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Los jóvenes que utilizan el cine para cambiar la cara de Bosa
Con Bosa mágica, Circuito Chontaduro muestra los sitios más emblemáticos de este sector.
del equipo de trabajo del colectivo Circuito Chontaduro de Bosa. Foto: Cortesía Bryan Vásquez
Thomas es un niño de 10 años que junto con su mamá recorre los lugares más icónicos, bonitos y tradicionales de Bosa. En su trayecto visitan la iglesia de San Bernardino, el cabildo muisca y la plaza de mercado central de la localidad, y conversan con ilustres personajes como David Henao, vicegobernador del territorio indígena.
Los dos son los protagonistas de Bosa mágica, un documental filmado por el colectivo audiovisual Circuito Chontaduro para destacar la belleza oculta de la localidad séptima y que, además, hace parte del ‘Proyecto Motete: tejiendo lazos’, una idea que, como dice Bryan Vásquez, uno de sus promotores, “busca que los jóvenes tomen la batuta” de lo que ocurre en este sector del sur de Bogotá.
“Bienvenidos a Bosa, un lugar que desconocía en aquel entonces. Este niño de aquí soy yo. Me presento, mi nombre es Thomas y ella es mi mamá. Ella plasmó en un libro todas las vivencias. Ahora estoy buscando ese libro porque quiero conocer más de mis raíces, quiero conocer más estos sitios mágicos”, narra el protagonista del relato audiovisual.
Para entender la relevancia que tiene este registro audiovisual de 17 minutos, hay que comprender primero de dónde viene Circuito Chontaduro y cómo es que Janeidy Gasca, Deysne Cabezas, Felipe Franco, Amparo Muñoz, Laura Vásquez, Juan Felipe Franco y Bryan Vásquez tomaron la decisión de caminar decenas de barrios con una cámara en una mano y un guion en la otra.
“Siento que el arte es fundamental para sensibilizar los corazones”, manifiesta Bryan al recordar la génesis del proyecto. Y es que como casi todas las grandes ideas que cambian el mundo, la de este grupo de jóvenes nació en contra de todas las probabilidades y a punta de ganas.
En la foto, Marcela Camacho, Thomas Galeano y el vicegobernador del cabildo indígena, David Henao, en una de las escenas de ‘Bosa mágica’. Foto:Cortesía Bryan Vásquez
“En la localidad no consumimos arte. Es nuestra cultura y no está mal, pero eso también es una invitación a tomar decisiones. Entonces dijimos: ‘está bien, vamos a hacer algo. Lo que sea y si sale mal, no importa, eso hace parte del camino del aprendizaje. ¿Queremos montar una obra de teatro? Pues hagamos la obra. ¿No sabemos cómo estructurarla? Aprendemos, porque de eso se trata’ ”, agrega Bryan, vocero del proyecto y actor.
Fue así como en agosto de 2020, Laura Vásquez, la psicóloga del grupo, bautizó el grupo con el término ‘motete’. Luego vinieron una seguidilla de actividades, jornadas pedagógicas y festivales callejeros que tenían como foco el teatro, la danza y la música.
“Ella propuso el nombre y al principio nos generó bastante curiosidad, por eso quedó. (...) Motete es sinónimo de construcción, pero también es una excusa para evidenciar que aquí también hay color”, agrega Bryan.
La siguiente imagen que se me vino a la mente fue la de unos cables tirados en el suelo. De ahí salió la segunda palabra del nombre: circuito.
Si bien reconocen las dificultades de gestionar un proyecto de tal magnitud, sobre todo a la hora de conseguir recursos económicos, el anhelo por narrar historias que generen un impacto positivo fue el impulso definitivo para Circuito Chontaduro.
Este particular nombre nace, en primer lugar, como tributo a la abuela de Bryan, pues, como él mismo relata, el chontaduro era la fruta favorita de la señora María Clemencia antes de su fallecimiento. “La siguiente imagen que se me vino a la mente fue la de unos cables tirados en el suelo. De ahí salió la segunda palabra del nombre: circuito”, relata Vásquez.
