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'Nuestros parques no tienen nada que envidiarles a los de Nueva York'
Pedro Orlando Molano, exdirector del IDRD, logró en 4 años intervenir 1.447 parques en Bogotá.
El cambio no puede ser más dramático. Un terreno, casi un potrero, es convertido en un moderno espacio de recreación y deporte, con pistas, piscinas y opciones para la actividad física y el entretenimiento. Así es hoy el parque Gilma Jiménez, en la localidad de Kennedy. Foto: IDRID
Pedro Orlando Molano, bogotano, de 47 años, fue nombrado hace cuatro director del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) por el alcalde Enrique Peñalosa. Al frente de un equipo integrado por 2.000 empleados, entre los cuales había técnicos con capacidad de instalar refinados equipos recreativos y deportivos importados de Estados Unidos o de Dinamarca, Francia, Alemania y España, desempeñó una labor verdaderamente de trascendencia.
Huérfano a los 6 años de edad por la muerte de su madre, Pedro Orlando, nacido en una modesta familia, tuvo que afrontar los rigores de la pobreza antes de seguir su carrera de arquitectura en la Universidad La Gran Colombia.
De niño vendía en las calles de Bogotá galletas, dulces y tarjetas de Navidad. Más tarde, para sostenerse, fue ayudante de construcción, mensajero, cajero de banco y hasta peluquero. Como director del IDRD, eludió sus vacaciones y llegó a trabajar con su equipo sábados, domingos y demás días feriados. Su empeño es lograr siempre lo que se propone.
Pedro Orlando Molano Pérez tiene 45 años y nació en Bogotá. Su madre murió de una apendicitis cuando solo tenía 29 años y él 6. Foto:César Melgarejo
¿Cuántos parques logró hacer o renovar en Bogotá?
Exactamente, 1.447, 60 de los cuales son completamente nuevos. Esto es una revolución. Ningún alcalde se había acercado a una cifra de estas. Además, hicimos 165 canchas sintéticas, cifra muy potente. Nueva York ha logrado en veinte años 187 canchas; nosotros lo hicimos en cuatro.
También hicimos realidad los llamados Centros de Felicidad, que son a la vez deportivos y culturales, templos para una vida sana con piscina olímpica, piscina recreativa, polideportivo, gimnasio, salones de danza y música, etc. En fin, centros de última generación.
A esto se suman los programas que tenemos en la calle: la recreovía, las ciclorrutas, las caminatas, etc. El nuestro es un proyecto superincluyente. No hay sector que haya quedado excluido. Tenemos gimnasio para los jóvenes a quienes les encanta hacer barras, gimnasios infantiles con módulos para niños y también para los que tienen discapacidad, y gimnasios para adultos mayores.
En Colombia nadie sabía de juegos. Nos tocó acudir a Nueva York, para que nos enseñaran cuáles son estos juegos especiales: los juegos de niños de 0 a 6 años, los juegos de 6 a 12 y en adelante, los juegos que fortalecen los brazos, las piernas y la estabilidad.
¿Qué incidencia han tenido los parques en la ciudad?
Hoy estamos en doce homicidios por cada cien mil habitantes, menos que Washington y Chicago y, por supuesto, por debajo de Medellín y Cali. Todo esto tiene que ver con el tema de los parques.
¿Qué experiencia tenía usted cuando llegó al IDRD?
Soy arquitecto; tengo una especialización en Gerencia de Construcciones y un MBA de la Universidad Politécnica de Cataluña. Yo había trabajado en parques en la primera istración del alcalde Enrique Peñalosa. De hecho, habíamos trabajado con Claudia López. Ella manejaba la acción comunal de ese tiempo y yo, un proyecto que se llamaba ‘Obras con saldo pedagógico’, proyecto que venía de Mockus, en el que se hacían obras con la comunidad como escaleras, andenes, salones comunales.
¿Es cierto que empezó siendo mensajero en un banco?
Yo estudié arquitectura de noche. Para mantenerme trabajaba de día como mensajero de un banco, luego me ascendieron a cajero, y eso me ayudó a pagar la carrera.
¿Cómo nació su relación con Enrique Peñalosa?
Yo lo conocí cuando él fue a dictar una charla en la Universidad La Gran Colombia, donde yo estudiaba. Imagínese para un estudiante de recursos limitados como yo oír a un señor hablando de transportes masivos, de ciclorrutas, de andenes, de parques. Yo me enamoré de ese discurso. Un día vi su campaña amparada con el lema ‘Por la Bogotá que soñamos’. Decidí acudir. Me recibió Claudia López, y empecé a trabajar con ellos. Cuando yo me fui a España, comenzamos a escribirnos. Inclusive, Peñalosa me dijo que hiciera parte de su lista para representantes a la Cámara. Desde entonces comenzamos a tener una estrecha relación. Montamos en bicicleta por lo menos dos veces a la semana. A veces salimos a montaña, fuera de Bogotá, en rutas de 70 kilómetros.
¿Cómo determina la función que debe cumplir un parque?
El parque es un sitio de encuentro por excelencia, sobre todo para aquellas personas que no tienen otros espacios donde acudir. Debe ser un lugar de integración comunitaria. Ahí es donde se encuentran los ricos, los pobres, los jóvenes, los adultos, los viejos, las personas con algún tipo de discapacidad. Ahí todos son iguales. Un buen parque es el que mantiene más personas en más tiempo. El parque es el sitio donde los papás llevan a sus hijos, donde los novios se dan besos, donde la gente lleva a sus mascotas, donde uno conoce gente. Ahí es donde se genera la sociedad.
