El estudio, publicado en la revista PLOS One, utilizó a treinta gatos domésticos para evaluar su comportamiento.
La Universidad de Agricultura de Tokio comprobó que los felinos pasan más tiempo olfateando el olor de un extraño que el de su dueño.
De acuerdo con el estudio, se les presentaron tubos de plástico que contenían bastoncillos impregnados con el olor del dueño del gato, de un humano desconocido o un tubo vacío.
Los felinos dedicaron más tiempo a olfatear los olores ajenos en comparación con los de su dueño o los tubos sin olor.
Diferentes hemisferios cerebrales y uso de fosas nasales
Los investigadores observaron que, al enfrentarse por primera vez a un olor desconocido, los gatos utilizaban preferentemente la fosa nasal derecha para olfatear.
A medida que se familiarizaban con el aroma, cambiaban a la fosa nasal izquierda. Este patrón indica que pueden estar utilizando distintos hemisferios cerebrales para procesar la información olfativa, un fenómeno también documentado en perros, peces y aves.
Los gatos usan primero la fosa nasal derecha para explorar olores y luego cambian a la izquierda. Foto:iStock
Relación entre personalidad del gato y comportamiento olfativo
Para complementar el estudio, los propietarios completaron un cuestionario en línea sobre la personalidad de sus gatos y la relación que mantenían con ellos.
Se constató que los gatos machos con personalidades consideradas “extrañas” o ansiosas tendían a olfatear cada tubo repetidamente, mientras que aquellos con una personalidad más “agradable” lo hacían de manera más calmada.
Los gatos . Foto:iStock
En contraste, no se encontró influencia de la personalidad en el comportamiento de las gatas hembras durante el experimento.
La personalidad de los gatos machos influye en su comportamiento olfativo. Foto:iStock
Comportamiento exploratorio previo al marcaje olfativo
Finalmente, se observó que después del olfateo, los gatos realizaban un comportamiento característico de frotamiento, conocido como marcaje olfativo.
Este acto sugiere que el olfateo es una conducta exploratoria previa a la acción de dejar su propio olor en el objeto, un mecanismo común en la comunicación felina.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de EFE, y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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