más cuerpos entre los escombros y el barro, casi como estatuas congeladas por las horas. Un nuevo reporte del capitán: “A esta hora adelantamos el rescate de los cuerpos, por desgracia ya son ocho los fallecidos”.
Rescate de los cuerpos en Quetame. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
El presidente Gustavo Petro, desde San Andrés, dijo que lo que había ocurrido en Quetame obligaba a un diálogo entre alcaldes y gobernadores para “ordenar el territorio alrededor del agua y liberar los espacios en los POT de los municipios. Alcaldes y alcaldesas deben priorizar este principio”, señaló al mismo tiempo que extendió un sentido pésame a las familias de las víctimas.
A la par reaccionaron otros mandatarios y autoridades, todos con voces de alerta, pues el desastre no solo seguía cobrándose vidas debajo del barro y el invierno, sino que encendió alarmas en otros frentes: la vía al Llano cerrada, los precios de los tiquetes aéreos entre Bogotá y Villavicencio disparados y la declaratoria del gobernador del Meta sobre la calamidad pública en otros ocho municipios y emergencia en siete.
Tan solo ayer, los bomberos evacuaron dos veces a socorristas y población restante por alerta de nuevas avalanchas. “Mi cabo, mi sargento, avisarles a los que están abajo en el puente que viene bajando una avalancha grande por la quebrada Negra y va a pegar en el fluido contador, viene por Fibrote. Acabó de pasar”, se escuchó el reporte del radio de los Bomberos de Cundinamarca.
Estamos monitoreando el aumento del caudal del río, estudiamos la posibilidad de una nueva evacuación
Todo es una carrera contrarreloj en Quetame; el invierno no da tregua y hay que seguir recuperando a las víctimas. Mientras avanzan los bomberos también aparecen más testimonios. “Yo corrí con mi hija y mi nieto por la montaña. Subimos sin mirar, solo corrimos. Perdí mi casa y mi negocio, mis 14 marranos y 38 gallinas, no sé qué voy a hacer, porque aquí estaba mi vida”, dijo, entre lágrimas, Elvilia Carrillo.
Ante la crisis, provocada por el invierno, el presidente Petro advirtió que “el peligro no ha cesado” y que se dispuso de dinero y cinco aviones para “lograr vuelos que permitan construir un puente aéreo entre Bogotá y Villavicencio y la instalación de puentes metálicos de forma rápida”; esto, teniendo en cuenta que de los dos puentes instalados en esa zona de la doble calzada de la vía al Llano, uno se cayó y el otro quedó con serias afectaciones.
El ministro de Transporte, William Camargo, dijo que la vía puede estar cerrada entre dos y tres semanas más.
El peaje cercano al municipio también se vio afectado por la emergencia. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
En el cierre del segundo día de labores de rescate la situación no mejoró. De nuevo el capitán de bomberos dio un reporte. “A la hora ya tenemos un saldo de 20 personas fallecidas, 29 viviendas y familias afectadas y un saldo de 62 personas víctimas de la tragedia”.
La lluvia seguía haciendo de las suyas y de nuevo una alerta, pero esta vez sobre el cauce del río Negro. “Estamos monitoreando el aumento del caudal del río, estudiamos la posibilidad de una nueva evacuación”, dijo el capitán, al tiempo que la incertidumbre de los habitantes de las 50 casas que todavía están en zona de riesgo aumentaba por el temor de una noche más de lluvias.
Por ahora, el sector está desolado, los sobrevivientes son atendidos por las gobernaciones del Meta y Cundinamarca, algunos se niegan a dejar los restos de sus casas, amigos, vecinos y familiares, y otros aguardan en hoteles de Puente Quetame por noticias de los que aún no se han encontrado. La región, de nuevo por invierno y por afectaciones de la vía que de Bogotá conduce a Villavicencio, se encuentra totalmente desconectada.
‘Corrimos por la montaña con mi hija y mi nieto, pero igual lo perdimos todo’
“Nano nos jaló a mi hija, a mi y a mi nieto. Nos fuimos por arriba de la montaña mientras el agua se llevaba todo y vimos cómo se caían las casas”, contó Elvilia Carrillo, quien perdió a su madre, hermanos y sobrinos en la tragedia.
Yo tenía un negocio de frutas y verduras y se lo llevó el agua. Mi casita la perdí, ahora no sé qué viene para nosotros
“Yo tenía un negocio de frutas y verduras y se lo llevó el agua. Mi casita la perdí, ahora no sé qué viene para nosotros, se me fueron 14 marranos, mis pollos y mis gallinas”.
Esta mujer ahora espera a que los cuerpos de sus familiares sean identificados para darles santa sepultura. Por ahora, esta refugiada con sus hijos en Puente Quetame y ayuda en las labores de rescate.
‘El perro con sus ladridos fue el que nos ayudó a salir hacia la montaña’
Héctor y su esposa salieron vivos de la emergencia gracias a su mascota. “Nosotros estábamos en la habitación escuchando la quebrada y cuando sentimos fue el golpe. Cuando salimos todo era lodo y piedras y estábamos desubicados.
El perrito con sus ladridos nos guió para salir a la montaña”. Cuenta Héctor que cuando salieron en medio de la tragedia el perro los guió con sus ladridos hasta la falda de la montaña por donde tenían que escalar para poder salvarse.
“Llegamos donde unos vecinos en la parte alta de la vereda y ahí nos refugiamos. A las 2 de la mañana alertaron de una nueva avalancha y tuvimos que correr de nuevo”.
Héctor y su familia se salvaron gracias a su mascota. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO