“Vas a cerrar los ojos y vas a inhalar, en el momento que inhales vas a pensar en todas las cosas buenas que te han pasado y lo que deseas que te pase. Cuando exhales vas a pensar en todo lo malo, y mientras se va el aire también se van esos problemas”. Estas fueron las palabras de la doctora de medicina alternativa a Sandra García, la paciente de 62 años que manifestaba dificultades de salud en la espalda.
Sandra presentaba síntomas de dolor por sucesos que vivió cuando era niña, según contó la médica, quien agregó: “Nosotros en la medicina alternativa bloqueamos esos vacíos que se generan; las agujas crean energía en esos vacíos y se curan esos dolores que se concentran en puntos específicos”.
Mientras tanto, afuera del salón de clases que fue adaptado como consultorio se presentaba algo curioso: largas filas de pacientes que se concentraron desde el primer día de la brigada de salud que tuvo lugar en el colegio José Celestino Mutis de San José del
Guaviare.
Ese fin de semana la institución educativa se vistió de centro médico, pues las aulas fueron ocupadas por especialistas de fisioterapia, medicina alternativa, otorrinolaringología, medicina general, odontología, optometría, pediatría y ginecología.
Los guaviarenses querían ser atendidos por ellos, pues les resultaba curioso este tipo de técnicas para curar sus dolencias, como por ejemplo la acupuntura, un procedimiento propio de la medicina alternativa.
La jornada se inició cuando un avión de la Policía Antinarcóticos aterrizó el pasado 29 de junio en el Guaviare con 24 médicos voluntarios.
Las personas empezaron a llegar al colegio; muchas de ellas ya estaban inscritas, pero otras eran asesoradas por el personal de la alcaldía local, pues en San José fueron 15 voluntarios más quienes también hicieron posible una brigada exitosa.
“Vine a la revisión de mi hijo, quiero saber que todo esté bien en él. La llegada de los doctores nos tiene muy contentos, pues cuando se necesita una cita con un especialista, uno debe trasladarse a otras ciudades”, compartió Angélica Pérez, habitante de San José.
Mateo Arjona, director de las brigadas que realiza la Fundación Alas en distintos puntos vulnerables del país, expresó que el objetivos de estas jornadas es brindarle a la comunidad todo el cariño posible, llevándoles salud a través de las manos de los voluntarios.
Y así fue como se atendió a 716 habitantes de San José, una comunidad que vive en invasión, gente que se ha desplazado por los problemas de violencia que han golpeado a esta zona del país.
La especialidad más demandada fue medicina general, en la que los médicos realizaron 148 consultas.
La Policía Antinarcóticos aprovechó el espacio para brindarles diversión a los hijos de las madres que estaban en consulta.
“Nuestra intervención se hizo con el fin de llevar a cabo actividades que fortalezcan las competencias ciudadanas, para que los niños puedan tomar decisiones acertadas en su vida y puedan decir NO en momentos indebidos”, manifestaron las autoridades.
La otra Colombia
Así llaman los voluntarios de la Fundación Alas a esos rincones de Colombia que con frecuencia son olvidados.
Entre los pacientes atendidos había presos de la cárcel municipal de San José. Este fue el caso de Gilberto Silva, condenado a 100 meses de cárcel por trabajar en cultivos ilícitos.
Silva asistió a la brigada en compañía de la Policía porque sufrió un infarto que le dejó secuelas. Mientras él esperaba su turno, describió su historia de cómo ha sido su vida en la cárcel.
“Lo que más extraño es mi familia y mi trabajo, yo soy campesino. De vez en cuando mi familia me visita, pues mis hijos viven en Bogotá y mi mamá ya está muy viejita”, contó Gilberto con una expresión triste en sus ojos.
La doctora que lo atendió comentó que las cárceles deberían asegurar un ambiente y un trato digno para la salud de los presos. Tanto Gilberto como madres cabeza de familia, adultos de la tercera edad sin muchas posibilidades económicas y desplazados, entre otros habitantes, fueron atendidos y medicados durante la jornada de casi tres días.
Esta brigada fue posible gracias a la Policía Nacional (Dirección de Antinarcóticos), EL TIEMPO Casa Editorial, el Ministerio de Salud, el Departamento para la Prosperidad Social y la Alcaldía de San José del Guaviare.
SARA DANIELA CAICEDO
REDACCIÓN EL TIEMPO ZONA