Después de la cuarentena pasamos a la ‘apertura sectorizada’. Ahora debemos aplicar el ‘aislamiento inteligente’. El riesgo es alto, pero así se espera salvar la economía. Además de usar tapabocas, de no ocupar más del 35 % de TransMilenio y de continuar lavándonos las manos, nos ofrecen mapas para ayudar a protegernos.
El primer mapa lo elaboró el Distrito Capital. Muestra cuánta gente hay infectada en cada localidad. Infortunadamente no sirve para detectar el sitio con mayor riesgo porque no hace la relación mínima para guiar al lector, que es indicar la cantidad de casos con respecto al número de habitantes de la localidad.
En el mapa que hizo público la alcaldía con datos del 19 de abril, las tres localidades con más casos de coronavirus son, en orden de magnitud: Suba, Usaquén y Kennedy. Sin embargo, si se hace la regla de tres considerando el número de habitantes de cada localidad, las tres que presentan la mayor densidad de casos son: Chapinero, Teusaquillo y Usaquén.
Con esta información, ¿qué debemos hacer los ciudadanos? ¿No ir a Chapinero? ¿Si vivimos en Chapinero, mejor no salir a la calle? ¿O tal vez, sí podemos ir a Chapinero, pero no a Suba? Como no es claro lo que debemos hacer, hay que confiar en que en la alcaldía sí saben cómo interpretar los datos.
Otro mapa lo elaboró el Dane. En la versión del 17 de abril, referenciada en EL TIEMPO, se muestra la vulnerabilidad de cada manzana de Bogotá. El mapa cruza: hacinamiento, hogares con población mayor de 60 años y antecedentes de enfermedades de los residentes. El resultado muestra cinco niveles de vulnerabilidad.
La manzana de mi casa está en rojo intenso y se marca como de alta vulnerabilidad. Mi oficina aparece en una manzana con color amarillo claro, con vulnerabilidad baja. Con esta información, ¿qué debo hacer? ¿Trasladarme a la oficina? ¿Evacuar mi casa?
Alguien me explicó que en este mapa no se incluye ninguna variable relacionada con el coronavirus. No están ubicados los casos detectados ni los sitios donde vivían las personas que han fallecido. Así que me recomendó no tomar ninguna decisión a partir de este mapa. Y no está claro cómo esta información servirá para que tomen decisiones el Gobierno Nacional o el distrital.
En Nueva York también están utilizando mapas. Y, según The New York Times del 8 de abril, ya saben que por cada 100.000 habitantes han muerto por el covid-19 22 hispanos, 20 afroamericanos, 10 blancos y 8 asiáticos. Además, se sabe exactamente en dónde se concentran las muertes. Esto ha permitido ubicar ayudas médicas, enfatizar la toma de pruebas para detectar la enfermedad e identificar las actividades y los clústeres que generan más riesgo.
Hay una correlación entre víctimas, lugar de residencia, etnia y actividades económicas. Aparentemente esto ha ayudado a aplanar la curva de la expansión. Y, aun así, el número de casos en la ciudad al 21 de abril es dramático: 145.855 casos confirmados y 11.267 muertos.
Como lo anterior, obviamente, no es suficiente, según la revista Time, en un artículo del 10 de abril, rivales tradicionales como Google y Apple se unieron para diseñar una aplicación que permite detectar cómo se esparce el covid-19. El programa le avisa por celular a la persona si ha estado en o con alguien que tiene el virus. Para mediados de mayo se espera tener información en un mapa y en tiempo real de las personas portadoras. Con los datos adecuados, esto puede cubrir 3 billones de s, que es un poco más de la tercera parte de la población mundial.
El riesgo de violación de privacidad se maneja volviendo voluntaria la participación en la aplicación y con la posibilidad de cerrar todo el sistema cuando ya no se necesite.
Todo esto indica que para lograr la ‘apertura sectorizada’ y el ‘aislamiento inteligente’ probablemente sea necesario refinar mucho más nuestros mapas. Y, además, confiar en que los que toman decisiones los sepan interpretar mejor que nosotros.
MARIO NORIEGA
Arquitecto y urbanista