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Julián Esteban: ¿qué ha pasado un año después de la muerte del ciclista?
El 18 de julio, Colombia lamentó la muerte, en medio de un siniestro, del niño que iraba a Egan.
Homenaje a Julián Esteban este 17 de julio de 2022 en Zipaquirá. Foto: Condice a 50, vive al 100
Fernanda Torres aún se acuerda del día en que su hijo salió por todos los canales de televisión y los periódicos del país: el 27 de julio de 2019, el rostro de Julián Esteban, bañado en lágrimas al ver a Egan Bernal ganar el Tour de Francia, le dio la vuelta a Colombia.
“El profesor había citado a los niños de la escuela al parque de La Esperanza: se había instalado una pantalla gigante para ver a Egan. Yo estaba trabajando y también estaba viendo la transmisión. De repente, mis compañeras me dijeron: ‘ay, tan lindo su niño’. Cuando vi, era Juli llorando. Yo le pregunté por qué lloraba y él decía que era de la emoción. Era algo que él anhelaba, y él se veía ahí, se preguntaba ¿cómo será el día que yo llegue allá?”, cuenta Fernanda.
Pero Julián nunca llegó ni llegará a correr un Tour de Francia. Dos años más tarde, el 18 de julio de 2021, a sus 12 años, murió arrollado por un vehículo de carga en la vía Zipaquirá-Cajicá cuando entrenaba junto a su abuelo, Rafael Torres, y a un amigo de la familia, Guillermo Caicedo.
Julián Esteban Gómez, el niño que fue protagonista en el homenaje a Egan Bernal cuando ganó el Tour de Francia del 2019. Foto:AFP
Unos meses después, también falleció el abuelo. Según Fernanda, nunca se pudo recuperar de la pérdida de su nieto. “Compartían el 90 por ciento de su vida”, dice, y cuenta que fue el abuelo quien, a los 4 años, le regaló una Monareta a Julián y lo enamoró para siempre de la bicicleta: “Desde los 3 años, nosotros sacábamos a Julián a ciclovía: él iba en un triciclo, nosotros lo halábamos con una cabuya y él era feliz. Pero cuando vio que mi papá salía en su propia cicla a entrenar, dijo que él también quería montar”.
Luego, a los 5 años, comenzó a frecuentar los eventos de ciclismo en Zipaquirá, en la categoría de ciclomontañismo, y a los 10 se inició en el ciclismo de ruta.
Pero el 18 de julio, la carrera se acabó: “Yo me iba a trabajar. Dejamos el niño en la casa de los abuelos. Yo le dije: ‘Chao, papi. Juicioso y con cuidado, te amo mucho’. Fue la última vez que hablamos antes de esa llamada que nos acabó la vida”, recuerda Fernanda.
Ese 18 de julio empezó otra carrera para la familia Torres: el proceso judicial que hoy, 365 días después, no termina.
“No avanza en nada”, afirma Fernanda, y explica que la última audiencia fue el 10 de marzo. Ese día, el caso estuvo a punto de precluir. “La Fiscalía argumentó que no había suficientes pruebas. Mi abogado solicitó seguir estudiando el caso”, explica la mujer, y anota que su defensa aún no tiene el material probatorio del siniestro y que, un año después, no hay claridad de cómo fue el siniestro vial, por tanto, no se ha podido definir la suerte del conductor involucrado ni se ha dado una respuesta que ponga fin al proceso. “Solo sé lo que pasó por mi papá. Él contaba que el niño iba bien y que el de la mula les fue arrimando el vehículo. Lo que sabemos es que el conductor siempre estuvo consciente de que los ciclistas iban al lado de él”, afirma Fernanda. Hoy, dice, el hombre está libre.
Por ahora no hay fecha para una nueva audiencia. Los Torres son una de las familias que no han podido pasar la página –al menos la judicial– como víctimas de siniestros fatales.
Además, son una de las familias que lloran a uno de los 419 ciclistas fallecidos en siniestros viales en Colombia en 2019.
Poco antes de morir, el abuelo de Julián abrió una puerta para sanar: comenzó a estructurar la Fundación Julián Esteban, que busca apoyar a niños y niñas ciclistas. El 10 de diciembre de 2021 se hizo el lanzamiento y se entregó una bicicleta a un niño que también competía en la categoría de Julián y cascos y uniformes a otros pequeños ciclistas.
“Mi papá cuenta que Julián tenía muchos ideales y que decía que quería ayudar a la gente. Julián tenía muchos sueños y nos dejó aquí para ayudarle a construirlos”, afirma Fernanda, y agrega: “Al principio me ausenté con la fundación porque me costaba trabajar con lo que motivaba a mi hijo. Pero entendí luego que esta es una ayuda para ir adaptándose a su ausencia”.
Pero Julián también se hizo eterno: esta semana, el presidente Iván Duque sancionó la Ley Julián Esteban, o Ley 2251 de 2022, “por la cual se dictan normas para el diseño e implementación de la política de seguridad vial con un enfoque de sistema seguro”. Este proyecto, impulsado por la iniciativa Conduce a 50, Vive al 100 y La Liga contra la Violencia Vial, y con el apoyo del Global Road Safety Partnership, es un avance clave en materia de legislación para mitigar la fatalidad en las vías. Fernanda autorizó el nombre de su hijo para la ley y estuvo al tanto del proceso hasta que en junio se aprobó el proyecto en el Congreso “Me ha servido para crecer y creer que aún estamos a tiempo de luchar por los sueños de todos”, dice.
El mundo se perdió de la presencia física de Julián Esteban y de una promesa del ciclismo. Pero, gracias al esfuerzo de muchas partes, el país ha ganado una fundación que nace con la promesa de impulsar el ciclismo y una ley que lleva el nombre del niño de Zipaquirá que conmovió al país. Ahora, corresponde a Colombia honrar su memoria: que no se pierda una vida más en las vías.
El caso de Julián no es el único que no avanza en los juzgados o en el que no hay respuestas para los familiares. En 2017, el ciclista Gerardo Romero murió atropellado por una conductora en la vía a La Calera; cinco años después, el proceso sigue abierto. Y, en 2020, el enfermero Jesús Hernández, que se había bajado de su moto para atender a los heridos de un siniestro vial en la vía a Sibaté, murió junto a otro hombre al ser impactados por un conductor que registró grado 1 de alcoholemia; el culpable fue condenado a cuatro años y nueve meses de casa por cárcel por el delito de homicidio culposo agravado y, además, se le prohibió manejar por solo dos años.
Para Mary Bottagisio, directora de la Liga contra la Violencia Vial y una de las personas que más han trabajo por dar herramientas desde lo legislativo para garantizar la seguridad vial en Colombia, estos escenarios suceden porque “hay una falla social porque las muertes de siniestros viales son percibidas como si ‘le tocara’ a la víctima morir por el hecho de moverse y eso es algo que tenemos que romper: es como si un muerto en un siniestro vial fuera de menor cuantía que un muerto por arma de fuego”. Bottagisio, a su vez, indica que esto conduce a que el sistema no privilegie de la misma manera este tipo de casos, con un agravante: “Los derechos de las víctimas de siniestros viales quedaron por debajo de los del agresor. Desde que entra al sistema judicial, queda en estado de indefensión: al primero que debe convencer es al fiscal para el escrito de acusación pero ¿qué sucede?, que el fiscal lo presenta solo hasta que tenga el acervo probatorio. Y el recaudo de pruebas debe ser casi inmediato, porque los elementos se van diluyendo”.
Bottagisio, además, ha sido defensora de que ciertas conductas de riesgo en el tránsito no pueden ser consideradas como una infracción, sino como conductas delictivas, para prevenir y proteger a los actores vulnerables.
De otro lado, Tatiana Orjuela, abogada de la Universidad Manuela Beltrán, reconoce que “los procesos judiciales que se relacionan con siniestros viales tienden a tener un tinte de injusticia”. Afirma que esto sucede porque, en caso de fatalidad, suele tomarse el caso como un delito de tipo culposo y no doloso, es decir, “obedece a una conducta que por acción o por omisión al deber objetivo de cuidad produce un daño que puede llegar a ser fatal. Es como si no hubiese una responsabilidad directa, y sumado a esto tiende a ser más lento por la opción de reparación”.
Límites de velocidad: La velocidad máxima permitida en las vías urbanas del país será de 50 km/h; y la de zonas escolares y residenciales, de 30 km/h. En carreteras nacionales, la velocidad no podrá superar los 90 km/h (menos 4G). En vías de doble calzada sin pasos peatonales, la velocidad máxima será de 120 km/h.
Vehículos seguros: Actualmente, avanza otro proyecto de ley que busca que Colombia se acoja al acuerdo de Naciones Unidas de 1958 de vehículos seguros. El artículo 3 de la Ley Julián Esteban le ordena a la Nación elaborar, en un plazo no mayor a tres años, un cronograma para implementar el acuerdo.
Para los motociclistas: El artículo 9 establece 6 reglas para los motociclistas: deben ocupar un carril, el acompañante debe llevar casco y prenda reflectiva, deben usar direccionales, todo el tiempo deben ir con luces traseras y delanteras. Y dice que no se puede exigir que el casco lleve la placa de la moto en la que se va.
Mejores registros: Los artículos 10 y 11 ordenan consolidar un registro de fatalidades y lesiones en siniestros de tránsito. Además, “habrá un registro de parque automotor involucrado en siniestros viales con resultados de muerte o lesión”. También deben quedar bien registrados los sectores donde ocurran.
Diseños viales seguros: Será obligatorio que los diseños de las nuevas vías y los trabajos de mejoramientos incluyan elementos de disuasión de comportamientos de riesgo. Además, los diseños geométricos de vías deben cumplir con las especificaciones necesarias para que todos los actores viales estén seguros.