¿Cuál es la diferencia entre un parque de recreación y uno de deporte?
Son dos conceptos distintos. En los parques recreativos, todos pueden participar; en cambio, los deportivos son escenarios dedicados a nuestros atletas de alto rendimiento. Pero debe haber parques para todos. Un buen parque es donde se mezclan la recreación pasiva y la recreación activa. El que tenga las mezclas de los dos es un buen parque.
¿Cómo logró semejante número de proyectos?
Básicamente por el apoyo del alcalde, que triplicó el presupuesto del instituto. Pasamos a manejar casi 2,2 billones de pesos. Ese presupuesto lo enfocamos en parques.
¿Cómo es su equipo?
Maravilloso. Aquí trabajan más de dos mil personas, cuatrocientas de las cuales se ocupan de la ciclovía. Pero, además, tenemos programas con más de 70.000 niños en tiempo escolar complementario, a los que les ofrecemos 35 disciplinas deportivas con profesores especializados.
Nuestra estrategia fue hacer pedagogía con los muchachos que usan las pistas de skate y BMX para que se las apropien y ellos mismos las cuiden
¿Todos los parques quedaron bajo su control?
Por instrucción del alcalde Peñalosa, todos debían tener el visto bueno del IDRD. Por eso, ahora son muy homogéneos. Todos fueron revisados por mí en su esquema básico.
Una labor agotadora...
En cuatro años descansé 12 días. Inclusive cuando me casé, en los cuatro días de luna de miel fui a visitar parques en México. Mi esposa no estaba muy contenta. En otros cuatro días de vacaciones me puse cita con los directores de parques de París y Barcelona y me fui a verlos. Aprendí mucho en esos viajes, y logramos imprimir parte de esa experiencia en los parques de Bogotá. Hoy, nuestros parques no tienen nada que envidiarles a los de Nueva York y París.
Sí, muchos se los habían tomado los vendedores y consumidores. Otros estaban llenos de escombros y basura. Entonces, con la Secretaría de Seguridad marcamos los 700 puntos más inseguros; después, cuáles de esos sitios tenían mayor población y cuáles tenían colegios cerca. Con esa matriz empezamos a intervenirlos, y gracias a ella llegamos a los sitios donde más se necesitaban.
¿Antes de ustedes hubo intervención en parques?
Sí, la primera vez fue hace 20 años, pero nunca nada como esto. La verdad, este ha sido el mejor trabajo que he tenido en mi vida. Ha sido una experiencia absolutamente maravillosa.
¿Qué hizo la istración Petro?
Él tenía que hacer 12 parques y no alcanzó a entregar sino tres.
¿Con qué estrategia logran evitar el vandalismo en los parques?
Nuestra estrategia fue hacer pedagogía con los muchachos que usan las pistas de skate y BMX para que se las apropien y ellos mismos las cuiden. La recreación y el deporte les cambian la vida a las personas.
¿Hubo oposición a la realización de estas obras?
De los 1.400 parques renovados, nosotros solo tuvimos oposición en tres. Uno de ellos fue el parque Japón. Quienes vivían en el entorno se oponían, argumentando un tema ambiental. Tumbamos tres árboles pero sembramos más del triple. No querían ver gente de otros barrios allí.
Ahora hasta sus hijos lo disfrutan. El parque Juan Amarillo también tuvo oposición. Un hombre se había apropiado de la zona y tenía allí un negocio de parqueadero. Se ganaba mil doscientos millones de pesos al año y lo tuvo por 20 años. Pero lo recuperamos.
Yo diría que tenemos casi todos: futbol, básquet, piscina. Se hicieron 10 pistas de patinaje, pistas de BMX, de skating y de atletismo. Todos los escenarios los arreglamos.
¿Cómo logró esto en tan poco tiempo?
Primero, la decisión del alcalde es lo más importante, porque nos dio presupuesto. Pero, además, contamos con un equipo apasionado, enamorado de los parques. Trabajábamos sábados, domingos y feriados. No parábamos nunca.
¿Qué piensa hacer ahora?
Por ahora me voy de vacaciones; ya se lo prometí a mi esposa. Quiero seguir trabajando en Colombia unos años más, ya sea en la nación o en la ciudad. Creo que podemos aportar mucho en la construcción de un mejor país, de una mejor ciudad. Todavía me quedan ganas de hacer cosas.
¿Han sido injustos los juicios a Peñalosa?
Totalmente injustos. Es un poco también culpa nuestra. No supimos comunicar sus logros. Además, él a veces dice las cosas un poco fuerte. Pero llegamos a los grupos objetivo, superamos con creces las expectativas y las metas. Después de veinte años, hoy el IDRD es la primera entidad del Distrito. Tenemos el 88 por ciento de favorabilidad. Los bogotanos reconocen que este instituto es una revolución por las ciclovías, los conciertos, todo lo que llevamos a los barrios, las clases grupales. Todos nuestros juegos son los mejores que hay en el mundo: daneses, ses, alemanes y españoles. El alcalde pidió que fueran así porque están certificados y tienen normas internacionales.