Homicidios, actos de corrupción, persecuciones injustas contra terceros, todos estos hechos y más han quedado en evidencia en los últimos días por causa de sendos audios de WhatsApp que terminaron convirtiéndose en cadenas desafortunadas que dejan ver los secretos que se guardan los políticos entre ellos y el constante chantaje que aceita esas relaciones.
Primero vino la voz del personero de Quibdó, Domingo Ramos, quien en la grabación que circuló asegura que su antiguo socio político, compadre, amigo y alcalde de esa ciudad, Martín Sánchez, estuvo involucrado en hechos irregulares para garantizar su elección como mandatario de la capital chocoana y hasta lo acusa del homicidio de un reconocido abogado de esa región del país en hechos que aún no han sido esclarecidos por la justicia.
Más allá de las acusaciones contra el alcalde Sánchez (que son gravísimas), queda en el aire el sinsabor de que el personero guardó silencio sobre todos esos actos claramente delictivos a pesar de estar en el principal cargo de la ciudad para la defensa y protección de los intereses de la ciudadanía. ¿Un personero ocultando detalles de un homicidio? ¿Un defensor de la ciudadanía aceptando en silencio la corrupción de un alcalde? ¡Habrase visto!
La historia se vuelve aún más interesante cuando se conoce la explicación del alcalde sobre el audio. Dice el mandatario que el malestar de su ex amigo se da porque hace varias semanas unos contratistas fueron a visitarlo para denunciar presiones del personero y que ante la situación les recomendó hacer la denuncia ante la Fiscalía. Y si los contratistas no denuncian, ¿por qué no hace él mismo la denuncia, de la cual quedó plenamente enterado? ¿Por qué no ordena una investigación disciplinaria?
Los audios de este fin de semana muestran la política tal y como es: egoísta e interesada. Imperan el silencio y los acuerdos por debajo de la mesa.
El audio de WhatsApp del personero de Quibdó es prueba de la estolidez de nuestros políticos que esperan que un mensaje de esos no se filtre, pero por encima de ello es la perfecta radiografía de un nefasto sistema en el que a punta de secretos, de guardados y de chantajes se alimentan las sociedades entre los políticos de nuestras regiones.
Para confirmarlo, preciso este mismo fin de semana, aparecieron las grabaciones de WhatsApp del gerente de la Lotería de Manizales, Arturo Espejo, quien también termina haciendo un irable despliegue de insultos a su jefe, el alcalde Carlos Mario Marín, adobados por algunos detalles que no deben pasar desapercibidos para las autoridades judiciales.
“Usted es un perdedor, no lo tumbo ya porque me sirve hasta abril”, dice el gerente Espejo, y luego señala que conoce de los torcidos y la robadera del gobernante local. Todo muy grave. Todo de Código Penal.
¿Ha denunciado algo de esto el gerente de la lotería? ¿Ha presentado las pruebas o su testimonio ante la Fiscalía y la Contraloría?
Los audios de este fin de semana hablan mal de quienes los envían y de los sujetos a quienes hacen referencia. Todos son presuntos partícipes de delitos, ya sea como autores intelectuales o materiales o como encubridores. Los audios de este fin de semana muestran la política tal y como es: egoísta e interesada. Imperan el silencio y los acuerdos por debajo de la mesa, mientras que la población cada cuatro años vota supuestamente por alguien que buscará lo mejor para la mayoría.
¿Políticos o delincuentes confesos? Ojalá algún día la justicia nos dé respuesta sobre estos cuatro personajes, aunque viendo el panorama la fe poco a poco se extingue.
#PreguntaSuelta: ¿con el proyecto que ahora llega al Congreso para que los ataques a infraestructura pública durante la protesta social no lleven a la detención de sus autores se volverá paisaje el ataque contra los CAI?
JUAN PABLO CALVÁS