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Construyeron un complejo en Texas para vivir en comunidad para envejecer juntas: el resultado

El lugar les permite compartir gastos y responsabilidades.

Las 3 mujeres viven juntas en comunidad Foto: Nicholas Bailey/Pelican Image Creation

RedactorActualizado:
En un mundo donde el envejecimiento a menudo se asocia con soledad e incertidumbre, tres mujeres de Texas decidieron desafiar las normas establecidas y construir una solución innovadora: un complejo residencial donde pudieran envejecer juntas
Según comentaron las protagonistas al medio Business Insider, el mismo les permite compartir gastos y responsabilidades, además de crear una red de apoyo que ofrece tranquilidad y seguridad para el futuro.

El inicio de una idea revolucionaria en Texas

La historia comenzó en 2012, cuando Christina Guerra y su hermana Michelle Douthitt enfrentaron la pérdida de sus esposos en un corto período. En lugar de sucumbir al dolor, las hermanas decidieron dar un giro radical a sus vidas
Junto a su amiga de toda la vida, Muriel Lanford, se propusieron construir un lugar donde pudieran envejecer juntas mientras se cuidaban mutuamente. En 2017, adquirieron cinco acres de terreno en Fair Oaks Ranch, una pintoresca localidad al norte de San Antonio, por US$175.000.

Parte del proyecto que realizaron Foto:Istock

Su visión era clara: un espacio donde cada una tuviera su independencia, pero con la cercanía necesaria para brindar apoyo emocional y físico.
El resultado de su esfuerzo es Tierra de Dios, un complejo residencial que incluye una casa principal de 2.378 pies cuadrados y una vivienda separada de 1.902 pies cuadrados. Cada hermana tiene un ala privada en la casa principal, mientras que Lanford vive en la vivienda independiente. 
La construcción, que costó US$1’200.000 en total, fue posible gracias a la venta de sus viviendas anteriores y la obtención de un préstamo conjunto. Aunque el concepto de incluir a tres personas en una hipoteca fue inicialmente desconcertante para los bancos, las mujeres lograron superar este obstáculo, lo que aseguró la protección de sus inversiones mediante testamentos individuales.
En el portal citado, las mujeres explicaron que, en Tierra de Dios, la comunidad no es solo un ideal: es una práctica diaria. Las residentes comparten comidas, dividen los costos de servicios públicos y, lo más importante, se cuidan mutuamente. 
Según Lanford, una enfermera retirada, la tranquilidad de saber que alguien estará allí en caso de necesidad es invaluable. Indudablemente, esta iniciativa también abordó un problema social crítico: el aislamiento de los adultos mayores
Al compartir sus vidas en comunidad, las tres mujeres crearon nada más y nada menos un modelo que podría inspirar a otros a repensar cómo se aborda el envejecimiento.

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