Los hechos vandálicos que dañaron la protesta de las mujeres el 8M

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha clave para visibilizar los avances y los desafíos en la lucha por la igualdad de género. En Bogotá, la conmemoración estuvo marcada en su mayoría por actividades culturales, pedagógicas y de reivindicación de derechos organizadas por diversos colectivos feministas. Sin embargo, como en años anteriores, también se registraron actos de vandalismo que afectaron la infraestructura de la ciudad y generaron rechazo entre las autoridades y la ciudadanía.

Según voceros de TransMilenio, los corredores de la carrera 7.ª, el Eje Ambiental, la avenida Caracas y la calle 26 fueron los más afectados por el paso de las manifestaciones. Debido a esto, varias estaciones del sistema de transporte masivo debieron cerrar temporalmente. Entre ellas estuvieron Museo del Oro, Las Aguas, Universidades, Parque Tercer Milenio, Avenida Jiménez, Calle 22, Calle 34, Flores y San Felipe.

Además de estos cierres, se reportaron daños en la infraestructura de tres estaciones: Museo del Oro, San Diego y Calle 34. En estos puntos se registraron vidrios rotos y grafitis en paredes y torniquetes. También se vandalizaron cuatro buses con pintadas: dos del sistema troncal, uno dual y uno zonal.

El impacto de estos incidentes en la movilidad fue considerable. En total, 41 rutas de TransMilenio se vieron afectadas, 34 del servicio troncal y 7 del dual. Del componente zonal, 148 rutas fueron alteradas, con 74 paraderos omitidos, lo que dejó sin servicio a miles de pasajeros. Se estima que 36.948 s de TransMilenio y más de 503.000 del sistema zonal se vieron perjudicados.

A medida que la movilización avanzaba por el centro de la ciudad, también se registraron daños en establecimientos comerciales y edificios públicos. Varias fachadas fueron pintadas con grafitis y algunas vitrinas resultaron afectadas. En videos compartidos en redes sociales se observan imágenes de manifestantes rayando estructuras y golpeando puertas de negocios ubicados en la carrera 7.ª, especialmente entre las calles 22 y 26.

Este tipo de actos ha sido recurrente en las protestas del 8M en años anteriores. En otras ocasiones, eventos similares han dejado vidrios rotos en estaciones de TransMilenio, ataques a establecimientos privados y daños en monumentos históricos.

Uno de los hechos que más indignación generó fue la vandalización de la estatua de Luis Carlos Galán, ubicada en la plazoleta del Concejo de Bogotá. Un grupo de manifestantes pintó y prendió fuego al monumento en medio de la jornada de movilización, lo que despertó críticas desde distintos sectores políticos y ciudadanos.

El concejal Samir Abisambra expresó su rechazo y criticó la falta de respuesta por parte de la istración Distrital. “A esta alcaldía le quedó grande controlar los actos de vandalismo y exigimos respuestas al secretario Gustavo Quintero. Quedó en evidencia que no hubo coordinación, organización ni presencia institucional en el momento de los hechos”, señaló Abisambra.

El Concejo de Bogotá recordó que Luis Carlos Galán fue un líder que, desde 1979, promovió la igualdad de género dentro del manifiesto del Nuevo Liberalismo. “Vandalizar su imagen es tan absurdo como destruir la infraestructura y el patrimonio cultural de la ciudad”, afirmó el concejal David Saavedra.

Por su parte, la defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, también condenó la agresión al monumento y llamó a la reflexión. “El feminismo es una causa de derechos humanos: busca la igualdad, rechaza la discriminación y la violencia. No es justo ni coherente agredir el monumento que honra la memoria de Luis Carlos Galán, un hombre que fue asesinado por defender el Estado de derecho contra la corrupción”, manifestó.

Además, destacó que su asesinato fue un punto de quiebre en la historia del país, pues su lucha fue determinante en el camino hacia la convocatoria de la Asamblea Constituyente de 1991, la cual permitió la construcción de una Constitución con un enfoque más incluyente y garante de los derechos de las mujeres.

A pesar de estos hechos, la jornada del 8M en Bogotá contó con un amplio despliegue de equipos de mediación y seguridad. Más de 7.500 personas participaron en la gran marcha y en los 19 eventos organizados por colectivos feministas.

Para garantizar que las manifestaciones se desarrollaran de manera pacífica, la Secretaría de Gobierno implementó varias estrategias de prevención y acompañamiento. Durante la jornada, se desplegaron 119 gestores de diálogo y convivencia, 327 profesionales interinstitucionales, 350 unidades de diálogo y mantenimiento del orden y 105 grupos de fuerza disponible. Además, se contó con 27 delegados en el puesto de mando unificado para monitorear la situación en tiempo real.

Días antes de la movilización, la Secretaría de Gobierno lideró la Submesa de Género, un espacio de articulación con entidades distritales y organizaciones sociales para coordinar estrategias que garantizaran el derecho a la protesta pacífica y la seguridad de quienes participaban en las actividades conmemorativas.

“El compromiso de la istración Distrital es garantizar que las mujeres de Bogotá puedan ejercer sus derechos con libertad y seguridad. Desde la Secretaría de Gobierno hemos trabajado en acciones de prevención, articulación y acompañamiento que permitan que esta jornada se desarrolle en un ambiente de respeto y sin vulneraciones”, aseguró el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero Ardila.

A pesar de estos esfuerzos, las críticas hacia la istración Distrital no han cesado. El concejal Rolando González calificó la situación como un acto de vandalismo inaceptable: “El resultado de las marchas de ayer en el #8M no fue más que un deplorable acto de vandalismo. Así dejaron el #ConcejoDeBogotá. Esto no fue ninguna muestra de lucha por los derechos de las mujeres. Los responsables deben ser judicializados”.

El llamado a una protesta pacífica y respetuosa con el espacio público también fue reiterado por la Defensoría del Pueblo. Iris Marín Ortiz enfatizó la importancia de mantener la coherencia con los principios del feminismo y evitar que actos de violencia desvirtúen su propósito.

El 8M en Bogotá dejó, una vez más, un debate abierto sobre la manera en que se desarrollan las movilizaciones. Mientras miles de mujeres salieron a las calles con el objetivo de reivindicar sus derechos, pequeños grupos protagonizaron actos que afectaron la infraestructura pública y privada, lo que ha llevado a un llamado generalizado a replantear las estrategias de protesta.

El reto para futuras conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer será garantizar que el mensaje de lucha por la igualdad y la erradicación de la violencia no se vea opacado por hechos vandálicos. Tanto las autoridades como los colectivos organizadores tendrán la tarea de encontrar mecanismos que permitan que estas movilizaciones sean espacios de expresión pacífica y de transformación social sin afectar los bienes públicos y privados.

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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@CarolMalaver