El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Bogotá se está haciendo a varias manos y con múltiples procesos a la vez. Ya estuvo el diagnóstico, ahora su formulación se adelanta a la par de varios comités regionales, ambientales y de planeación que buscan tener el proyecto listo para entregarlo lo más completo y sustentado posible para que los procesos y concertaciones sean ágiles y así poder presentarlo en marzo de 2021 al Concejo.
“El director de la CAR dice que la naturaleza del proceso no es que demore, sino que eso sucede porque no se llega con la información completa. Por el método y el trabajo que le estamos poniendo, con cerca de 60 servidores públicos y otros actores, le podemos garantizar a la ciudad que se podrá”, explica Adriana Córdoba, secretaria de Planeación, en entrevista con EL TIEMPO, y sostiene que para junio de 2021 Bogotá podría tener su nuevo POT.
Córdoba asegura que en esta carrera contra el tiempo, además, se escuchan las voces no solo de los ciudadanos que se han animado a conectarse con el proceso a través de siete canales de participación, sino con los habitantes de la región. Después de todo, este POT debe sintonizarse con dos procesos más.
Por un lado, con la armonización de los planes de ordenamiento de los 47 municipios de la cuenca del río Bogotá con su Pomca, proceso que se inició en marzo, y con la recién nacida Región Metropolitana.
¿Cómo va el proceso?
Ya tenemos un documento de diagnóstico de ciudad y 20 documentos por localidad con los que empezamos el proceso de participación el 7 de mayo. En simultáneo, vemos qué debemos ajustar. Eso va hasta el 30 de octubre.
¿El cronograma sí les da para tener el POT en junio de 2021?
Sí. Depende del método y del trabajo que le estamos poniendo. Creemos que ese trabajo previo que venimos haciendo con la CAR y los 47 municipios desde marzo nos va a llevar a ser más claros en la concertación. Además, nos estamos reuniendo cada ocho días con la comisión accidental del POT y la comisión accidental regional del Concejo y recibimos sus observaciones.
Por otra parte, cada 15 días estamos con el Consejo Consultivo Territorial, donde hay gremios, organizaciones sociales, ambientalistas y el sector público. También tenemos la comisión ciudadana de POT y la Cámara de Comercio, el Foro Nacional Ambiental y el Comité de Pactos Ambientales. Todo esto es para decir que estamos en una estrategia de mitigación de riesgos de temas en conflicto.
¿Qué se conserva del anterior proyecto de POT?
Del de 2019 tomamos el sistema de reparto de cargas y beneficios; del de 2013, la ruralidad y ambiente, y del 90, la mirada de relación con la región.
En esa evaluación, identificamos las cinco líneas estratégicas que va a tener el POT: la visión Bogotá Región, la adaptación a la crisis climática, la estructura ecológica principal, la ruralidad y un ordenamiento que priorice la vitalidad y proximidad. Esto último quiere decir que nos interesa lograr unas múltiples centralidades, una ciudad de los 15 y 30 minutos donde las familias puedan encontrar en un radio de 30 minutos un lugar de vivienda, un lugar de generación de ingresos, equipamientos de salud y a servicios y oportunidades de ocio.
¿Cómo hacer una ciudad de los 15 minutos en Bogotá?
Lo primero es decidir que ese sea el horizonte. Uno no encuentra lo que no está buscando. Es querer pasar de un urbanismo tradicional de grandes extensiones, usos y tratamientos por sectores a un urbanismo de proximidad y de acupuntura. Eso hace toda la diferencia para planificar un desarrollo Bogotá-Región y urbano-rural en el que la planificación y la ciudad persigan a las personas, no a los carros.
También es tener equipamientos, por eso hablamos del sistema distrital de cuidado, de tener distritos verdes y de espacios para el ocio y otros beneficios. Eso es algo que los sectores vulnerables no tienen... allí hay mayor contaminación, tiempos más largos de desplazamiento y hacinamiento.
Vamos a pasar a un urbanismo en el que la unidad de planificación va a ser el barrio. Hoy, con el decreto 190 (el POT vigente), tenemos 21 centralidades y 10 operaciones estratégicas, y muy probablemente vamos a tener que cambiar el número de planificación a muchísimas más centralidades.
¿En esa lógica entra el proyecto Ciudad Río?
En Ciudad Río no necesitamos promover un proyecto de vivienda, sino una unidad socioeconómica y urbanística que permite tener a la gente todo en ese radio de los 30 minutos.
¿Ese proyecto se mantiene o se transforma?
Se transforma. Lo mismo pasa con Lagos de Tunjuelo, todo se va a revisar bajo la luz de las cinco líneas del POT. Lo que sea de categoría superior es superior y la estructura ecológica principal es principal. La anterior propuesta de POT tenía una idea del medioambiente como parte del espacio público y no como ordenador del territorio.
¿Cómo ven los números de demanda de vivienda?
Lo que estaba en 2019 fue una proyección que se hizo sin tener el nuevo censo. Nosotros, en febrero, hicimos un convenio con el Dane para que ellos nos hicieran la proyección a 2035 de población, vivienda habitacional y composición del hogar. Con la respuesta del Dane vamos a poder tener mucho más clara la demanda de vivienda.
Había como 900.000 viviendas proyectadas en el POT de 2019 y, aunque nosotros aún no tenemos la proyección oficial, tenemos la información de que ese número se reduce de forma significativa. Esperamos que cuando lleguen las cifras veamos si, con la oferta de suelo que hoy tiene Bogotá, es posible cubrir esa demanda y, así, poder revisar los planes de crecimiento previstos.
Por ejemplo, Lagos de Torca es un tema de crecimiento ordenado. Con los promotores queremos lograr allí una de las centralidades de 30 minutos.
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REDACCIÓN BOGOTÁ
EL TIEMPO