La pesadilla del robo de bicicletas no es un tema exclusivo de los ciudadanos: este dolor de cabeza también le tocó a Muvo Bikes, el sistema de bicicletas compartidas de Bogotá.
Muvo, a la fecha, cuenta con 1.200 bicicletas para préstamo. En toda su historia, les han hurtado varias bicicletas. Solo en el ùltimo año la cifra asciende a 70; pero, históricamente, son más de 130 bicicleta las que no han podido recuperar. Eso es un golpe duro para este modelo de negocio que fue pionero en la ciudad.
Sin embargo, este 2020 se encontraron con un avanzada modalidad de hurto.
"Encontramos que los delincuentes ofrecían nuestras bicicletas en páginas de Facebook o en plataformas. Pero para camuflarlas, las pintaban de negro, les ponían calcomanías y las revendían por cerca de un millón de pesos", cuenta Daniel Otero, CEO y co-fundador de Muvo, quien asegura que esto no se trata de delincuencia común, sino de bandas delincuenciales especializadas en reconocer las bicicletas y su valor, desactivar los sistemas de seguridad y venderlas en perfiles falsos de redes sociales para evitar ser atrapados.
Cada una de estas bicicletas, por ser de tipo eléctrico, puede costar entre 2 y 3 millones de pesos: un botín atractivo para la delincuencia, pero también un esfuerzo de adquisición enorme para esta empresa.
Precisamente, para mitigar estos robos, Muvo tiene varias estrategias. La primera es que los marcos de sus bicicletas son únicos. "Así, por más que las pinten y les pongan calcomanías, sabemos que son las nuestras", apunta Otero.
La segunda consiste en instalar unos GPS a las ciclas para rastrearlas. Y, además, han logrado que s y talleres les reporten que han encontrado o visto sus bicicletas en internet.
"De estas que están pintando, hemos recuperado cuatro bicicletas y hemos tenido apoyo de la Policía. Todas tienen su denuncia, pero ninguna ha terminado en proceso judicial", dice Otero, "en este país un robo de bicicleta no es grave, rara vez termina en cárcel. Mientras no haya castigo por esto, habrá un incentivo para que los delincuentes lo sigan haciendo".
Lo preocupante es que, así como esta empresa privada ha sufrido golpes por el hurto, es muy probable que el futuro sistema público de bicicletas, que está en estructuración desde el Distrito, pase por lo mismo.
"No hay una fórmula mágica para evitarlo. Creerìa que hay varias formas. Por parte de las empresas, hay que ponerles tecnología de rastreo a las bicis. Pero, del lado del Distrito hay una tarea desde Secretaría de Seguridad para identificar las bandas y hacer trabajos de inteligencia que permitan judicializar los hurtos", comenta Otero. Sin embargo, ite que este es un problema que atraviesan, si no todos, la gran mayoría de sistema de bicicletas en el mundo. La clave, dice, es que los hurtos no lleguen a afectar la viabilidad de los negocios.
Si usted ha visto alguna de las bicicletas hurtadas de Muvo puede reportar en
@muvobike o al teléfono 3053128972.
El panorama internacional
La prensa internacional ha registrado cómo el hurto ha puesto contra las rejas a los sistemas de bicicleta compartida.
Forbes, por ejemplo, relató cómo la empresa china Mobike, una de las gigantes del bike share, perdió más de 200.000 de sus bicicletas en medio de robos o vandalismo en 2019. Esto debilitó a la compañía.
BBC también reportó cómo en Sheffield (Inglaterra), en 2018, la empresa OFO tuvo que lanzar una estrategia de bloqueo y desbloqueo de bicicletas y crear una línea telefónica para denunciar el vandalismo. "Estamos decepcionados de que los vándalos decidan estropearlo todo para los demás", dijo Joseph Seal-Driver, de OFO. Ese año, OFO tuvo que dejar varias ciudades para salvar el modelo de negocio.
En 2018,
The Guardian, citando a AFP, contó cómo Gobee.bike tuvo que salir de Francia por los robos y vandalismos a los que estuvieron sometidas sis bicicletas. "En diciembre y enero, la masiva destrucción de nuestras flota se volvió el entretenimiento de algunos individuos", aseguró la empresa que, según sus cuentas, perdió más de 1.000 bicicletas y vio cómo otras 3.400 fueron vandalizadas en el país.
Y así se podría seguir enunciando ejemplos. Pero hay quienes están trabajando por mejorar el panorama. Por ejemplo, CoMoUK (Collaborative Mobility UK), que asesora el desarrollo de modos compartidos de movilidad (bike share, car clubs, ride share, medios por demanda, entre otros) cuenta con el documento
Guidance on the reduction of vandalism in bike share schemes, que da una guía básica para prevenir el daño a los sistemas compartidos de bicicletas.
CoMoUK habla de prevenir desde la planeación del sistema: analizando el contexto donde se van a mover las bicicletas, considerar ubicarlas junto a otros sistemas de transporte, construir relaciones previas con la Policía y las autoridades. También mencionan la importancia de contar con buena tecnología: como rastreadores GPS, uso de cámaras, verificación de las app, entre otros aspectos. Pero, sobre todo, invita a hacer trabajos previos con la comunidad para promover la apropiación y cariño por el sistema.
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ANA PUENTES