Así se ha ido desmoronando el organigrama criminal del Tren de Aragua en Bogotá: estos son los principales cabecillas caídos

Alias "Bellaco" fue el último de los hombres de ‘Niño Guerrero’ que cayó en Bogotá. Esta semana, la Policía Metropolitana de la ciudad informó sobre la captura de cinco criminales que trabajaban para la organización transnacional El Tren de Aragua y que estaban tomando el control de zonas delicadas, como María Paz, en Patio Bonito, tras la huida de ‘Giovanny’ y la captura de alias "Salomón".

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A "Bellaco" se le acusa de ser el autor intelectual del atentado con granada en María Paz, que dejó a una mujer muerta y otras 10 personas heridas, entre ellas, dos patrulleros a quienes iba dirigido el ataque. Junto con este criminal, que estaba encargado de ordenar extorsiones, amenazas y ejecuciones, también fue capturada "Francheska", quien sería la responsable de controlar las finanzas criminales dentro del negocio de la prostitución en el sector y quien, tras la caída de "Bellaco", planeaba tomar el control de la zona y asumir el mando directo de "Niño Guerrero".

Sin embargo, esta no es la primera vez que una escena como esta se repite en Bogotá, y mucho menos en esa zona del sur de la capital. En los últimos meses, también han sido capturados alias "Salomón", "Larry Changa", "Ratón", "Mini Pepsi", "Viejo Daniel" y "Caracas". Según la última declaración del brigadier general José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía de Bogotá, en lo que va del año han caído 32 cabecillas de esta red criminal.

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El año pasado, para esta misma fecha, el conteo de capturas de del Tren de Aragua ya sumaba 129 entre 2022 y 2023. Sin embargo, en declaraciones que los organismos de seguridad dieron a este diario en ese entonces, se estimaba que el número de de esa organización en Bogotá superaba las 500 personas.

Un agente de inteligencia le contó a El Tiempo lo que ha sido la lucha frontal contra el Tren de Aragua durante estos años: cómo esta banda eliminó a poderosas organizaciones criminales locales y explotó el mercado del terror y la droga para colonizar las localidades del sur, e incluso varios exclusivos sectores del norte de la ciudad, incluidos reconocidos bares y discotecas.

La ola criminal extendida por esta estructura lleva consigo estas cifras: en 2019, cuando se conoció el primer caso de un hombre torturado y embolsado, se cerró el año con 19 muertos con esas mismas características. 

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En 2022, las bolsas con partes humanas abandonadas entre las fronteras de las localidades ascendieron a 32, contando seis cuerpos que flotaron en el río Bogotá, en los límites con Soacha. Lo que se sabe de 2023 es que hubo 27 casos, y aunque este año aún tiene meses por contar, ya se habla de más de 22 casos de personas desmembradas y embolsadas, todos resultado de la guerra entre bandas criminales por el control territorial de la droga, la extorsión y la prostitución.

Antes de esta seguidilla de capturas de grandes cabecillas del Tren de Aragua, ya había caído en Bogotá el primer eslabón fuerte. Alias "Brayan La 38" fue, probablemente, el hombre que abrió la puerta a una temporada de terror y homicidios en todo el sur de Bogotá. Tal vez no fue el primero de ‘Los Malditos de Aragua’ en actuar en la capital del país, pero sí el más sanguinario a la hora de atacar y contraatacar a sus contrincantes. La historia de este hombre inició como ficha clave de los casi extintos "Camilos".

En Colombia, el máximo cabecilla para ese entonces era "Brayan La 38", quien desde La Picota manejaba a tres de los más grandes capos del multicrimen en la ciudad y mantenía el control de la calle 38, en Patio Bonito, contigua al sector de María Paz: alias "Osmer", "El Gordo" y "Pepsi", el terror de comerciantes y trabajadoras sexuales de Kennedy.

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Lo sorprendente de este caso es que, a pesar de los operativos de las autoridades, según documentos de inteligencia, alias "Brayan" comandaba una red criminal de más de 500 hombres, todos colombianos y venezolanos, distribuidos en roles como expendedores de droga, campaneros, cobradores, extorsionistas y sicarios.

Alias "El Gordo Gabriel" era el líder financiero de la organización. Se encargaba de recoger el dinero producto de la extorsión a trabajadoras sexuales de Patio Bonito y recibía órdenes directas de alias "Giovanny", quien está en la cárcel de Tocorón, en Venezuela.

Bajo el mando del "Gordo" estaban alias "Emilio", "Chakir", "Viviana", "Manguera" y "Sara", encargados del control de la venta de marihuana, perico y bazuco en Bosa, Dindalito, María Paz y Bella Vista. Además, dirigía a un grupo de unas 20 personas menos visibles que se dedicaban a amenazar y extorsionar.

