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Alcalde Galán y la CAR Cundinamarca proponen extraer aguas subterráneas en Bogotá y la región: ¿cuánto cuesta y qué riesgos tiene?

Aunque es viable, expertos advierten varios peligros, como el hundimiento del suelo, si no se hacen estudios técnicos.

Imagen de la planta de Tibitoc — Según la CAR, la cantidad de agua que se podría extraer es equivalente a siete veces lo que se genera en la planta de Tibitoc. Foto: Acueducto de Bogotá

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Laura Valentina Mercado

PERIODISTA DE BOGOTÁ27.09.2024 23:13 Actualizado: 29.09.2024 00:00

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Las pocas lluvias del último año y el bajo nivel de los embalses que abastecen de agua a Bogotá y 12 municipios aledaños han causado que tanto las autoridades regionales como distritales, busquen a toda costa distintas estrategias para conseguir nuevas fuentes del recurso hídrico.

(Lea también: ¡Pilas! Este domingo comienza el nuevo calendario de racionamiento de agua en Bogotá: vea la rotación y los grupos por localidades para los cortes del servicio).

El último planteamiento del alcalde Carlos Fernando Galán fue evaluar la posibilidad de extraer las aguas subterráneas presentes en la región. Si bien para las autoridades y los expertos es una opción factible, si no se hace correctamente puede acarrear consecuencias ambientales como el hundimiento del suelo.

“Nosotros recibimos en junio una delegación del Banco Mundial, donde estaba presente quien manejó la crisis del agua en Ciudad del Cabo hace unos años, y con ellos estamos trabajando la posibilidad de avanzar eventualmente en tenerla como una fuente adicional”, comentó Galán en una rueda de prensa.

La Corporación Autónoma Regional (CAR) Cundinamarca también propuso lo mismo semanas atrás. Alfred Ballesteros, director de la entidad, le dijo a EL TIEMPO que haciendo uso de los acuíferos de la Sabana de Bogotá, las formaciones geológicas que almacenan agua en el subsuelo, se podría garantizar el agua en la región para los próximos 100 años.

(Puede leer: Bogotá se enfrenta a posible racionamiento de agua prolongado: esta es la radiografía de la crisis que evalúa el Distrito).

Vista aérea de Tabio y Tenjo, municipios que podrían optar por ser parte de la Región Metropolitana. — La Sabana de Bogotá almacena acuíferos con 77.000 millones de metros cúbicos de agua. Foto:Rodrigo Sepúlveda. Archivo EL TIEMPO

“En 2017, con el Estudio Regional del Agua, concluimos que tenemos 77.000 millones de metros cúbicos disponibles en los acuíferos en la Sabana de Bogotá. Se podría llegar a explotar, por recomendación técnica, hasta un 10 por ciento de este caudal. Es decir, aproximadamente 7.700 millones de metros cúbicos”, dijo Ballesteros.

Se podría llegar a explotar, por recomendación técnica, hasta un 10 por ciento de este caudal. Es decir, aproximadamente 7.700 millones de metros cúbicos

El funcionario agregó que esta cantidad de agua es equivalente a siete veces lo que se genera en los tres embalses del sistema Norte (Neusa, Sisga y Tominé) . También, hizo énfasis en que la explotación de aguas subterráneas se usa en países como Israel y Estados Unidos.

De hecho, según la página web de la Secretaría de Ambiente, el agua subterránea representa más del 30 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta, sin embargo, hay que tener en cuenta que el agua de las capas de hielo y glaciares no está disponible para uso, por lo que el agua subterránea representa más del 97 por ciento del agua dulce disponible del planeta.

Pero, para no ir muy lejos, este método de captación se utiliza actualmente en diversas poblaciones de la región, como es el caso del municipio de Madrid (Cundinamarca), el cual “capta casi el 50 por ciento del agua que necesitan sus habitantes de varios pozos que tienen autorización”, afirmó Ballesteros.

Ahora bien, ¿cuánto le valdría esto a las autoridades del departamento o del Distrito? ¿Sería una solución para la crisis a corto o a largo plazo?

El embalse del Siga registra un 67% de su capacidad total. — El embalse del Sisga, que hace parte del sistema Norte. Foto:Diego Téllez CAR Cundinamarca

Tiempo y costos de la propuesta

El director de la CAR mencionó que primero se deben realizar estudios geoeléctricos, que cuestan alrededor de 10 millones de pesos. Luego se deben hacer las perforaciones.

“El metro de perforación cuesta entre un millón y medio a dos millones y medio por metro. Entonces, ¿de qué depende el valor del pozo? De la profundidad que debe tener para encontrar un caudal importante”, explicó.

En ese orden de ideas, suponiendo que se deba crear una excavación de 1.000 metros y que pueda llegar a un caudal de hasta 100 litros por segundo, un pozo puede costar un promedio de 2.000 a 2.500 millones de pesos. “Al valor habría que incorporar los equipos de bombeo, el sistema de tratamiento y cómo se conectará con las redes de acueducto, que ya son costos distintos”.

Ahora, en cuanto a tiempos, el funcionario explicó que, teniendo en cuenta la experiencia de varios municipios que tienen este método, en año y medio se podrían ver los primeros pozos. “Incluso menos, porque hay proyectos que han logrado en seis meses sacar los permisos y construir los pozos profundos”.

