Estas son las obras para repoblar con aves nativas el río Bogotá

El sueño de ver convertido el río Bogotá en un espejo de agua con vida cada vez está más cerca. A las obras de recuperación hidráulica que realizó la CAR Cundinamarca luego de la grave inundación de 2011, se sumarán ahora las de las llamadas zonas multifuncionales, que buscarán que el río se vuelva un sistema ideal para las especies de fauna y flora nativas y mejorar la capacidad de retención del afluente.

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Con ese fin, la corporación ambiental estará dando inicio en las próximas semanas a un contrato por 35.000 millones de pesos –adjudicado a principios de marzo– y que contempla adecuar cuatro áreas, que varían entre 16 y 48 hectáreas, ubicadas en los meandros Canoas-Indumil, Agamora y Vuelta Grande y el complejo de meandros y zonas bajas cercanas a los también humedales de Jaboque y La Florida.

Estas zonas estarán conectadas con el parque lineal que ya existe a lo largo de los 68 km que tiene el afluente en la cuenca media, en su paso por la capital, y que, de hecho, es donde el río recibe las mayores descargas de aguas residuales, las cuales se estiman en 17 m³ por segundo.

Precisamente, el objetivo de la ampliación de las Ptar Salitre y Canoas (se espera que este año se delante el proceso previo para la licitación de la megaobra) es que esos volúmenes sean vertidos al río luego de su tratamiento. Cabe recordar que estas plantas son la columna vertebral de la recuperación del río Bogotá.

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Los terrenos donde se realizarán las nuevas adecuaciones están localizados en Engativá, Fontibón y el municipio de Soacha, y fueron adquiridos por la CAR tras la histórica emergencia invernal de principios de la década pasada, como parte de las áreas para inundar de manera controlada en casos de fuertes crecientes. Esas zonas se encuentran dentro de las ZMPA (Zona de Manejo y Preservación y Ambiental).

“De esas zonas de inundación controlada vamos a coger cuatro y las vamos a poner un poco más bonitas, ya no como terrenos aledaños al río, sino que les construiremos lagos y sembraremos especies nativas, para que propicien que la biofauna se establezca”, explicó Amauri Rodríguez, asesor del Fondo para las inversiones ambientales río Bogotá de la CAR.

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El proyecto tendrá una duración de cerca de 2 años y su ejecución estará dividida en tres fases. Una primera incluye la adecuación de lagos, un vivero y la siembra de árboles nativos. La segunda contempla la construcción de ‘aulas ambientales’ que serán espacios para que instituciones de educación puedan hacer pedagogía sobre el río. La tercera fase tiene como propósito la instalación de mobiliario.

“Somos conscientes de que la mayor parte de la población asocia el río como una fuente hídrica muy contaminada, de la cual quiero estar muy lejos y ni de fundas irlo a visitar. Eso es lo que queremos empezar a cambiar, pero, de hecho, el río ya está cambiando”, dijo el asesor del Fondo para las inversiones ambientales del río Bogotá.

En efecto, en el río ya se viene realizando navegación pedagógica (hay dos embarcaderos, uno en Puente la Virgen y otro en la calle 80) y se quiere que en el futuro los sitios que serán intervenidos se conviertan en lugares para el avistamiento de aves. Así mismo, el parque lineal, donde se han sembrado 85.000 árboles, tiene un sendero de 50 km de longitud.

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Rodríguez explica que la idea del proyecto de zonas multifuncionales, que surgió de una consultoría con normas del Banco Mundial, es generar un ecosistema ideal para que vuelvan la avifauna y se tengan las especies que producen el alimento que ellas necesitan.

Pero, además, mejorar las condiciones paisajísticas y, por tanto, la apropiación ciudadana de este espejo de agua clave para la Sabana, toda vez que de allí se capta agua para el consumo de la ciudad y municipios, incluso de varias fábricas de productos de alto consumo.

“Por eso las llamamos áreas multifuncionales. Tienen el propósito de inundar controladamente, pero, a la vez, propiciar la recuperación del río, permitiendo que se generen espacios ideales para que la biofauna vuelva a establecerse en estos sectores”, insistió.

Sin embargo, lograr todo lo que se proponen los expertos de la CAR por sí solo no funcionaría como se espera sin que entren a operar las plantas de tratamiento de aguas residuales de Salitre (que va en más del 90 por ciento de ejecución) y Canoas, que está en proyecto. El objetivo es que estas Ptar traten las aguas contaminadas que son vertidas al río a través de los canales Fucha, Tunjuelo y Juan Amarillo.

La primera tiene capacidad para tratar el 30 por ciento de las aguas negras que produce la ciudad. Mediante interceptores que ha construido la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) se recogen esas aguas desde la calle 26 hacia el norte. La segunda Ptar (Canoas) tratará el otro 70 por ciento y a través de interceptores, que ya están construidos, se conducirán esas aguas hacia la margen del río, en jurisdicción del municipio de Soacha.

Simultáneamente a la adecuación hidráulica de la cuenca media, según la CAR, se ha avanzado en la recuperación de la cuenca alta, que recibe mucho menos aguas residuales. En esa zona se hará un proceso de compensación forestal.

Guillermo Reinoso Rodríguez

Editor de Bogotá

@guirei24