Otro de los hombres que controlaba las calles de Kennedy era "Manuelito", un joven venezolano de 20 años encargado de labores de seguridad en Patio Bonito para verificar que nada ocurriera sin el permiso de "Brayan" y "Giovanny". Su rol de "campanero" también le servía como enlace encubierto entre la estructura criminal y algunos uniformados implicados en corrupción.

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Eider Amargura Rendón, de 21 años, es hermano de "Manuelito" y su mano derecha. Juntos se encargaban de secuestrar a las víctimas del Tren de Aragua, llevarlas a lugares apartados, o incluso a los llamados "hoteles negros" o casas de pique, donde las torturaban y luego las abandonaban en algún predio de Bogotá. Se les señala por el secuestro y asesinato de Christian David Monroy, un mesero del bar Club Nine Face III, controlado por el Tren de Aragua en la calle 38, en Patio Bonito.

Finalmente, Jhon Uscátegui Rondón, alias "Gocho", era el líder de los sicarios del grupo armado. Se encargaba de ordenar los homicidios selectivos que mandaban los cabecillas del Tren de Aragua y de la banda de "Satanás" (sus contrincantes directos). Solía intimidar a sus víctimas con pistolas 9 mm o armas traumáticas, obligándolas a pagar las exigencias económicas dictadas desde La Picota y Tocorón. Se movilizaba en un bicitaxi o en una motocicleta RX 115 de color negro.

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La captura de alias "Salomón" no solo desequilibró la estructura del Tren de Aragua en Bogotá, sino que también reveló varios aspectos sobre la distribución de la organización en la ciudad. El capo del Tren de Aragua, Salomón Fernández, fue capturado en Aguazul, Casanare, el pasado 27 de junio.

Alias "El Salomón" no solo era la mano derecha de "Niño Guerrero", sino que también se encargaba de recolectar las rentas criminales en Bogotá y en al menos cinco países latinoamericanos donde opera el Tren de Aragua.

"Salomón" entraba y salía de Colombia de manera irregular desde hace muchos años, trayendo criminales desde Venezuela, dinamizando el mercado del microtráfico y estableciendo un esquema de extorsiones que ha puesto contra las cuerdas a los bogotanos desde 2019. Esto desató una guerra a sangre y fuego entre las bandas que buscaban quedarse con el control del tráfico de drogas y otros delitos en la capital del país.

El líder istrativo del Tren de Aragua en Bogotá tenía a su cargo a nueve peligrosos criminales que extendían sus redes por toda la ciudad. Entre ellos estaban alias "Ratón", "Caracas" y "Viejo Daniel", quienes cayeron en la última redada de las autoridades.

Estos criminales, bajo el mando de "Salomón", eran los encargados de coordinar las operaciones en los territorios y de transmitir las órdenes del mando central. También organizaban a los criminales de menor rango para que sirvieran a la organización.

El prontuario de alias "Salomón" no comenzó en 2019, cuando llegó a Colombia. Su carrera delictiva se perfiló desde mediados de 2010, cuando inició con pequeños encargos en Venezuela como delincuente común. No fue sino hasta 2013 cuando comenzó a trabajar en las grandes ligas del crimen en su país natal.

Ese mismo año, fue capturado por las autoridades venezolanas por porte ilegal de armas, tráfico de estupefacientes, extorsión y homicidio. "Salomón" fue recluido en la cárcel de Tocorón, donde conoció a "Niño Guerrero", el cerebro del Tren de Aragua en Latinoamérica, quien ha extendido su poder incluso a países como Estados Unidos y China hasta donde ha logrado extender su poder delictivo.

La cárcel de Tocorón es considerada por las autoridades como una "fábrica de criminales", pues la mayoría de los reclusos que entran allí son instruidos y luego instrumentalizados por "Niño Guerrero", quien les asigna roles según su nivel de experiencia y los distribuye por las redes delictivas que tiene en diferentes países.

En 2016, "Salomón" logró escapar de la cárcel de Tocorón y lideró el mercado criminal en Venezuela, para luego expandirse hacia la frontera con Colombia. En 2019 desembarcó en Bogotá y se convirtió en el contador de las finanzas criminales de esta megastructura transnacional.

Documentos clasificados en poder de las autoridades revelaron que "Salomón" se movía de forma sigilosa por diferentes países de la región y que había entrado y salido de Colombia varias veces de manera irregular. Sin embargo, sus movimientos siempre fueron un misterio, incluso para sus mismos secuaces.

JONATHAN TORO ROMERO 

Redacción Bogotá 

EL TIEMPO 

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