¿Cuál es la verdad sobre el fin del racionamiento en Bogotá?

El presidente Gustavo Petro nunca ha tenido buenos augurios en lo que respecta a la crisis del agua en Bogotá. De hecho, ya son varias las intervenciones en las que ha dicho que la capital está cerca de quedarse sin el preciado líquido y que todo va en franco retroceso.

En un encuentro nacional de ‘Ciencias, Tecnologías Cuánticas e Inteligencia Artificial: aportes desde La Universidad’, dijo que la crisis actual que llevó a los capitalinos a vivir un racionamiento del líquido, no será solucionada en el corto plazo y advirtió que este tipo de medidas “aumentarán progresivamente en los próximos años”.

El 18 de febrero de 2025, durante la ceremonia de posesión de los ministros de Trabajo y Transporte, también dijo que es lamentable que en la ciudad se deba recurrir a métodos antiguos como recoger agua en recipientes para sobrevivir con estas reservas.

“Después de Bogotá Humana, a la fecha, las familias bogotanas ahora van con balde y totuma al baño. Algo ha pasado, se podría hablar tecnológicamente, pero es un tema político. ¿Qué pasó entre el 2015 y el 2022? Una ciudad que se jactaba de la calidad de su agua potable y de su abundancia, y que se daba el lujo de estimular fuertemente a grandes constructores para la expansión de la ciudad. La imagen del progreso bogotano era una sabana como Miami, como la Florida, y de pronto llegó el racionamiento”, dijo el mandatario.

Frente a estas declaraciones, las réplicas del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, no se han hecho esperar. Sin desestimar que los ciudadanos deben seguir en su tónica del ahorro del líquido por conciencia con el planeta, y el cambio climático ha dado un parte positivo sobre el sistema Chingaza.

Explicó que, comparado con hoy, en la misma fecha del 2024, había allí 44 millones de metros cúbicos menos. Es decir, a pesar de que el último año hubo menos afluencias y entró menos agua, hoy tenemos más líquido. “Eso es gracias a las medidas que se han tomado, a la reducción del consumo de la ciudadanía y a la mayor capacidad para proveernos de agua de la planta de Tibitoc durante estos últimos meses. Estamos mejor que el año pasado, vamos por buen camino”.

El mandatario agregó que si las afluencias o la entrada de agua al sistema Chingaza van bien para el mes de marzo de 2025, entre el 90 y el 100 por ciento, tema que se determina comparando los promedios históricos, en el mes de marzo se podría analizar si en abril se modifica o se levanta la medida del racionamiento. “Los pronósticos son buenos. Las afluencias están por encima de 116 millones de metros cúbicos de agua y el año pasado estaban en 73 millones de metros cúbicos por esta misma época. Enero y febrero hemos tenido mejores afluencias que el año pasado y estamos consumiendo menos agua de Chingaza. Y es normal que bajen sus niveles”, agregó el mandatario.

La gerente de la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EEAB), Natasha Avendaño, también ratificó que en este mes de enero ha habido afluencias superiores al promedio histórico. “Hoy podemos decir que faltando pocos días para que se acabe febrero, estamos casi al 100 por ciento del promedio histórico de lluvias y que tenemos unas condiciones climáticas muy distintas a las de hace un año”.

La funcionaria recordó el crudo escenario del 2024 para la misma fecha, el intenso calor, la resequedad de la tierra, todas las dificultades que se vivieron con los incendios. “Estas condiciones más el compromiso de los bogotanos hace que hoy tengamos mucha más agua. Tenemos 45 millones de metros cúbicos más en el sistema Chingaza y eso nos pone en una mejor situación para arrancar en abril”.

De seguir este comportamiento, explicó Avendaño, para el mes de abril se puede prever una revisión del esquema de racionamiento. Sin embargo, fue muy clara en explicar que todo depende de lo que pase de aquí en adelante. “Lo que queremos es que cuando se aligere o se suspenda el racionamiento sea definitivo. Tenemos que ser muy cuidadosos porque las condiciones hidrometeorológicas del año pasado en el páramo de Chingaza fueron totalmente contrarias, nada que ver con la historia. El cambio climático es real y trae fenómenos extremos que se pueden repetir”.

Agregó que se está muy cerca de la curva guía y que para estos meses es muy normal que se bajen los niveles porque los meses de diciembre, enero, febrero y marzo suelen ser secos y en los que se reportan menores afluencias en Chingaza. “El año hidrológico, en cambio, va de abril en adelante. Esto es lo que solía pasar en esta época del año. Lo que pasa es que veníamos de una sequía extrema y de una recuperación que se logró gracias a las medidas implementadas y a la conciencia de los bogotanos en el ahorro del agua. El presidente Petro se equivocó, no nos vamos a quedar sin agua en marzo”.

Por ahora, para que esta curva se mantenga, se seguirán tomando medidas responsables para que el agua no se acabe y, sobre todo, para que no se seque el sistema Chingaza. “Esperamos que una vez entremos al nuevo ciclo hidrológico, el comportamiento de las lluvias en el páramo siga siendo positivo”. Finalmente, aclaró que los virus que están afectando a algunos ciudadanos de Bogotá nada tienen que ver con la calidad del agua que se está consumiendo. "El agua de Bogotá es totalmente potable".

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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