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Noticia
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Alzas de los costos del gas natural, el nuevo golpe al bolsillo de los bogotanos
Desde la istración distrital advierten sobre una crisis de ‘pobreza energética’.
Vanti ha dicho que seguirá buscando fórmulas para estabilizar los costos del servicio público a corto y mediano plazo. Foto: Héctor Fabio Zamora. Archivo EL TIEMPO
Según los datos de Fenalco Bogotá-Cundinamarca, en la ciudad hay más de 7.500 sedes de restaurantes abiertas al público que usan como principal insumo de sus negocios el gas para cocinar. Además de esto, la Secretaría de Integración Social ha dicho que en la ciudad hay cerca de 2,8 millones de personas en condición de pobreza y que, de ellas, el 89 por ciento usa el gas como combustible para cocinar. Estos son los dos principales grupos de bogotanos que sentirán el apretón económico una vez, a finales de febrero, suba hasta en un 36 por ciento el cobro por el consumo de gas.
Pero para entender la implicación de este incremento no hay que ver más allá de las tablas de precios en los restaurantes donde se venden los famosos almuerzos ‘corrientazos’ y ‘ejecutivos’ a los que casi todos los trabajadores bogotanos acuden en sus jornadas laborales.
Foto:Cortesía Llanogas
Alfredo Ballesteros, propietario de un restaurante de comida “al diario” ubicado en el sector gastronómico de Puente Aranda, aseguró que con el incremento de los costos de los servicios públicos la única alternativa que hay es trasladar una parte de esos montos a los precios de los productos que pagan los consumidores.
“Nosotros tenemos corrientazos de 13.000 y 15.000 pesos que ahora quedarán en casi 18.000 o 20.000 pesos. No es solo el gas. Es que todo subió y hay alimentos que, por ejemplo, ya no podemos ofrecer con tanta frecuencia porque están muy caros y eso eleva el costo de la bandeja. Hay personas que vienen aquí solo por una sopa porque no les alcanza para más, y esa sopa que vale 7.000 ahora les costará casi 10.000 pesos. Eso es volver más pobre al pobre y ahora con hambre”, dijo el comerciante.
Pero poner en contexto esta situación también implica revisar la cantidad de personas afectadas, su ubicación en la ciudad y el nivel de vulnerabilidad al que están expuestas. Como lo mencionó el secretario distrital de Integración Social, Roberto Angulo, el incremento de los costos del gas es, a su vez, una “alerta de pobreza energética en la ciudad”, toda vez que las personas con mayores desafíos económicos son las que más hacen uso de este servicio público vital y, a su vez, serán las que más fuerte reciban el golpe en el incremento de los precios.
Por ejemplo, según la última Encuesta Multipropósito (2021), la localidad de Usme tiene 573.611 personas en condición de pobreza monetaria, de las cuales el 91,8 por ciento usa el gas para cocinar. Luego le sigue Kennedy, donde hay 349.488 personas en esta misma condición y donde el 91 por ciento usa el gas de manera permanente; también Bosa, con 344.027 personas en pobreza, de las que el 89 por ciento usa el gas como insumo vital. Suba, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Engativá tienen situaciones similares.
Recibo del gas de Vanti. Foto:Fotomontaje a partir de imágenes de iStock y Vanti
Esta situación también, según analistas, debería ser examinada a la luz de los otros golpes que este 2025 trajo al bolsillo de los bogotanos, como, por ejemplo, el aumento de las tarifas de los pasajes de TransMilenio, los recortes de los subsidios que el Gobierno Nacional daba a las poblaciones vulnerables de la capital del país, la disminución de las asignaciones de créditos de Icetex para estudiantes universitarios y, como lo señalan algunos ciudadanos, el cada vez más alto valor de los alimentos de la canasta básica familiar.
Patricia Amaya, doctora en economía y empresas de la Universidad Manuela Beltrán, advierte que el impacto del incremento es mucho más grave y que no solo tendrá una repercusión en la alimentación de los hogares, sino en el incremento de otros productos y servicios de origen agrícola y manufactureros.
“Todo incremento de las tarifas de los productos y servicios esenciales representa un deterioro en la calidad de vida de los bogotanos. El mayor efecto negativo de los incrementos de los costos del gas natural lo sentirán los estratos 1, 2 y 3, que verán la obligación de destinar más recursos económicos para cubrir las facturas. El incremento también se verá reflejado en los precios de productos de comida, servicios de restaurantes y en los precios finales de industrias como la agrícola y la manufacturera, que usan el gas para servicios de refrigeración”, advirtió Amaya.
Pero esta situación ya había sido advertida por concejales de Bogotá como Rolando González, quien desde 2024 ya había señalado lo que podría ser una “crisis de gas en la ciudad”. Según González, en ese entonces conoció unos documentos oficiales en los que se aseguraba que el desabastecimiento de gas para 2025 en Bogotá iba a ser del 8 por ciento y que eso alentaría un incremento de las tarifas del suministro, toda vez que Bogotá es la ciudad del país que más consume este servicio público.
Gas natural Foto:iStock
“En 2024 advertí, tras conocer unos documentos en los cuales se señalaba que el desabastecimiento de gas este año iba a ser del 8 por ciento, lo cual implicaba importarlo; eso iba a generar un aumento de la tarifa o un racionamiento. Lamentablemente, ahora Vanti anuncia un aumento del 36 por ciento. Esto es consecuencia del mal manejo de la política energética del país. Recordemos que Bogotá consume el 54 por ciento del gas residencial y el 18 por ciento del gas vehicular. Los bogotanos veremos el efecto de esta alza”.
Golpe fuera de la cocina
vanti Foto:vanti
Aunque Vanti, empresa que presta el suministro de gas en Bogotá, señaló que el gas natural continuará siendo el servicio público domiciliario más barato, y la mejor solución para quienes buscan una alternativa eficiente, económica y limpia, lo cierto es que expertos analistas en la materia aseguran que el impacto en la economía de los bogotanos será drástico, toda vez que no solo hablamos del encarecimiento de los alimentos.
Ómar Oróstegui, director del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana, aseguró que “el impacto será durísimo en las finanzas de TransMilenio por el número considerable de buses que funcionan con tecnología Euro VI de gas natural. Eso sin contar el parque automotor de taxis en Bogotá”.
Situación que fue respaldada por Camilo Prieto, profesor de cambio climático y energías renovables de la Universidad Javeriana, quien explicó que en Bogotá el gas tiene varios usos como energético. El primero de ellos es el de uso domiciliario, que hace referencia al combustible que se quema en las cocinas y calentadores de agua de los hogares, y el segundo es el que se usa para el transporte. Rubro que, según los expertos, también sentirá el impacto de las alzas.
“El gas natural también es vehicular y no se usa solamente para el transporte del sistema público, sino también para los taxis y otros vehículos particulares que lo usan como combustible”, aseguró el experto, quien, además, puso otro tema sobre la mesa que podría tener consecuencias en el futuro y un impacto en las facturas de la energía.
Vanti al Parque Foto:Grupo Vanti
“Hay otro impacto que no solo va a vivir Bogotá, sino el país, y es que las térmicas en Colombia usan gas y carbón, y el hecho de que suba el precio del gas en la generación va a tener un impacto también sobre la tarifa de energía”, advirtió el experto de la Javeriana.
Finalmente, Vanti ha dicho que seguirá buscando fórmulas para estabilizar los costos del servicio público a corto y mediano plazo. “Colombia necesita del gas natural para reducir la pobreza energética, cumplir sus metas en reducción de emisiones, cerrar brechas socioeconómicas, llevar bienestar, alcanzar el desarrollo sostenible, lograr el ascenso tecnológico del transporte, hacer la transición para la industria y tener una mejor calidad de aire, todo lo anterior al menor costo posible”.