En todo este engranaje hay una pieza fundamental que se tiene que ajustar y encajar de forma precisa para que el modelo de aseo funcione a la perfección: el ciudadano.
Para lograrlo, el primer paso es aprender a reciclar. Según las cifras de la última encuesta de percepción ciudadana del programa Bogotá Cómo Vamos, 39 por ciento de las personas dijo que recicla y sabe cómo hacerlo, 33 por ciento recicla, pero no sabe si lo hace bien y 17 por ciento no recicla porque no sabe cómo hacerlo. Además, 11 por ciento asegura que sabe hacerlo, pero no separa los materiales.
Este es uno de los desafíos más importantes, ya que en Bogotá, hasta ahora, ninguna istración ha logrado una transformación cultural en ese sentido. El impacto de los esfuerzos que se han hecho hasta el momento es mínimo, mientras que al relleno sanitario de Doña Juana le llegan más de 6.300 toneladas de residuos mixtos de las 7.500 que se producen.
Las restantes 1.200 toneladas no llegan a ese depósito de basuras gracias al trabajo de los recicladores de oficio y sus organizaciones, a esfuerzos aislados de empresas y a los que hacen separación de forma individual en sus casas.
Por ahora, el Distrito busca que los ciudadanos usen dos bolsas diferentes para clasificar las basuras que producen.
En la bolsa negra se depositan los residuos ordinarios, como el barrido de la casa, los empaques de comida, servilletas y los residuos orgánicos (de comida, cáscaras de frutas, residuos de pizza, etc.).
En la bolsa blanca se deben poner los papeles de oficina usados que ya no sirven, los periódicos, cajas de cartón, revistas, plegables, agendas usadas, papel en general. También se depositan las botellas de vidrio y plástico, pero limpias, los empaques de yogur o kumis lavados, las envolturas de alimentos, CD, DVD, empaques, icopor de empaques, latas de embutidos, ‘tetrapack’ (de jugos en caja o de leche), ojalá lavados.
La apuesta de esta istración es lograr reducir la llegada de por lo menos 350 toneladas diarias al relleno, pero si los ciudadanos aprovechan y le entregan esos materiales reutilizables a los recicladores, la vida útil del relleno se puede extender. Se estima que si entre todos reciclamos, podemos pasar de 2.500 toneladas de materiales recuperados.
Este es uno de los temas que están en vanguardia a nivel mundial.
“La separación de los residuos en la fuente debe convertirse en una labor diaria desde los hogares, oficinas, colegios, restaurantes, entre otros lugares en los que se pasa la mayor parte del día. En Bogotá solo se aprovecha el 15 por ciento de lo que se produce. Si los bogotanos empiezan a hacer una labor exhaustiva de separar y generar una cultura de reciclaje, este porcentaje se podría aumentar en un 50 o en un 60 por ciento”, asegura la Unidad Especial de Servicios Públicos (Uaesp).
En todo caso, el Ministerio de Ambiente anunció que a más tardar en marzo estará en marcha en todo el país el uso de bolsas de más colores para hacer del reciclaje una labor más especializada.
EL TIEMPO
* Concepto y redacción editorial: Unidad de Contenidos Especiales de EL TIEMPO. Con el patrocinio de la Unidad istrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp).