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El secreto que guardan los bigotes de los ratones y revoluciona la ciencia: tienen un extraño poder sensorial
Un reciente hallazgo revela que los bigotes de los ratones no solo sirven para el tacto, sino también como fuente de información sonora.
Los científicos utilizaron micrófonos ultrasensibles capaces de registrar frecuencias ultrasónicas.
Expertos encontraron que los pelos en el hocico de los roedores tienen funciones sensoriales mucho más amplias de lo que se creía.
Foto: iStock
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Durante siglos, los ratones han sido objeto de repulsión por parte de los humanos, al estar relacionados con ambientes insalubres y enfermedades. No obstante, este pequeño mamífero esconde secretos fisiológicos que lo hacen único en el reino animal. Así lo demuestra un estudio publicado recientemente en la revista Current Biology y liderado por científicos del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel.
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Una herramienta sensorial multifacética
En sus hábitats naturales, como madrigueras oscuras y túneles estrechos, los ratones cuentan con una visión limitada. Por esta razón, han desarrollado el hábito de rozar sus largos bigotes, conocidos científicamente como vibrisas, contra las superficies que los rodean. Hasta ahora, este comportamiento se entendía como una simple función táctil. Sin embargo, el equipo del doctor Ilan Lampl, del Departamento de Ciencias del Cerebro del Instituto Weizmann, descubrió que esta acción también produce sonidos sutiles que los ratones son capaces de oír.
"Los bigotes son tan delicados que nadie había pensado en verificar si producen sonidos que los ratones pueden oír", explicó Lampl en el sitio web de la institución. La investigación revela que esta estimulación sonora activa directamente la corteza auditiva de los roedores, lo que indica que su percepción del entorno no es solo táctil, sino también auditiva.
La mezcla entre tacto y audición que presentan los ratones también puede verse en los humanos. Foto:iStock
Tecnología de vanguardia para un hallazgo revelador
Para alcanzar esta conclusión, los científicos Athanasios Ntelezos y Yonatan Katz, colaboradores de Lampl, utilizaron micrófonos ultrasensibles capaces de registrar frecuencias ultrasónicas, similares a las que se producen cuando los bigotes de un ratón rozan distintas superficies. Estos dispositivos fueron colocados a menos de dos centímetros del origen del sonido, distancia comparable a la existente entre la oreja del ratón y sus bigotes.
A través de mediciones precisas, los investigadores observaron que las redes neuronales auditivas de los ratones se activaban incluso cuando se bloqueaban las vías que normalmente transmiten el sentido del tacto al cerebro. Esto confirmó que los sonidos generados por las vibrisas podían ser procesados como una señal sensorial independiente.
“El sistema de bigotes del cerebro, conocido como sistema vibrisa, funciona de manera integrativa y multimodal cuando los animales exploran activamente su entorno”, señaló Lampl.
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Los investigadores del proyecto. Foto:Instituto de Ciencias Weizmann
Experimentos y aplicaciones futuras
El equipo también diseñó una serie de experimentos conductuales para validar sus hallazgos. Entrenaron a ratones a los que se les había anulado la sensibilidad táctil para que reconocieran diferentes estímulos basándose únicamente en los sonidos producidos por sus bigotes. Los resultados fueron concluyentes: los animales respondieron con precisión, asociando los sonidos con la información sensorial correspondiente.
Más allá del descubrimiento biológico, los investigadores ven una oportunidad para el desarrollo tecnológico. “Integrar diferentes tipos de señales sensoriales es un gran desafío en el diseño de sistemas robóticos. El sistema de los bigotes del ratón podría inspirar tecnologías para crear sensores de advertencia temprana y evitar colisiones en condiciones de poca visibilidad para los robots”, explicó el científico Efron, también miembro del equipo de investigación.
Este hallazgo redefine lo que se sabía sobre la percepción animal y plantea nuevas preguntas sobre la integración de los sentidos en otras especies, incluidos los humanos. Tal como explican los autores, un fenómeno similar ocurre cuando una persona introduce la mano en una bolsa sin mirar y, al escuchar el crujido de un envoltorio, reconoce que ha encontrado un chocolate. Es la interacción entre el sonido y el tacto lo que permite identificar el objeto.
Los ratones son una especie muy estudiada dentro de la ciencia. Foto:iStock
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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