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Bogotá se volvió una ciudad sucia y con regueros de basura: ¿qué responde la Uaesp?
Las frecuencias de recolección, recicladores y falta de cultura ciudadana son algunas causas.
Transitar por muchas calles en Bogotá ha dejado de ser agradable por la acumulación de basura y en algunas, como la Caracas, la Jiménez y la calle 85, aunque hay contenedores y canecas, la suciedad es alarmante.
Las razones van desde la falta de cultura ciudadana hasta el poco control sobre los operadores del aseo, que se encargan de recoger 6.000 toneladas de residuos que produce al día la capital.
Tatiana Rodríguez camina todas las mañanas un trayecto de 20 minutos hacia el Portal Norte y en el recorrido se encuentra con 14 contenedores, muchos de ellos desbordados. “Me toca ir por donde transitan los carros en algunos tramos porque la basura ocupa el andén. He visto ratas, también ‘chulos’ y el mal olor es insoportable”.
Como ella, muchos bogotanos vienen denunciando en redes sociales los puntos que se han llenado de basura. Pero estas críticas no son nuevas. “Empezó desde la pandemia, cuando pusieron los contenedores sin socializarlo con la comunidad”, dice Claudia Nieto, residente del norte de Bogotá.
El tema se ha vuelto recurrente y ha sido objeto de fuertes discusiones en el Concejo. La concejal Lucía Bastidas, quien ha insistido en la acumulación de basuras en la ciudad, dice que de 2019 a 2023 han aumentado esos puntos de 549 a 739 y que las zonas con más denuncias por vectores como ratones están en Engativá, Kennedy, Suba, Barrios Unidos y Bosa.
El problema es que alrededor de los regueros de basura se genera mal olor, plagas y percepción de inseguridad. La hipótesis de algunos ciudadanos es que hay zonas con exceso de contenedores. Según Marcela Ospina, edil de Suba, barrios de esta localidad, como Niza, Lagos de Córdoba, El Batán o Toscana, cuentan con más de lo necesario, lo que “genera proliferación de carreteros, vectores e inseguridad”. Mientras que otros, como Lisboa, Villa María o El Pinar, no tienen suficientes.
Juan Carlos López, director de la Uaesp (Unidad istrativa Especial de Servicios Públicos), anuncia que están haciendo ajustes al modelo de recolección y sobre los contenedores dice que una de las estrategias acordadas con los operadores es “retirar algunos, pero mejorar la frecuencia en la que se recogen las basuras, y así reducir los puntos de acopio”. No obstante, considera, la dificultad está relacionada con la falta de corresponsabilidad de todos, operadores, recicladores y ciudadanos, en el manejo de basuras.
Expertos consultados por EL TIEMPO coinciden en que esta situación tiene tres causas principales: la falta de cultura ciudadana, el poco control de la Uaesp sobre los operadores y la necesidad de organizar a los recicladores.
Cultura ciudadana
Ómar Oróstegui, director del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de la Sabana, menciona que “la gente se desentendió de su responsabilidad”. Según explica, con el sistema de contenedores es difícil identificar quién arrojó basura, por lo que las personas, al sentir que no están vigiladas, incumplen con su deber.
“No hay ningún sistema en el mundo, con o sin contenedores, que controle el buen comportamiento”, dice el director de la Uaesp, quien agrega que el ciudadano debe hacer tres cosas para que el sistema sea exitoso: sacar la basura en el horario establecido, poner las bolsas dentro de los contenedores y separar los residuos.
No obstante, la falta de cultura ciudadana no puede atribuirse solo a los bogotanos. Para Clara Pardo, doctora en economía con énfasis en medioambiente y sostenibilidad, “no hay una estrategia de comunicación definida para que las personas gestionen correctamente los residuos. Los operadores no informan qué días ni en qué horarios pasan, tampoco hay señalización explícita sobre dónde debe ir cada tipo de residuo”.
López indica que ya hay una herramienta que permite conocer en qué punto va el camión y se está adelantando una página web en la que se puede consultar la frecuencia y el horario de recolección según el sector. Además, se planea que haya un espacio para que la ciudadanía alerte si hubo un retraso e, incluso, denuncie a personas que estén dejando desechos que no deberían, como escombros.
El segundo aspecto que causa la falla del sistema, según Oróstegui, tiene que ver con la istración de la Uaesp sobre los operadores privados (Promoambiental, Lime, Ciudad Limpia, Bogotá Limpia y Área Limpia) que se encargan de la recolección, el barrido, la instalación y mantenimiento de cestas y del espacio verde.
Sin embargo, el director de la Uaesp afirma que “hay una percepción que no es correcta: que no se está recogiendo”, y agrega que la entidad cuenta con un sistema de control satelital que monitorea dónde están los camiones de basura. De hecho, dice, “el carro recoge la mayor cantidad de residuos porque le pagan por tonelada”.
Los recicladores
El tercer punto en el que están de acuerdo tanto la Uaesp como los expertos tiene que ver con los recicladores. “Como no hay contenedores diferenciados, algunos rompen las bolsas y terminan dejando un reguero en el piso”, expresa Oróstegui.
Una de las iniciativas para ordenar la actividad son los centros carreteros. Hasta ahora se han dispuesto 10 con el objetivo –dice López– de que estas personas no caminen largos trayectos y puedan separar los residuos allí, en lugar de hacerlo en el espacio público.
Para la economista, la gestión integral de residuos sólidos es como cualquier otra industria. “No hemos entendido este negocio. Si fuera así, reciclaríamos más de una quinta parte del total”.
Según información de la Uaesp, el 18 por ciento de los desechos se reciclan, una actividad clave, pero que representa una cifra baja en comparación con ciudades como Curitiba, en Brasil, que, de acuerdo con ONU Hábitat, recicla el 70 por ciento de su basura.
Para 2019, la ONU reportó que más de 200 ciudades habían aumentado sus tasas de reciclaje del 40 al 80 por ciento integrando a recicladores informales, reduciendo peligros para la salud y mitigando la contaminación.
'Todos tenemos un papel’
Esto es lo que dice Juan Carlos López, director de la Uaesp.
Juan Carlos López, director de la Uaesp. Foto:UAESP
¿Por qué Bogotá está tan sucia?
Los operadores tienen que hacer las rutas en los tiempos establecidos, pero el modelo, que se inició en 2018, necesita que la gente ponga la basura en el contenedor. Si los residuos están en el suelo, no hay forma de dejar la ciudad limpia. Bogotá no es la misma después de la pandemia: ha aumentado el número de carreteros y la indisciplina se ha generalizado. Hoy la ciudad está pagando 20.000 millones de pesos al año por recoger escombros. Todos tenemos un papel en el buen funcionamiento del sistema.
¿Cuál es el control que hacen a los operadores?
Tenemos un sistema de control satelital que monitorea los camiones en tiempo real. La mayoría de la ciudad tiene el servicio tres veces por semana; las áreas complicadas, seis; y los sectores más críticos, tres veces al día, 21 veces por semana. También está la línea 110 para llamar cuando hay problemas de frecuencias.
¿Qué ajustes se están planteando?
La situación debe mejorar con acciones pedagógicas, técnicas y de control. Se está adelantando una página web para consultar la frecuencia y el horario de recolección y denunciar retrasos. Vamos a aumentar la periodicidad de barrido sin que sea mucho más alta la tarifa y cambiar la ubicación de contenedores. La alcaldesa pidió a la Policía preparar agentes que impongan comparendos por el mal manejo de basuras, porque no sirve pagar más tarifa ni optimizar la operación si no acatamos la norma.