‘Cables aéreos de San Cristóbal y Potosí, en Bogotá, tendrán la misma tecnología del que se construye hoy en París’: empresa fabricante de los teleféricos

El TransmiCable se proyectó para que en los primeros 20 años llegara a una capacidad de 25.000 pasajeros al día, sin embargo, ha sido tal la acogida en Ciudad Bolívar que este sistema de transporte por cable o teleférico ya llegó a esa cifra.

Por eso la firma constructora, Doppelmayr Colombia, filial de la principal compañía fabricante de este tipo de sistemas de transporte en el mundo, considera que el cable de Ciudad Bolívar ha sido “un éxito” y confía en los beneficios que tendrán los otros dos cables que construyen en Bogotá y que tendrán -afirma- la misma tecnología del que construyen para conectar con el metro de París (Francia).

Dicha empresa además ha prestado la asistencia técnica del TransMicable, que en principio tuvo como operador a CableMovil y desde finales de 2023 a La Rolita, que tendrá que entregar el contrato en un año, en cumplimiento de un pacto entre la comunidad, la Alcaldía, TransMilenio y Doppelmayr, tras una acción popular contra el acto que le entregó la operación a la transportadora distrital.

(Le sugiero leer: El 'gran desafío' que tiene el Regiotram de Occidente en el traslado de redes que podría correr el cronograma de entrega) 

Cabe recordar que la istración distrital anterior planteó que la ciudad necesitaba una red de siete cables aéreos, de los cuales uno ya está operando, otro se encuentra en construcción y el tercero avanza en la etapa de diseños.

A estos se suma el proyecto Bogotá - La Calera que promueven el alcalde Carlos Fernando Galán, en su objetivo de que el sistema de transporte masivo de la ciudad realmente sea multimodal, y el gobernador Jorge Rey, quien también se trazó como una de sus metas clave el cable de Potosí, por el lado del municipio de Soacha.

Los resultados del TransMicable, que a finales de 2024 cumplirá seis años de operación (se puso en funcionamiento en diciembre de 2018), se suman a los ya conocidos, como lo es la mejora en la calidad de vida de los habitantes de Ciudad Bolívar, con una reducción sustancial del tiempo de desplazamiento de una hora a 13 minutos, en promedio; el embellecimiento urbanístico y las nuevas dinámicas que tienen sectores deprimidos y que hoy son turísticos, así como el ambiental, por ser un cable eléctrico.

“Es casi recuperar dos horas de tu vida, que puedes dedicar a otras actividades para las que no tenías ese tiempo disponible, para estudiar, estar con tu familia, hacer deporte o simplemente descansar”, Alejandro Zambrano, director general de Doppelmayr Colombia en entrevista con EL TIEMPO, quien destaca que el teleférico urbano tiene impactos que no se ven en otros modos de transporte y tal vez el principal es la reducción de los tiempos de viaje.

Zambrano, bogotano de nacimiento y quien está al frente de la construcción de los cables de San Cristóbal y de Potosí, también en Ciudad Bolívar, recordó que el TransMicable se diseñó con una capacidad final de 3.600 pasajeros hora sentido, para un total de 63.000 en el día, y que lo que viene ahora es que la demanda se distribuya durante otros momentos del día.

Destaca también la seguridad y la percepción que tienen los s de este factor. No solo porque es difícil que dentro del sistema se puedan presentar hechos delictivos, sino porque también este es vigilado de manera permanente a través de una red de cámaras que permite detectar alguna situación anómala.

“Estamos acostumbrados a no que no sea tan divertido un viaje en el transporte público, pero en el teleférico la percepción de seguridad de los s es tal que les permite disfrutar de un viaje”, afirmó.

Estos beneficios se sobreponen a incomodidades que causan en s las largas filas en las horas pico, las detenciones de las cabinas, incluso por algunos minutos, o los saltos, como han señalado de esas comunidades que se han apropiado del sistema, y que para la firma fabricante son posibles que se presenten.

La explicación, según Zambrano, está en que el teleférico se encuentra dotado de más de 200 sensores que generan alertas cuando detectan alguna situación en el funcionamiento, lo que puede generar la detención como medida preventiva y de seguridad.

Y si bien hasta ahora Bogotá ha pensado en los cables como una solución para conectar zonas altas densamente pobladas, estos sistemas también pueden funcionar, de acuerdo con el director de Doppelmayr Colombia, como una alternativa urbana en vías congestionadas.

“Aunque siete (teleféricos) ya es un plan ambicioso, podemos seguir explorando más posibilidades, pues son muchos los usos que pueden pensarse. Pueden conectar dos puntos, como es el caso del que se está proponiendo para conectar a Bogotá con La Calera, o pueden ayudar a aliviar y repartir la demanda entre otros modos”, explica Zambrano.

En cuanto al de San Cristóbal, el segundo cable de la ciudad y el segundo también para la misma firma, el director de Doppelmayr reporta que ya se encuentran trabajando en la cimentación de tres de las 10 torres que tendrá y que esperan iniciar en unos meses el componente eléctrico y el montaje.

El objetivo es que este teleférico -con la misma tecnología de la línea C1 que Doppelmayr construye en París, de Villeneuve-Saint-Georges a la estación Pointe du Lac en Creteil- entre en operación en el primer semestre de 2026, con una capacidad de 4.000 pasajeros hora sentido. El de la capital sa tiene 4,5 km de longitud, que se podrá recorrer en 17 minutos, una vez sea inaugurado en 2025.

Se acaban de publicar los renders de la línea de teleféricos, dirigidos por el estudio de arquitectura Atelier Schall, que brindan una mirada más cercana al tan esperado proyecto, que recientemente aprobó los estudios de factibilidad previos a la construcción.

Después de eso, la filial de la firma austriaca estará 12 meses al frente del mantenimiento, porque la operación la definirá TransMilenio como ente gestor del sistema de transporte masivo.

Este cable está proyectado para que recorra los 2,8 km de longitud, entre el 20 de Julio y el barrio Altamira, en 10 minutos.

Pero un punto destacado por el director general son las mejoras tecnológicas, frente al de Ciudad Bolívar. “Tiene muchas mejoras encaminadas a proporcionar un transporte más confortable, a reducir costos de operación y mantenimiento y efectos ambientales”, señala.

Las reformas más tangibles, según Zambrano, es un motor silencioso que no necesita de un reductor y tampoco requiere de un sótano u otra infraestructura para alojarlo.

Igualmente, las pinzas que soportan las cabinas en el cable no necesitarán ser reemplazadas cada seis años, como en el TransMicable, porque fueron diseñadas para una vida útil “infinita”.

A estas mejoras tecnológicas se suma que las baterías de las cabinas se recargarán durante los recorridos. Esto conlleva, según Alejandro Zambrano, a una reducción de dos horas en el mantenimiento que se realiza todas las noches o a que las seis horas que actualmente se utilizan en esa tarea se dediquen exclusivamente al mantenimiento.

(Le puede interesar: La estrategia para reactivar el mercado de la vivienda y el sector de la construcción en Bogotá; hay cinco tipos de alivios)

Esta misma tecnología la tendrá el cable de Potosí, que se encuentra en fase de diseños y se espera que en febrero próximo comience la etapa de construcción, para que esté terminado en el primer semestre de 2027. Este teleférico, con 3,3 km de longitud, tendrá cuatro estaciones y una capacidad para transportar a 4.000 personas hora sentido.

En fin, en los próximos dos años los bogotanos podrán ver cómo empieza a tomar forma la red de cables aéreos que, si bien no se conectan entre ellos, como en el caso de La Paz (Bolivia), con 10 teleféricos, sí permitirán conectar en poco tiempo zonas de Bogotá que hoy se encuentran aisladas de la gran ciudad y, con ello, tendrán sus habitantes una radical mejora en la calidad de vida.