El top cinco de obstáculos que enfrentan los peatones bogotanos

Andenes que se convierten en propiedad privada, carros y motos que invaden el espacio para peatones y vehículos mal parqueados en las aceras, son solo algunas de las luchas con las que los bogotanos que transitan a pie tienen que lidiar a diario. La invasión del espacio público en la ciudad es una enfermedad crónica y las quejas de los ciudadanos no paran. EL TIEMPO consultó expertos, entidades y a la ciudadanía para saber cuáles son los obstáculos que más los aquejan a la hora de usar los andenes en la capital.

EL TIEMPO Bogotá realizó un sondeo a los seguidores de la cuenta de X para consultarles cuáles considera que son los principales obstáculos que enfrenta un peatón a diario en las calles de Bogotá, una ciudad en la que se realizan más de cinco millones de viajes a pie durante el día, representando el 36,6 por ciento del total de desplazamientos diarios, de acuerdo la Secretaría de Movilidad. Estas fueron las cinco quejas principales de los s.

Para los bogotanos es cada vez más común ir caminando por el andén de su barrio y de repente encontrarse con un carro estacionado en el espacio destinado para el paso seguro de peatones. Algunos suben dos llantas del vehículo en la acera, quedando ladeado sobre la carretera, mientras que otros son más abusivos y parquean el carro completo en el andén, invadiendo la totalidad del espacio.

Esto obliga a los peatones a salirse de la acera, mirar a lado y lado y esquivar el carro mal parqueado exponiéndose a un accidente con otro vehículo o moto que pueda estar pasando a gran velocidad. La situación empeora cuando son varios los peatones que cruzan al tiempo y deben utilizar más espacio de la vía vehicular.

La Secretaría de Movilidad aseguró que “entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de este año se impusieron 55.835 órdenes de comparendo a quienes estacionen un vehículo en sitios prohibidos”. Este dato no comprende únicamente quienes se suban a los andenes, sino que el dato general también incluye a quienes lo hagan en el resto de vías.

De acuerdo con los datos registrados este año, las localidades de Engativá, Fontibón, Teusaquillo y Chapinero son donde los conductores más irrespetan la normatividad. El diagnóstico apunta a que esto se da por la gran cantidad de edificios istrativos y de salud, además de industrias y locales comerciales, lugares donde las personas prefieren invadir los andenes y no pagar en parqueaderos autorizados mientras hacen las diligencias.

La multa para esta infracción es de 572.600 pesos. Las principales zonas donde se realizan operativos que atacan esta problemática son la Zona G, la Zona T, parque de la 93, Centro Histórico, Galerías, autopista Norte entre calles 106 y 217, entre otras.

Uno de los actores que más infracciones comete, según los expertos, son las motos. De acuerdo con el experto en movilidad Darío Hidalgo, en cerca de la mitad de las muertes de peatones, una moto está involucrada. Precisamente, la Agencia Nacional de Seguridad Vial explica que en 99 de las 219 muertes de peatones que se registraron este año en accidentes de tránsito se dio con un motociclista.

En zonas de la avenida Guayacanes, la autopista Norte o la avenida Boyacá es frecuente ver cómo motociclistas, atrapados en el trancón, prefieren subirse a las aceras y evitar el tráfico. Decenas de motos hacen la misma maniobra infractora a diario, poniendo en peligro a aquellos peatones que transitan por el andén, entre ellos menores de edad, estudiantes de colegio, madres con coche y hasta ciclistas.

No obstante, las quejas incrementan cuando se habla de bicitaxis y ciclomotores, pues la ciudadanía reporta que la cantidad de infracciones cometidas por estos conductores es preocupante. Vecinos de barrios como Contador y Santa Bárbara Oriental denuncian que, más allá del ruido que generan, las imprudencias de muchos repartidores son el verdadero infierno.

“Tenemos en la zona muchos adultos mayores y se ven en riesgo porque los motociclistas invaden los andenes y se montan por las divisiones de los cruces de la calle”, le dijo a este medio un residente del sector.

Muchos, aprovechando el tamaño de esos vehículos, prefieren andar por los andenes pasando cerca de los peatones que transitan por sus espacios. De hecho, el concejal de Bogotá, Jesús David Araque, denunció la falta de cumplimiento a la norma por parte de estos conductores.

En una observación de 40 minutos en la Zona G de Chapinero, el cabildante contó cerca de 50 infracciones de tránsito cometidas por los domiciliarios, entre ellas la invasión de andenes, la alta velocidad al conducir, transitar en contravía, entre otras.

Misma situación que se repite con los bicitaxis que transitan por las calles de los barrios haciendo el servicio de la última milla hacia estaciones de TransMilenio. Estos conductores, quienes además llevan hasta cuatro pasajeros en su cabina, invaden ciclovías, andenes y pasos peatonales para evitar el trancón y no pertenecer a la congestión de los demás automotores. Pasan tan cerca de ciclistas, patinetas y hasta mismos peatones, que la gravedad de un accidente por choque con una persona podría ser igual que el de otro carro o moto.