Luego llegó un impulso enorme con la obtención de una beca del programa Es Cultura Local del Distrito que les permitió proyectar su idea más allá del papel.
Proceso de filmación
Después de conformar el grupo de personas que le daría forma a aquella idea que consolidaba todo el trabajo realizado previamente y luego de asignarle un nombre, llegó el momento de definir cuál sería el enfoque del proyecto audiovisual. Inicialmente pensaron en una ficción que narrara su origen y el de todos los habitantes de la localidad de Bosa.
Luego, gracias al trabajo de los guionistas Jaime Meneses y Laura Vásquez, se decidieron por trazar una línea narrativa en la que la ficción y el documental se fundieran en uno solo.
“Empezamos a buscar un elemento común entre el grupo. Lo primero que se me vino a la mente fue un cuento. Allí, se empezaría a narrar la historia como en los libros y sería el protagonista junto a la madre quienes irían contando todo, y si vemos el producto final, no quedó tan distante de esa idea inicial”, explica Bryan.
Para la elección de los protagonistas, buscaron a alguien que tuviera experiencia en las tablas. “De eso se encargó directamente nuestro director. Él nos preguntaba a nosotros y yo le decía: ‘dale rienda suelta a eso, confío plenamente en lo que vas a hacer y en tu camello’. Ahí surge el nombre de Marcela, que era alguien en quien él había pensado y yo también. Estábamos muy conectados en ese sentido”, señaló Vásquez.
Todas esas cosas ayudaron a nutrir el trabajo y darnos cuenta de que este es un proceso de aprendizaje nuevo pero hermoso.
El proceso de filmación no fue tan sencillo como se podría imaginar. Las grabaciones se extendieron por cerca de una semana. Estas, por lo general, arrancaban a las 4 de la mañana y terminaban a la medianoche. Al trabajo de producción, que por sí solo implicaba un esfuerzo titánico, había que agregar las tomas con dron, las tomas de apoyo con Thomas, con quien solo se podía grabar en horarios determinados, y los ajustes al guion, el cual se modifica sobre la marcha.
En total, 12 personas participaron en el proyecto entre camarógrafos, actores y asistentes. Eso sin contar a las decenas de personas que entrevistaron y a aquellos que prestaron sus negocios y viviendas como locaciones.
“Hubo muchas horas de reuniones con el equipo para tratar de llegar a acuerdos. Todas esas cosas ayudaron a nutrir el trabajo y darnos cuenta de que este es un proceso de aprendizaje nuevo pero hermoso. Siento que Bosa mágica es el inicio de muchas cosas”, agregó Bryan, quien también hizo parte del equipo de dirección.
El 27 de marzo de 2022, el proyecto vio la luz. Se estrenó en la plaza de mercado de Bosa Centro. Uno de los puntos que más llamaron la atención a los espectadores, y que fue una decisión que se tomó en el proceso de posproducción, fue la música. “Había unas tomas preciosas, el contenido estaba lindo, pero le faltaba algo. Entonces le colocamos algo más de música, algo de sabor, ritmo y de sabrosura, para que los demás se den cuenta de que en Bosa la gente sí goza”, revelaron los integrantes del grupo.
Aunque están felices con el resultado, y sienten satisfacción por la acogida en el público –varios profesores de instituciones educativas de la localidad ya les han pedido proyectarlo en las aulas–, su objetivo es que llegue a los cines.
“Estamos buscando la forma en que pueda proyectarse antes de las películas, en ese momento en donde aparecen los cortos en las funciones de cine. Sabemos que hay cosas negativas que pasan todos los días, pero nuestra decisión es resaltar lo positivo de nuestro barrio y a eso le vamos a meter todo el empeño”, concluyó Bryan.