El agua subterránea es la alternativa para atender la demanda del recurso hídrico en el centro del país. Es una solución que nos permitirá mitigar la crisis de desabastecimiento producto de un prolongado periodo seco en La Sabana de Bogotá y municipios aledaños. En el video les… pic.twitter.com/K41RJWpQsu
— Alfred Ballesteros Alarcón (@Alfred_Balle) September 26, 2024

No obstante, Fernando Helí Romero, profesor del departamento de Geociencias de la Universidad Nacional, le dijo a este diario que el tiempo que tomaría construir los primeros pozos sería mayor, pues indicó que “no hay estudios suficientes y actualizados” para hacer esta práctica de una forma segura.

“No es tan cara ni tan metódica como la exploración de petróleo, pero se necesita hacer toda una serie de estudios que involucran muchas técnicas geológicas. Luego, hay que hacer pozos exploratorios, denominados piezómetros. No se demora un mes ni seis meses, es un proceso que involucra entre dos y tres años”, explicó el experto.

Los riesgos de la exploración de agua subterránea

El profesor Romero también advirtió que esta práctica, si no se hace de manera adecuada, podría acabar con las reservas, ya que el agua que se almacena en los acuíferos depende de un área llamada zona de recarga, que en el caso de Bogotá y la Sabana son los cerros orientales y los páramos.

“Se necesita que llueva para que el agua se infiltre. Para este proceso son vitales los árboles, que actúan como sombrillas y permiten que el agua pueda ingresar a los acuíferos”, aseguró.

Añadió que, si bien en el año 1976 la Universidad Nacional lideró un estudio sobre las aguas subterráneas de Bogotá y la Sabana, que ha sido referencia durante décadas, no es un análisis que esté actualizado ni tenga en cuenta el panorama actual, en el que parte de los cerros orientales se ha visto afectado por los incendios forestales.

En los cerros orientales de Bogotá, pese a los esfuerzos de los distintos organismos de emergencia no se ha logrado controlar por completo las llamas. — La vegetación dañada en los cerros orientales puede afectar las zonas de recarga de los acuíferos. Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO

Por otro lado, también existe el riesgo de la sobreexplotación, la cual puede causar el hundimiento de la tierra. Aunque Ballesteros mencionó que solo se podía extraer el 10 por ciento de los acuíferos, para Romero es un tema que se debe analizar detenidamente.

“Cuando no se hacen estudios técnicos y se hacen 10 o 15 pozos a la misma profundidad, sobreexplotan el acuífero y, sin agua, disminuyen la presión y se hunde el material”, dijo.

En esto coincidió Andrés Leonardo Castelblanco, magister en planificación urbana y regional de la Universidad de Los Andes, quien indicó para EL TIEMPO que el agua subterránea a veces hace parte estructural de las cavernas, si se saca se debe mirar que la caverna no vaya a colapsar o crear socavones”.

Asimismo, advirtió que el agua subterránea “puede estar contaminada por filtración de aguas negras, combustible, pesticidas y demás. También puede tener metales pesados y otros minerales dependiendo de la composición geológica del suelo”.

Comienza nuevo ciclo de racionamiento en Bogotá

Debido a que el nivel de los embalses del sistema Chingaza sigue bajando, y las lluvias todavía son escazas, el alcalde Carlos Fernando Galán anunció que volverá la medida de racionamiento diario.

En agosto se habían alcanzado niveles por encima del 52 por ciento en el sistema Chingaza, el cual está compuesto por los embalses de Chuza y San Rafael, y aportan el 70 por ciento del agua de la ciudad. Sin embargo, actualmente, está en el 45 por ciento de su capacidad.

La medida comienza desde este domingo, a las 8 de la mañana. Los ciclos duran nueve días, en las mimas zonas en donde se ha venido haciendo.

El embalse de Chuza está ubicado en el municipio de Fomequé, Cundinanarca. Foto:Guillermo Reinoso

Asimismo, los cortes duran 24 horas, por lo que el restablecimiento del servicio en cada turno comenzará a las 8 a. m., del siguiente día y la normalización total podrá tomar algunas horas adicionales según las características técnicas de cada sector.

Galán, además, afirmó que desde la Alcaldía se está desarrollando un decreto “que incorporará prohibiciones como: usar agua potable para lavar fachadas, parqueaderos, vehículos, el riego de jardines, zonas verdes o infraestructura de recreación o deportiva”.

Se impondrán sanciones que podrán ir desde amonestaciones, multas u órdenes de suspensión de actividades a quienes violenten las normas de policía para la preservación del agua o el racionamiento.

Turnos de racionamiento. Foto:Alcaldía de Bogotá

Asimismo, el mandatario informó que, si el nivel del sistema Chingaza llega al 36 por ciento, las medidas de racionamiento se volverán aun más restrictivas.

Por lo tanto, las autoridades recomiendan ahorrar agua en los hogares, con medidas como: tomar duchas cortas, cerrar el grifo mientras se lava los dientes, arreglar las fugas en los baños y usar la lavadora cuando tenga carga completa.

LAURA VALENTINA MERCADO

REDACCIÓN BOGOTÁ

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