A pesar de la gran cantidad de viajes a pie que se hacen en la ciudad, la infraestructura no es del todo adecuada. EL TIEMPO consultó al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y la entidad explicó que el 40 por ciento de los andenes de la ciudad se encuentran en regular y mal estado.

Grietas, hundimientos, tabletas escupidoras, postes atravesados, alcantarillas sin tapa, obras sin terminar, puentes sin piso y falta de señalización podotáctil, son solo algunos de los problemas que presentan los andenes que en Bogotá suman 28.250.899 de metros cuadrados.

Las localidades en donde la situación es más crítica, según información del concejal Samir Abisambra, son las localidades de los Mártires (54%), Puente Aranda (52%), Kennedy (48%) y Usaquén (45%) pues son las que presentan el porcentaje más alto de andenes en regular y mal estado.

Tan solo al abrir la puerta de su casa o al salir de su conjunto residencial, miles de bogotanos se encuentran con andenes rotos, ladrillos agrietados y grandes huecos que pueden provocar un accidente. De hecho, según Abisambra en los 4 últimos años, se reportaron 31 accidentes provocados la pésima situación en la que se encuentran los andenes.

Aunque no todos los accidentes se denuncian, de seguro todos los días alguna persona sufre una torcedura de tobillo, una caída o una fractura mayor por cuenta de un andén que no está liso ni en buen estado. Incluso, se puede llevar una molesta experiencia con las baldosas que escupen, aquellas losas agrietadas o levantadas que acumulan aguas lluvia y al momento de pisarlas disparan todo lo que tienen almacenado manchando zapatos y pantalones.

Este panorama es aún peor para peatones vulnerables como aquellos con discapacidad visual. A pesar de tener un bastón guía, resulta sumamente complicado saber por dónde pasar si lo único que percibe es un desnivel en el andén seguido de un gran hueco lleno de piedras y superficie irregular en donde hasta el bastón puede romperse. Pero también puede pasar con personas que utilizan silla de ruedas, quienes no pueden pasar por estos baches y se ven obligados a arriesgarse saliéndose a la vía vehicular.

Esta situación se sale de control en algunos barrios de la ciudad, donde los propios locales formales empiezan a invadir el espacio público en frente de su local para estar más cerca del cliente.

Así las cosas, es común ver cómo supermercados, restaurantes o panaderías sacan toldos, mesas y carpas de buñuelos, natilla, empanadas, arroz con leche y demás productos a las calles. El local se extiende de la propiedad privada en el local comercial hasta el espacio público en los andenes.

Este paisaje se repite en cientos de barrios de la capital, donde los andenes se convierten en pasajes comerciales y los peatones deben caminar debajo de carpas de comida y con el espacio significativamente reducido por las mesas, hornos, sillas y mercancías que los establecimientos sacan.

Y aunque esto se empeore durante la temporada de diciembre, es un mal constante y de todo el año. En barrios como el 7 de Agosto, los talleres de mecánica acostumbraron a atender a sus clientes en los andenes y hasta en las mismas vías principales, ocasionando que quien desee transitar a pie deba hacerlo por otro lugar que no sea el andén, pues este tiene un carro atravesado que está siendo arreglado por los mecánicos.

Cada dos metros se puede ver un carro o una moto estacionado en pleno andén a las afueras de los talleres, dejando ver que el barrio parece diseñado, únicamente, para vehículos.

Una situación similar se vive en el barrio 12 de Octubre, al norte de la ciudad. Es un sector característico y tradicional en la fabricación y venta de muebles para el hogar. No obstante, muchos de estos locales exhiben sus salas, comedores y armarios ocupando más del 50 por ciento de los andenes.

De acuerdo con el último censo realizado por el Instituto para la Economía Social (Ipes) realizado en abril de 2023, en Bogotá hay cerca de 15.000 vendedores informales que están agrupados en su mayoría en Santa Fe, Kennedy, Engativá, Chapinero y Bosa.

Una lucha constante que se ha intentado llevar desde el Departamento istrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep), ha sido organizar a quienes ocupan irregularmente los andenes, parques y plazas de la ciudad. Aunque la Corte Constitucional ha defendido los derechos de los vendedores informales, los esfuerzos de la entidad han sido por sensibilizar a estos comerciantes para que los peatones puedan transitar de forma segura.

De hecho, en zonas como el centro de la ciudad la movilidad de los transeúntes es cada vez más difícil, pues cada metro cuadrado del espacio público en este lugar es fuertemente disputado por los vendedores. Quienes van a disfrutar del sendero peatonal de la carrera Séptima se topan de frente con grandes puestos de venta de hasta 6 x 6 metros cuadrados que no les dejan caminar tranquilamente.

Misma situación se repite en el resto de la ciudad, donde aceras, rampas y andenes son ahora los locales comerciales de miles de vendedores. Desde el Dadep, se han realizado esfuerzos para lograr la convivencia del derecho al trabajo, junto con el tránsito seguro de ciudadanos y goce del espacio público. Este año se adelantaron 35.366 intervenciones pedagógicas y 441 jornadas de revitalización de espacios públicos. 

NICOLÁS DÍAZ MALPICA 

Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO