La auxiliar de policía Íngrid García Rodríguez, de 19 años de edad, lleva en la Policía Metropolitana de Bogotá solo 5 meses y 3 días. Ella fue una de las víctimas de la violenta protesta en el centro de la ciudad realizada por indígenas embera.
Esta joven, que el año pasado se graduó de bachiller y se encontraba en la estación de TransMilenio Museo del Oro, relata cómo vivió los momentos en los cuales fue agarrada del cabello y arrastrada unos metros por indígenas.
“Estaba haciendo presencia, ayudando a la ciudadanía, colaborando, dando direcciones, ayudando a los discapacitados”, narra la uniformada, a quien le dieron cinco días de incapacidad.
La auxiliar estaba desde las 6 de la mañana en la estación Museo del Oro, localizada en el Eje Ambiental, uno de los epicentros de la violenta manifestación de emberás. Se encontraba dentro de la estación pendiente de las personas que estaban en el sistema de transporte masivo. Eran cerca de la 1:30 de la tarde, cuando un grupo de indígenas ingresó a la estación y empezó la agresión.
Cuenta que inicialmente fue verbal. "Me decían que la policía era lo peor”. Luego se dirigieron directamente hacia a ella para atacarla, como se ve en los vídeos que circulan en redes sociales. “Me jalaron, me arrastraron… Pensé que no iba a vivir”, afirma la auxiliar Íngrid García.
Esta bogotana, que tiene también una hermana en la Policía, fue rescatada por ciudadanos ajenos a la protesta que entraron a la estación y la sacaron cargada para que no la siguieran agrediendo. De allí fue desplazada hasta la plaza de Bolívar.
En una patrulla que llegó en el momento de la agresión, la traslado hasta el CAI Bolivia, y de ahí salió para el Hospital Central de la institución, donde revisaron que sus signos vitales estuvieran en los parámetros normales y la dieron de alta, aunque con una incapacidad de 5 días que pasa ahora en la casa de su madre en la localidad de San Cristóbal.
Al rededor de 8 o 9 personas, según dice, la agredieron dentro de la estación y afirma que nunca había vivido una situación similar. “Sigo pensando en lo que paso ayer (miércoles), gracias a Dios me levanté bien hoy”, asegura, aunque reconoce que está en 'shock´y mencionó: “No alcanzaron a golpearme con los bastones, pero sí a mano limpia”.
Íngrid manifestó su opinión con respecto a la situación: “La verdad es algo injusto, porque si van a hacer manifestación, háganlo tranquilamente, no era necesario que todo comenzará con violencia”.
REDACCIÓN BOGOTÁ