Lo que empezó como una jornada deportiva para el periodista y presentador Ricardo Henao Calderón terminó en un lamentable robo. Según su relato, fue abordado por dos hombres que lo intimidaron para quitarle su bicicleta.
El hecho ocurrió la mañana del sábado 10 de mayo, luego de uno de sus ascensos al alto de Patios, en el norte de la capital. Tras descender y cuando se dirigía a su casa, fue interceptado por un sujeto que lo terminó robando.
“Me fui, como muchas veces hago los sábados y domingos, a Patios, y de regreso se me acercó otra persona en bicicleta. Comencé a conversar con él sobre lo que uno hace en bicicleta, las rutas y demás. Habitualmente se me acerca mucha gente y trato de ser cordial”, contó.
La bicicleta robada es color negro y tiene letras amarillas. Foto:Archivo particular
Al parecer, el sujeto buscaba ganar su confianza e incluso le ofreció su número telefónico para compartir rutas deportivas. Fue en ese momento cuando apareció otro desconocido y ocurrió el robo.
“Me dijo: ‘Vea, yo vivo acá al frente. Quiero darle mi tarjeta por si quiere montar conmigo’. Frené, eso fue en el sector de la calle 116, y cuando paré se acercó otro señor, que venía como de una tienda, y el que ya estaba hablando conmigo dijo: ‘Vea, es mi primo. Espéreme mientras subo por la tarjeta para que se la lleve’”, agregó Henao Calderón.
“El tipo me dijo: ‘Mire, la verdad es que necesitamos su bicicleta. No le vamos a hacer nada, pero bájese de la bicicleta que la necesitamos’. No había nadie, no había qué hacer, y bueno, pues llévese la bicicleta”, relató la víctima del atraco.
Aunque los delincuentes no usaron la fuerza ni exhibieron armas, Calderón decidió entregar la bicicleta ante las amenazas y para evitar que la situación se tornara violenta.
“Muy triste, porque no es fácil volver a conseguir las cosas que uno ha logrado con trabajo. Era una buena bicicleta. Uno termina agradeciendo que no le pasó absolutamente nada, que no le sacaron un arma, un revólver, un puñal o algo por el estilo. Pero sí se siente ese vacío, esa desazón, esa tristeza de saber que ni siquiera uno puede saludar a nadie en la calle, porque esa persona que uno saluda es la que le puede hacer daño”, concluyó el periodista.
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