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Después de que se robaban 12 celulares, se iban para misa
'Los Envío' hurtaban bajo la modalidad de ‘cosquilleo’. Detalles de la investigación de la Sijín.
La mujer embarazada tomó un bus del SITP provisional, iba tarde para una cita de control que tenía esa mañana del martes 19 de febrero de este año.
En el trayecto miraba con insistencia la hora en su celular, verificaba la dirección del sitio a donde iba, respondía los mensajes de sus familiares que estaban atentos: ‘¿dónde vas?’, ‘ten cuidado’.
Eran las 7 de la mañana, hora pico, el bus estaba repleto. Cuando iba por la carrera 9.ª con calle 130 hacia el norte, notó que ya no tenía su celular, pero no supo en qué momento se lo sacaron de la chaqueta ni quién lo hizo. Se puso de pie, miró el piso, quizá se había caído; rebuscó en todos sus bolsillos, pero no estaba.
Un hombre, atento, de unos 50 años, le preguntó qué pasaba: “Me robaron el celular”, aceptó desconcertada. De inmediato, esta persona le sugirió que se bajaran del bus, pues había visto a un joven sospechoso que acababa de bajarse.
Ya en la calle, en la carrera 9.ª con 134, el hombre le prestó su teléfono para que llamara a su número de celular. Otra mujer, de unos 60 años, veía con desconcierto la escena, renegaba de la inseguridad de la ciudad y consolaba a la víctima, quien entre lágrimas llamaba a su celular, pero ya estaba apagado.
Todo lo que ocurría estaba siendo grabado en video. Detrás de ese bus iban cuatro agentes de la Sijín de la Policía de Bogotá, en motos, siguiéndole con cautela la pista a este hombre amable, quien en realidad era uno de los integrantes del grupo delincuencial ‘los Envío’, y a la mujer de 60 años, quien era la líder de la banda.
Este sería quizá el último robo de esa mañana. En el bus iban los otros delincuentes con el celular de la mujer embarazada.
Este fue el momento en el que delincuentes le roban el celular a la mujer en embarazo. Le ofrecen una falsa ayuda. Foto:Policía de Bogotá
Esta estructura, dedicada al robo de celulares a través del ‘cosquilleo’, estaba integrada por seis personas: cinco se subían al transporte público y el último se encargaba de comprar, arreglar y comercializar los celulares hurtados.
Identificar y capturar este tipo de grupos delincuenciales no es sencillo porque pasan desapercibidos, no ejercen violencia contra sus víctimas, pero impactan notablemente los indicadores criminales. ‘Los Envío’ se robaban 12 celulares al día.
Su manera de delinquir era siempre la misma: abordaban buses del SITP o del SITP provisional, nunca TransMilenio, y sus rutas favoritas eran las que transitaban por la avenida 68, la carrera 7.ª, la 30, la 9.ª, la calle 127, entre otras. Se subían cinco personas, dos se ubicaban en la parte de adelante del bus, dos en la parte de atrás y una en el medio, y actuaban como si no se conocieran.
Cuando veían un celular, porque lo sacaban para ver la hora, para escribir o para recibir una llamada, lo fichaban y a través de señas coordinaban sus acciones. Los delincuentes se situaban alrededor de la víctima y comenzaban a empujarla de forma leve y disimulada.
Uno de ellos, hábilmente, le sacaba el celular y se lo pasaba a otro de los ladrones, quien lo apagaba de inmediato. Dos de estas personas fingían estar indignadas con el hecho, convencían a la víctima para que se bajara del bus y le ofrecían una falsa ayuda. De esta manera, en un mes, podían robar más de 200 celulares.
¿Cómo los identificaron?
Una llamada anónima de un ciudadano alertó a la Sijín sobre un hombre que, al parecer, en la calle 13 con carrera 14, en el centro de la ciudad, estaría comprando celulares robados. Los detectives fueron hasta el sitio indicado, pero encontraron un almacén de venta de camisetas.
