En la Cumbre de Cambio Climático de 2015, realizada en Francia, se firmó uno de los documentos más importantes para el futuro del planeta: el Acuerdo de París. Entre los distintos compromisos que allí se hacían había uno que era clave: limitar el aumento de las temperaturas a menos de 1,5 ºC en este siglo y, en caso de que no sea posible, no superar la barrera de los 2 ºC. Hoy, según un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), al ritmo actual llegaremos a 2,6 ºC en el mejor de los casos, pero lo más probable es que el aumento alcance 2,8 ºC.
Dicho límite, establecido por el Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés), busca evitar desastres climáticos que hoy por hoy ya estamos viendo. Este año estuvo marcado por inundaciones históricas en Pakistán, el verano más caluroso de la historia de Europa, el tercer año consecutivo de sequía en el oeste de Estados Unidos. Sin embargo, de superar la barrera de los 2 ºC, el mundo podría experimentar escenarios que ni siquiera han sido estudiados. Entraría en un futuro basado en la incertidumbre climática.
El mismo IPCC ha señalado que esta década es clave para lograr las acciones que se requieren para frenar el calentamiento, porque hay estudios que ya señalan que antes de que termine el 2030 el mundo podría superar la barrera de los 1,5 ºC. Actualmente estamos en 1,2 ºC.
Según explica Benjamín Quesada, investigador del IPCC y profesor de la Universidad del Rosario, si bien es cierto que estamos en una coyuntura mundial en la que pocos países consideran el clima como su principal preocupación, la COP27 debería funcionar como el escenario que reúna los mayores esfuerzos del planeta, dado que más allá de las situaciones actuales como la guerra entre Ucrania y Rusia, la crisis energética europea o la inflación global, de lo que se pacte en este escenario depende el futuro del planeta.
Quesada enfatiza en que si bien es cierto que durante años las COP han sido criticadas por ser un escenario con pocos logros y muchas promesas, lo cierto es que de no existir hoy probablemente enfrentaríamos un escenario más complejo.
“Sin compromisos climáticos hoy estaríamos sobre la senda de los 4 ºC o 5 ºC durante este siglo. Hoy en día hay compromisos que se han ido mejorando con los países a través de los años y estamos más hacia la senda de los 2,4 ºC o 2,8 ºC. Eso asumiendo que los países van a implementar lo que han prometido. Y eso es lo que le falta a Colombia, que tiene una meta climática muy ambiciosa aunque los analistas dicen que es insuficiente. Por eso, esta COP27 busca establecer cómo van a lograr los países cumplir estas metas”, señala Quesada.
A pesar de la urgencia de frenar el aumento de las temperaturas, lo que se ha visto es que la mayoría de los países ha sentado el foco de la discusión de la COP27 en el financiamiento, sobre todo entre los países africanos, que se espera lideren la conversación en la cumbre.
De hecho, hace tan solo unos días, sesenta ministros de Ambiente, la mayoría de países africanos, se reunieron en una cita informal en la República Democrática del Congo. El objetivo era establecer un discurso centralizado y pactar objetivos en temas claves, entre ellos financiación por parte de países ricos, que son los mayores emisores y, por ende, responsables en mayor medida del cambio climático.
Sin compromisos climáticos hoy estaríamos sobre la senda de los 4 ºC o 5 ºC en este siglo. Hoy hay compromisos que se han mejorado con los países y estamos más hacia la senda de los 2,4 ºC o 2,8 ºC
Dichos fondos son una promesa incumplida de los países ricos, que en el Acuerdo de París establecieron que anualmente entregarían 100.000 millones de dólares para temas climáticos. Hoy esa cifra difícilmente llega a 80.000 millones, y en muchos casos los fondos no se han entregado como cooperación internacional, sino como créditos.
Para el ambientalista colombiano Camilo Prieto, el mundo tiene en la COP27 una última gran oportunidad y el tema central, más allá de los fondos, debería ser el de establecer una estrategia que funcione, pues hemos aumentado 1,2 ºC bajo la senda actual, lo que mostraría que las COP requieren una reforma urgente pues las metas planteadas en el Acuerdo de París no se van a cumplir.
“Hay que construir un escenario pos Acuerdo de París. No seguir persistiendo en las estrategias que han fallado desde que se firmó el Acuerdo”, señala Prieto. Para él, es necesario que el mundo reconozca que falló y no logró los objetivos y que cambie rápidamente la metodología y las metas, porque, de lo contrario, se enfrentará a un escenario inevitable. Y eso, señala el experto, solo puede hacerse si la COP27 logra generar un liderazgo suficiente para cambiar una realidad que a hoy parece inevitable.
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE
Otros temas que pueden interesarle: