Se prohibirá la explotación comercial y turística de animales en Bogotá

El reciente caso de una llama usada como atracción turística que presuntamente se desplomó en el centro de Bogotá encendió las alarmas de las autoridades con respecto a las condiciones en las que se encuentran animales como llamas, perros, gatos e incluso palomas con las que se lucran algunos comerciantes informales. 

El pasado 24 de diciembre, Luna, una llama utilizada para atraer turistas nacionales y extranjeros, apareció en un video de redes sociales acostada en el suelo. Aunque los primeros reportes en redes sociales afirmaban que el animal había muerto o se había desplomado del cansancio, lo cierto es que días después las autoridades confirmaron que se encontraba con vida.

Y aunque el dueño de Luna explicó que la llama solo se acostó a descansar mientras él almorzaba, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (Idpyba) sí retuvo preventivamente a la llama luego de emitir un concepto desfavorable en sus condiciones de bienestar.

En un operativo liderado por el Escuadrón Anticrueldad y el equipo de Granja del Idpyba, se realizó la valoración médico-veterinaria integral de la llama que presuntamente había colapsado cerca de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Además, durante el operativo también se evaluó a Princesa, otra llama presente en el lugar. Los dos animales domésticos fueron trasladados a un centro de cuidado y rehabilitación.

De manera inmediata este hecho generó indignación entre los ciudadanos y las autoridades encendiendo el debate sobre la prohibición del uso de animales que, en algunos casos, son explotados mientras los exhiben en parques, plazas y vías públicas para entretener visitantes.

Cabe recordar que en Colombia no existe una normativa que prohíba el uso de estos animales con fines comerciales o turísticos. Se han realizado algunos acercamientos que persiguen este objetivo, pero todavía se autoriza que animales domésticos puedan usarse en actividades comerciales de exhibición.

La ley 1638 de 2013, por ejemplo, prohíbe el uso de animales silvestres en circos fijos e itinerantes en todo el país, pero todavía deja por fuera especies domésticas. Por su parte, el que expertos sí reconocen como uno de los mayores avances fue la ley 1774 de 2016, que reconoció por primera vez a los animales como seres sintientes que deben recibir especial protección contra el sufrimiento.

El Concejo de Bogotá expidió en 2020 el acuerdo 765 que dictó medidas especiales para que en la ciudad se garantice la protección y bienestar de los animales domésticos en actividades productivas. No obstante, nuevamente la prohibición únicamente dejó por fuera a los animales domésticos, que sí podrían ser utilizados para realizar tareas en beneficio del ser humano, entre ellas, la exhibición. Eso sí, debía contar con la debida autorización legal.

El Idpyba quedó como la entidad que competente para verificar las condiciones de salud y bienestar de los animales domésticos usados en actividades como el turismo, entre ellos las llamas.

Y aunque esta es la normativa que rige actualmente, desde el distrito consideran que podría ser insuficiente para garantizar el bienestar de animales de este tipo que son usados en reconocidos lugares como la Plaza de Bolívar, el parque Santander, la carrera Séptima, entre otros.

De acuerdo con Gustavo Quintero, secretario de Gobierno, por instrucción del alcalde Carlos Fernando Galán, desde ya se adelanta un decreto que permita regular el uso con fines comerciales de animales en el espacio público y privado, puntualmente en actividades turísticas.

“Queremos evitar que las llamas sean utilizadas con fines comerciales en la Plaza de Bolívar y buscamos ampliarlo a toda la localidad de La Candelaria. No queremos permitir que turistas se tomen fotos con estos animales que están expuestos muchas horas al día y no tienen los cuidados adecuados”, le dijo Quintero a City Tv.

En principio se están realizando reuniones con distintas instituciones del distrito como el Idpyba, la Secretaría de Gobierno, el Instituto Distrital de Turismo y las alcaldías locales para redactar un decreto que próximamente será expedido por la Secretaría Jurídica. Las autoridades esperan que esa normativa pueda salir durante el primer trimestre de este año.

Y es que esta situación no sería aislada, sino que se trataría de un mismo grupo de personas desplegadas en distintos focos turísticos del centro de la ciudad buscando que turistas interactúen con la llama y paguen para llevarse un recuerdo.

Son cerca de ocho llamas que a diario son llevadas a puntos como Monserrate, la Plaza de Bolívar o frente al Museo del Oro y que permanecen durante extensas jornadas de pie y cargando niños que desean tomarse una foto con ellas. Además, una fuente cercana a la actividad comercial del centro de Bogotá le explicó a EL TIEMPO que incluso tienen campaneros que les alertan de puntos donde se encuentran gestores, funcionarios y policías realizando controles a los animales, con el fin de evadirlos y evitar sanciones.

La normativa indica que debe garantizarse un espacio de al menos 10 metros cuadrados por individuo para moverse y pastorear, así como una dieta adecuada con forrajes de calidad y suplementos nutricionales. El incumplimiento de estos requisitos puede generar estrés y comportamientos reactivos en el animal.

Y aunque las llamas solo son el caso más visible, las autoridades buscan regular otros casos de maltrato animal y explotación comercial de animales domésticos. Por ejemplo, se han identificado casos de sujetos que visten o disfrazan de manera jocosa gatos o perros para lograr que visitantes se tomen fotos y les den algunas monedas en el Chorro de Quevedo o la carrera Séptima.

Este mismo año se conoció la denuncia de un perro de raza Pitbull que era disfrazado con una chaqueta y un sombrero mientras permanecía completamente inmóvil simulando ser una estatua. A su lado estaba el dueño y una caja que usaba para recaudar dinero. Este caso de explotación comercial resultó en la recuperación del perro, al que se le evidenció un alto grado de desnutrición y malestar emocional.

Lo mismo ocurre con las famosas palomas de la Plaza de Bolívar, las cuales son alimentadas por turistas con maíz que venden comerciantes informales. Esta actividad busca ser acabada por esta istración distrital, argumentando que puede tratarse igualmente de un aprovechamiento de los animales enmarcado en dinámicas de maltrato.

Aunque el decreto no saldrá en los próximos días, desde ya algunas entidades empiezan a fortalecer operativos e iniciativas que buscan evitar la explotación de animales en el contexto turístico de la ciudad.

El Instituto Distrital de Turismo (IDT) lanzó la campaña de sensibilización “Los animales no son atracciones turísticas” con la que busca desalentar las actividades que impliquen su explotación.

“Reiteramos nuestro compromiso con un turismo responsable y enviamos un mensaje claro: en Bogotá no es aceptable el uso de animales en actividades turísticas. Nuestro objetivo es posicionar a la ciudad como un destino turístico inteligente, donde la sostenibilidad y la protección animal son pilares fundamentales,” afirmó Andrés Santamaría, director del IDT.

Esta estrategia incluye la pedagogía a locales y turistas sobre la importancia del bienestar animal y las alternativas turísticas.

Además, se instaló una mesa técnica interinstitucional que reforzará los operativos que evalúen las condiciones en las que se encuentran estos animales en contextos turísticos. Se intervino a más de 50 prestadores del servicio turístico durante la primera jornada para desincentivar este negocio.

NICOLÁS DÍAZ MALPICA 

Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO