Cuando una persona piensa en productos de madera, como sillas o mesas, cada vez más lo asocia a deforestación. La producción de bienes a partir de este material ha venido, según expertos, tomando una percepción negativa entre los consumidores; sin embargo, explica Johana Herrera, oficial de bosques y cambio climático de WWF Colombia, la madera legal puede, de hecho, ser una opción para conservar y proteger los bosques.
De acuerdo con la experta, lo primero que hay que entender es la diferencia entre deforestación y degradación. Cuando una zona de bosque virgen es deforestada, los árboles que componen dicha zona usualmente se pierden, porque son quemados. Eso pasa debido a que cuando se deforesta un bosque este es usado la mayoría de las veces para actividades de agricultura y ganadería.
En cambio, cuando se usa la madera del bosque de forma ilícita lo que se realiza es un proceso de degradación, porque quienes cortan los árboles lo hacen sin tener en cuenta características de estos, como la edad y los servicios ecosistémicos que prestan, por ejemplo, entregando semillas para que nuevos árboles puedan brotar y desarrollarse.
La gente cree que consumir madera es malo y no, es bueno. Y hacerlo de manera sostenible apoya a comunidades que viven de los bosques.
Aunque ambas problemáticas son complejas, lo cierto es que la degradación es más difícil de medir debido a que cuando se analiza el área de bosques con imágenes satelitales (técnica para medir el bosque en pie en el país) se puede llegar a pensar que este es un ecosistema sano, cuando la realidad es que es un ecosistema gravemente afectado.
“La tala ilegal impacta principalmente en ese fenómeno de degradación. Es decir, hay una selección de unos árboles, se talan y como se hace una selección sin un manejo silvicultural apropiado lo que hacen es que empiezan a quitar individuos importantes del bosque y generan impactos sobre su funcionamiento”, destaca Herrera. Según cifras del Ideam, solo el 12 por ciento de las zonas donde se hace tala ilegal pueden tender hacia la deforestación.
En 2021 fueron deforestadas 170.000 hectáreas en Colombia. Así se ven algunas zonas en Chiribiquete. Foto:Ministerio de Defensa
Por eso, según Herrera, la solución más viable es la creación de un modelo de producción de recursos maderables legales, que implique el aprovechamiento del potencial forestal que posee el país y el trabajo conjunto con comunidades locales.
“La gente cree que consumir madera es malo y no, es bueno. Y hacerlo de manera sostenible apoya a comunidades que viven de los bosques. Ojalá cada vez más se vaya quitando esa idea mala del consumo de madera”, enfatiza Herrera.
Colombia tiene un gran potencial como país forestal. Esa es, de hecho, una de las conclusiones del libro Colombia, país de bosques, en el que 51 expertos señalan que la nación está perdiendo la oportunidad de aprovechamiento de recursos maderables y no maderables de sus bosques.
Según le explicó a EL TIEMPO María Fernanda Valdés, coeditora del libro, “por falta de visión o por falta de una apuesta frontal”, el país ha perdido la oportunidad de volver los bosques más productivos.
En eso coincide Johana Herrera de WWF Colombia, según ella, un aprovechamiento forestal sostenible es en realidad beneficioso para el país en muchos sentidos: permite aprovechar los recursos, conservar y proteger los ecosistemas de forma adecuada, y entrega posibilidades de sustento económico y legalización de actividades que hoy son vistas de forma negativa como la producción de bienes provenientes de la madera.
Por eso, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, WWF Colombia y Fedemaderas, con el apoyo de la Unión Europea en Colombia y la FAO, crearon en 2009 el Pacto Intersectorial por la Madera Legal en Colombia (PIMLC).
La alianza público-privada ha venido promoviendo en los últimos años el desarrollo de actividades de forestería comunitaria en distintas regiones del país. Un trabajo nada sencillo, pues según destaca Herrera, hoy se desconoce la cantidad de productores ilegales de madera en Colombia. Además, hay muy pocas cifras sobre esta problemática.
Por ejemplo, solo se sabe que el 47 por ciento de los productos hechos con madera en el país provienen de fuentes ilegales, y cifra que puede estar desactualizada. En ese trabajo, el PIMLC ha logrado que 200 empresas se sumen a un esquema de reconocimiento de madera procedencia de madera legal. Varias de esas empresas se presentarán en la feria Interzum, que se realiza de hoy al 13 de mayo, en Corferias, Bogotá.
Una de ellas es Asoproabibe, de la que hacen parte campesinos del Urabá que aprovechan de forma sostenible los productos maderables de la serranía de Abibe. De acuerdo con Julio Vásquez, quien hace parte de la asociación, el apoyo que recibieron les permitió entender cómo las actividades de aprovechamiento del bosque que estaban haciendo eran ilegales y nocivas, y cómo pueden hacerlo de manera sostenible, por ejemplo, con herramientas de georreferenciación de madera aprovechable.
“Yo creo que de esa manera es que se hace patria, llegando al campo, enseñándonos de qué manera es que se optimizan y se usan los recursos. De eso se trata, de que las comunidades aprendan a manejar los recursos naturales en comunidad”, destaca Vásquez.
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