En épocas de pandemia, uno de los medios de transporte que más se usó en Cundinamarca fue la bicicleta. Por esto, la gobernación departamental llevará a cabo un megaproyecto enfocado a los ciclistas que, por razones de trabajo o estudio, usan los corredores del departamento para trasladarse hasta Bogotá: para ellos se construirán 70 kilómetros de ciclorrutas.
Este proyecto se está buscando cofinanciar con regalías del departamento, y tendrá un costo de más de 83.380 millones de pesos. Ya cuenta con los estudios y diseños de ingeniería de detalle y se proyecta avanzar en 2021.
“Esta estrategia está hecha para la gente que pasa regularmente por Sabana Centro y Sabana Occidente hacia Bogotá: los trabajadores, los estudiantes, mas no los ciclistas ocasionales, como los deportistas, que de todas maneras podrán hacer uso de estas obras”, dijo Jorge Godoy, secretario de Movilidad del departamento.
Las cifras indican que cada día, en promedio, se hacen 350.000 viajes en bicicleta entre Bogotá y Cundinamarca; los corredores por donde más se movilizan bicis son el sur (Soacha-Bogotá), occidente (Mosquera-Bogotá) y centro (Cota-Bogotá).
Por ello, la gobernación de Cundinamarca decidió que las nuevas ciclorrutas se construyan en 10 tramos, atravesando los municipios de Tabio, Tenjo, Chía, Cota y Siberia por un lado. Y el Rosal, Facatativá, Funza y Mosquera, por otro.
Los diseños muestran que las ciclorrutas serán bidireccionales, irán sobre andén v dispondrán de un espacio de dos metros. Al lado, los andenes para movilidad peatonal serán de 1,6 metros. Además, habrá cerramientos, que en su mayoría serían con espacios verdes, y luminarias.
Ante esto, Darío Hidalgo, experto en movilidad, expresó que “es recomendable que el diseño acoja las recomendaciones de la ‘Guía de cicloinfraestructura para ciudades colombianas’ (resolución del Ministerio de Transporte 3258 de 2018), que sugiere un ancho mínimo de 2,20 metros para generar espacio cómodo de circulación y un espacio de seguridad de 20 centímetros a lado y lado (10 centímetros en espacios limitados). Pero es muy bueno que contemplen andenes, verificando las necesidades locales para proporcionar espacio adecuado a peatones”.
Las obras donde más kilómetros deberán hacerse estarán en Sabana Centro, especialmente en la ruta Chía-Cota (con 14 km), donde “hay 298.000 viajes diarios en bicicleta y ha tenido un crecimiento del 39 % en los últimos 4 años”, según la Encuesta de Movilidad 2019. Los ciclistas (deportivos y no deportivos) ya habían manifestado la necesidad de estas obras puesto que “los buses intermunicipales y las motos están vulnerando el espacio de los ciclistas. Nos arriman contra las orillas. Y eso hace que uno tenga miedo, sobre todo por el poco espacio que hay para maniobrar”, señaló Iván Bosa, ciclista que recorre durante hace cuatro años la ruta de Chía a Bogotá, por razones laborales y educativas. Bosa sostuvo que también hay un problema de inseguridad en las pocas ciclorrutas que hay por la baja iluminación.
Opinión que comparte Edder Velandia, experto en movilidad sostenible, quien dijo que “hay inconvenientes de infraestructura segura para los ciclistas, especialmente en horas de la noche, en vías departamentales angostas o en corredores principales con tráfico de carga”.
No obstante, también expresó que “las obras proyectadas muestran una clara intención de mejorar la seguridad de los ciclistas, pero temas como iluminación, manejo de aguas de escorrentía (corrientes de agua que rebasan su cauce natural) y seguridad deben sumarse”.
Bicicletas públicas
A esta iniciativa se suma un convenio con la Corporación Autónoma Regional (CAR) para comprar cerca de 1.500 bicicletas para este proyecto. La idea es que un ciudadano pueda tomar una de estas bicis en un punto para hacer diligencias y, luego, retornarla al mismo lugar.
Las estaciones estarían ubicadas en cicloparqueaderos que estarán establecidos en convenios con las empresas ubicadas entre Cundinamarca y la capital.
Velandia sugiere que la estrategia se puede mejorar ubicando “los puntos de mantenimiento o estacionamiento en las entradas a Bogotá, y permitir el a buses intermunicipales a los ciclistas y sus bicicletas. Y así, este vehículo puede ser un alimentador natural al futuro Regiotram”, afirmó.
Cabe aclarar que en principio estas estaciones funcionarían únicamente con las bicicletas que brinde el programa para trasladarse de un punto a otro. Mas no para quienes tengan su propio vehículo y quieran hacer uso de estos sitios para guardarlo.
“Así está planteado en la alianza con las industrias, pero la idea es que podamos llegar al punto en que cualquiera pueda usar estas terminales”, manifestó Godoy.
Este proyecto costaría unos 3.000 millones de pesos, y también servirá para atender otro tipo de población, dándoles la mitad de las bicicletas a municipios más rurales, como Gachancipá, Arbeláez, Granada (esto corre por cuenta de la CAR) y posteriormente se haga una capacitación y orientación vial (por cuenta de la Secretaría de Movilidad departamental).
Se espera que ambos proyectos, tanto las ciclorrutas como la entrega de bicicletas y estaciones, se ejecutarán en el año 2021, aunque no hay una fecha oficial para esto.
De todas formas, según los expertos, sería importante que la Agencia Nacional de Infraestructura revise la oportunidad de generar carriles para bicicletas en las vías de entrada a Bogotá que no están a cargo de la gobernación de Cundinamarca: como la autopista Medellín (calle 80).
ANDRÉS FELIPE ORJUELA