Pese a las inversiones, callejón de Las Delicias es insegura

Luego de invertir la alcaldía local de Chapinero más de 1.000 millones de pesos para recuperar las quebradas de la localidad, en el 2016, una de estas, Las Delicias, sigue siendo hoy un dolor de cabeza para algunos residentes y visitantes de este ecosistema.

Ingresar al sendero urbano de la quebrada Las Delicias, ubicado en el costado sur de la calle 62 con carrera 3.ª, en Chapinero Alto, pareciera que es adentrarse a un espacio natural seguro. Sin embargo, a causa de la delincuencia que, según residentes del sector, ha aumentado desde hace algo más de un año, hoy los ciudadanos han dejado de visitarlo.

Después de pasar la zona de ingreso, en la cual hay un gran letrero en español e inglés –que invita a los ciudadanos y turistas a conocer una de las quebradas más bellas de la ciudad–, el ambiente comenzó a cambiar: había ropa extendida y tres habitantes de la calle descansaban alrededor del mediodía en la parte baja de la quebrada; al subir un poco más, el olor era insoportable, había desechos fecales y encontramos una mesa con pipas para bazuco, llaves y una gran bolsa de cal que, según los dos policías que nos acompañaban, es utilizada por los habitantes de la calle para rendir la droga que fuman.

El costado oriental del sendero limita con los puentes de la calle 62 que se comunican con la avenida Circunvalar; allí se encuentran aproximadamente seis huecos en los muros que sirven de cambuches.

Además, estos escondites se han convertido en otro inconveniente para la policía de la localidad porque se presta para que se oculten los objetos hurtados en el sector.

Al intentar tomar una fotografía del interior de uno de estos huecos, nos percatamos de que aparte de la cantidad de basura que había y los restos de lo que fue una quema de materiales, había varios habitantes de la calle.

Quienes viven cerca de la ronda de la quebrada Las Delicias afirman que son más de 20 personas, pero todavía no hay un censo que permita dar una cifra exacta. Debajo de uno de los puentes verdes en madera del sendero, un grupo de otros tres habitantes de la calle estaban lavando sus prendas. Sobre una piedra había un pedazo de vidrio roto, una cuchilla de afeitar y un cepillo de dientes.

El panorama, no obstante la belleza del sendero –terminado en el 2011 gracias a un convenio firmado por el Distrito y Conservación Internacional–, el cual tuvo una inversión de 1.600 millones de pesos que incluyó la atención a otros cuerpos de agua de la localidad, no mejoró.

Juan Carlos Rodríguez trabaja en una empresa que queda justo al frente del ingreso al sendero ecológico de la quebrada Las Delicias.

Este hombre afirma que salir tarde de su trabajo o llegar sin compañía es exponerse.

“Han intentado ingresar unas cuatro veces a las instalaciones de la empresa, desde los tres años que llevamos aquí. Además, a mí me intentaron robar el celular cuando estaba hablando en el jardín, y muy seguido se escuchan cosas sobre las personas que bajan de la quebrada”, contó Juan Carlos.

Cabe señalar que la percepción de inseguridad no es solo de los habitantes de Chapinero Alto; algunos residentes del barrio Bosque Calderón que salen muy temprano a trabajar o llegan después de las 5 de la tarde no pueden ingresar a su casa por el sendero de la quebrada Las Delicias.

“La mayoría de las personas que trabajamos no pasamos por ahí porque es peligroso. Preferimos caminar por la vía principal, aunque sea más largo el camino”, relató Clara Blanco, quien vive en Bosque Calderón desde hace 10 años.

Para la alcaldía local, es necesario que las comunidades vecinas cuiden estos cuerpos de agua, pues en un solo día de limpieza, por parte del contratista, removieron 62 m³ de basura, sin contar la que quita la empresa Aguas de Bogotá.

Por su parte, Andrés Plazas, de Amigos de la Montaña, explicó que si la comunidad vecina se apropia del sendero, pueden utilizarlo como los vecinos de la quebrada La Vieja que a diario transitan por este sin temor a lo que pueda pasar.

Aunque el sector del sendero de la quebrada es vigilado por dos cuadrantes del CAI Granada, ubicado a un par de cuadras –carrera 3.ª con calle 64–, la policía de Chapinero explicó que allí no pueden permanecer los agentes, ya que se desaten- dería el resto de la zona. Cabe señalar que cada cuadrante está conformado por seis policías que trabajan en pareja en tres turnos. “Para atender un problema tan puntual como el de Las Delicias no tenemos suficiente personal y es muy difícil tener más disponibilidad de agentes”, señaló el comandante de la estación de Chapinero, el mayor Wilson Preciado, quien además enfatizó en que el problema de infraestructura complica más el trabajo, pues los huecos que hay en los muros alrededor del sendero han hecho que este lugar se convierta en un corredor de los delincuentes, quienes esconden ahí objetos hurtados.

VANESSA PEREA

Redacción EL TIEMPO ZONA