‘Mi hija de 3 años me decía: ‘jardín feo, jardín no, abuela sí’’: madre de una de las víctimas en jardín infantil

“Mi hija de 3 años me decía: ‘jardín feo, jardín no, abuela sí’”, le relató a EL TIEMPO Margie Espinel, una joven madre de 26 años que lucha día a día por sacar adelante a sus dos pequeños, luego de que se encendieron las alertas porque algo había pasado en el jardín infantil a donde llevaba a su hija: el Hogar Infantil Canadá, sede F, un jardín operado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en la localidad de San Cristóbal.

Pronto esta situación pasó de ser una sospecha a ser una cruda realidad. Su hija y otros niños más habían sido abusados por Freddy Castellanos, docente del lugar.

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El martes 6 de mayo, luego de airadas protestas y plantones, gracias a una acción conjunta entre la Fiscalía y la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá, este sujeto fue capturado, y el 7 de mayo, un juez penal de control de garantías le impuso medida de aseguramiento.

En la sala se escuchó que las denuncias recibidas formalmente, las valoraciones hechas a las víctimas por un equipo especializado de psicólogos e investigadores y los dictámenes periciales del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses permitieron establecer que el hombre habría aprovechado su condición de cuidador para simular juegos con los menores de edad de 3 años que estaban a su cargo y someterlos a actividades de tipo sexual entre marzo y abril del año en curso.

Todo esto generó inmediatamente cambios en el comportamiento de dos niñas y un niño, y afectaciones a su integridad física y emocional, las cuales fueron detectadas por sus padres y luego fueron reportadas. Atónito, un fiscal de la Seccional Bogotá imputó a Castellanos Velasco los delitos de carnal abusivo con menor de 14 años y actos sexuales con menor de 14 años, las dos conductas agravadas. Los cargos no fueron aceptados por el hombre, pero el proceso sigue.

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Unos días antes, Castellanos era, para muchos, solo un profesor más en el hogar. Llegó al jardín hace pocos meses sin hacer ruido, como un rostro nuevo entre los pasillos, con un currículum discreto y pocas referencias. Nadie sabía mucho sobre él, pero en un sistema donde la urgencia por cubrir vacantes supera a veces la precaución, su presencia no levantó sospechas. Lo que nadie imaginaba era que, detrás de esa aparente normalidad, se escondía un hombre capaz de traicionar la confianza más básica: la que se deposita en quien cuida y forma a los niños. Castellanos no tiene antecedentes, pero según expertos en el tema de abuso no es una característica inusual en este tipo de agresores porque unas de sus estrategias es el bajo perfil. 

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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