Bogotá: las localidades con más habitantes de calle; casi un tercio de ellos teme por su vida

Durante los últimos siete años, el número de habitantes de calle en Bogotá aumentó cerca del 10 por ciento. Ese dato se desprende del último Censo de Habitantes de Calle (HdC) que se realizó en 2024, liderado por Planeación Distrital y la Secretaría de Integración Social.

Gracias a este, se pudo establecer que en Bogotá hay 10.478 habitantes de la calle, que son aquellas personas que viven a la intemperie de forma permanente o transitoria, que conciben este espacio como su lugar de vivienda o habitación y que se asientan en sitios no convencionales como puentes, fuentes hídricas, estructuras en ruinas, parques, andenes, separadores, carretas, entre otros equipamientos urbanos.

Fue un trabajo arduo en el que participaron 599 personas. Los entrevistados tenían que autorreconocerse como tal, porque además se les preguntaba si en los últimos seis meses habían pasado al menos una noche en la calle. En total, respondían 42 preguntas entre las que se identificaban, decían en dónde habitaban, si tenían alguna condición de discapacidad, si consumían, entre otras temáticas.

Los resultados son determinantes para fijar a corto y largo plazo políticas públicas. Por ejemplo, según el censo, Los Mártires, Santa Fe y Kennedy concentran casi el 40 por ciento de esta población. El fenómeno se concentra principalmente en hombres entre los 29 y los 49 años. Y, además, nueve de cada 10 son hombres.

La mayoría de los habitantes de la calle que vive en la capital nacieron en Bogotá y comenzaron su trasegar ahí: un 63,56 por ciento; en otro municipio, un 25,37 por ciento y, en otro país, un 10, 65 por ciento. De estos últimos, un 96,7 por ciento es de Venezuela.

Llama la atención que el 95,6 por ciento no se autorreconoce en ningún grupo; el resto lo hace, en su orden, como negro, mulato o afrodescendiente, indígena, palenquero, raizal o gitano. En cuanto a habitantes de la calle con alguna discapacidad, se sabe que el 13,1 por ciento tiene alguna.

Y, cuando les preguntaron por qué seguían en esa condición, aseguraron que por su adicción, por conflictos de convivencia o violencia con familiares o personas con las que vivían, por falta de trabajo, por decisión propia o por ausencia de redes de apoyo adecuadas.

El censo develó que la pirámide demográfica ha cambiado. Esta población envejece, pues la edad promedio es de 41 años. En promedio, los habitantes de la calle llevan 12,6 años pasando sus días bajo el sol y la lluvia.

Reciclar, pedir, retacar o mendigar, limpiar vidrios, cuidar carros, tocar llantas o vender cosas en las calles como cachivacheros o en los buses son, en ese orden, las actividades que permiten que los habitantes de la calle sobrevivan en una ciudad como Bogotá.

“Casi la mitad de se dedica al reciclaje como actividad principal”, dijo Roberto Angulo, secretario de Integración Social.

En cuanto al consumo de sustancias psicoactivas, el bazuco sigue siendo la sustancia de predilección de casi la mitad de los habitantes de la calle. A esta le siguen la marihuana, el cigarrillo, el alcohol, los inhalantes, la cocaína y la heroína.

No en vano, las principales afecciones de salud de los habitantes de la calle son los problemas respiratorios y odontológicos.

Y es que su vida sobre el asfalto, además de difícil, los expone a riesgos inimaginables. Casi un tercio de ellos temen por su vida y el 5 por ciento han intentado suicidarse. Por eso es alentador que 6 de cada 10 conozcan los servicios distritales destinados a su atención.

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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