Sin embargo, lograron obtener la línea telefónica de esta persona y solicitaron a la Fiscalía autorización para interceptarla. “Se inicia el proceso de interceptación de líneas de un objetivo, que era el que les compraba a estas personas. Escuchábamos cuando le decían: ‘‘ya le llevo unas camiseticas bien bonitas, tenemos unos caramelitos”, empieza su relato uno de los investigadores que lideró el seguimiento a esta banda. Asimismo, explicó que estos términos eran los usados para describir los teléfonos robados. Las camiseticas eran de gama alta; los caramelitos, de gama media y los perritos, de baja.
Nos les pegábamos cuando llegaban a un punto a encontrarse, nos íbamos detrás y nos dimos cuenta de la cantidad de hurtos, cómo huían, la forma en la que engañaban a las víctimas
Con el transcurso de la investigación, los uniformados lograron interceptar las líneas de todo el grupo delincuencial, establecer que, en efecto, se trataba de una organización dedicada al hurto y ubicar sus lugares de residencia. Para recolectar el suficiente material probatorio y llevar ante un juez a estos sujetos, la primera decisión fue comenzar a seguirlos por las calles.
Los detectives, para no levantar sospechas, se movilizaban en sus motos personales. Llegaban a las viviendas de estos individuos a las 2 de la mañana a esperar a que salieran, ya que empezaban a hurtar desde las 4 hasta las 7:30 de la mañana.
“Terminaban cuando aseguraban que cada uno se ganara, mínimo, 150.000 pesos. Nos les pegábamos cuando llegaban a un punto a encontrarse, nos íbamos detrás y nos dimos cuenta de la cantidad de hurtos, cómo huían, la forma en la que engañaban a las víctimas; que invertían plata en taxis para escapar e irse a venderlos al centro. De lo que hurtaban dejaban presupuesto para el transporte del día siguiente”, cuenta el investigador de la Sijín.
En este video los investigadores captaron una víctima después de bajar del bus. Foto:Policía de Bogotá
Esta investigación duró cerca de ocho meses. Los detectives abordaban a las personas que bajaban de los buses sin sus celulares y recolectaban sus testimonios, se volvieron la sombra de estos delincuentes, incluso, se percataron de cómo, antes de cada jornada delictiva, los ladrones se reunían para rezar y persignarse, y cuando terminaban, en varias ocasiones, se iban para misa.
“Seguro iban a dar gracias. Es que estas personas decían que no le estaban haciendo mal a nadie. Que sí, que robaban, pero que no lastimaban a nadie”.
Cuando tuvieron la evidencia suficiente, los uniformados solicitaron una orden de allanamiento del establecimiento comercial de la persona que compraba los celulares. Notaron que la tienda de camisetas tenía una pared falsa, donde almacenaba la mercancía robada.
Este individuo, como el resto de los integrantes de la banda, tenía antecedentes judiciales. Todos fueron capturados, y aunque inicialmente no aceptaron cargos, los videos, las llamadas interceptadas y los testimonios reunidos terminaron por convencerlos de asumir su responsabilidad.
‘Los Envío’ fue desarticulada en marzo de este año y es la primera organización dedicada al ‘cosquilleo’ que se captura en Bogotá. Si bien el robo de celulares disminuyó, según cifras oficiales, en 4,9 por ciento entre enero y abril de este año, comparado con el mismo periodo del 2018, pasando de 20.945 a 19.911 casos, es decir, 1.034 menos, este delito es uno de los más difíciles de contener.
Se desconoce el número de estructuras dedicadas a esto, pero en testimonios de los capturados quedó en evidencia que son bastantes, aunque, por una cuestión de ‘honor’, no compartieron información de los otros delincuentes. “Yo me caí, pero no por eso voy a sapear a los otros”.
Esta es la segunda entrega del especial periodístico Bandas tras las rejas, en el que se explican las diferentes modalidades de robos que ocurren en Bogotá y las investigaciones que ha adelantado la Sijín de la Policía para desarticular algunas de las estructuras criminales responsables de cometer estos delitos. Lea aquí la primera entrega.