10 cosas que hacen a tu hijo feliz

La felicidad se ha estudiado dentro de la corriente de la psicología positiva y lo primero que han hecho los estudiosos es definirla. Para algunos de ellos es el hecho de sentirse a gusto con la vida, tranquilo y con una sensación de bienestar y plenitud que no por ello impide vivir los momentos difíciles ni niega los obstáculos ni las dificultades. La felicidad no es igual al placer momentáneo o la búsqueda permanente del mismo.

En el caso de los niños, también se han realizado estudios sobre cómo cuidar y atender a los pequeños y qué cuidados brindarles durante sus primeros años de vida para que crezcan mejor. Expertos consultados por ABC del Bebé explican cuáles son las 10 cosas esenciales para hacer a un niño feliz, y lo más maravilloso de estas consultas, es descubrir lo sencilla que puede ser la felicidad durante los primeros años de vida que está también relacionada con el bienestar prolongado y no con la permanente satisfacción del placer.

Para que los bebés se sientan protegidos y cuidados es fundamental atender sus necesidades básicas como el buen sueño, la higiene y no sentir frío o calor. Ayudarle a mantener una buena salud también será un aspecto importante para su felicidad. Un bebé que no se siente satisfecho en esto, difícilmente podrá disfrutar algo más en la vida.

Brindarles a bebés y a los niños seguridad y protección, los ayuda a sentir que pueden moverse a gusto por el mundo, que pueden conocer y descubrir a sus anchas mientras crecen. Para esto, es importante que los padres atiendan a sus hijos cuando lloran, que les den alimento cuando lo necesitan, que los abracen cuando estén tristes, que los mimen cuando busquen cariño. Las sensaciones de protección y seguridad están dadas por saber que se cuenta con alguien a quien se puede acudir cuando no se sabe qué hacer. Los bebés, principalmente, se sienten seguros y protegidos cuando un adulto los atiende en sus necesidades básicas.

Tratar a los niños con respeto, amor, sin violencia, sin golpes, sin maltratos, sin gritos, permitiéndoles ser ellos mismos, escuchándolos, prestándoles atención, siempre será una base sólida para que el niño encuentre bienestar en la vida y pueda construir sobre esta sus relaciones afectivas, el respeto por sí mismo, por los demás y la autoestima.

Los niños y los bebés necesitan saber que son amados. Aquellos pequeños que reciben abrazos, mimos, a quienes se les dicen palabras de amor, a quienes se les habla en tono sereno, tranquilo y amoroso, crecen con sentimientos de afecto, con amor a su alrededor, y eso los hace sentirse a gusto con la vida. Las caricias, los mimos, los abrazos, los besos, son muy importantes en la vida de los niños.

Lo que más hace felices a los niños es jugar, es su actividad por excelencia. Mientras un niño esté jugando, se sentirá enormemente feliz, estará creando, imaginando, soñando y desplegando todo su potencial. Así como un adulto se puede sentir plenamente realizado cuando trabaja en lo que más le gusta, un niño se siente completo y feliz cuando juega. Con el juego, los niños descubren el mundo, se conocen a sí mismos, aprenden, se divierten, se entretienen, se realizan, descubren sus emociones, sus gustos y preferencias. Y para todo esto, no es necesario que sean juguetes complicados, costosos o montones de ellos. Los juguetes sencillos pueden ser motivo de diversiones e imaginaciones fabulosas.

Los niños aman jugar, y si además, juegan con sus padres, la felicidad es doble. Pasar tiempo con ellos haciendo lo que más les gusta, siempre hará felices a los niños y les dejará recuerdos muy hermosos de infancia en los cuales apoyarse cuando sean adultos.

Los niños aman aprender, lo hacen a diario y permanentemente, por eso, cuando se les permite investigar, descubrir, ser curiosos, preguntar y encontrar respuestas, los pequeños se sienten plenos y a gusto con la vida.

Un error muy común de los padres es creer que la felicidad es tener todo y tenerlo al alcance de la mano. Esto es un error. Cuando los niños tienen que aprender a superar dificultades son muy felices, basta con verlos cuando pueden gatear por primera vez o ponerse de pie o dar sus primeros pasos, todos estos son momentos que los hacen felices porque con estos ellos descubren que son capaces, que pueden hacer las cosas por sí mismos.

Por eso es importante permitirles ensayar, cometer errores, intentar varias veces, fracasar, hasta finalmente lograr un objetivo. Y esto va desde sus desarrollos naturales como aprender a gatear, a caminar, a hablar, hasta logros importantes como armar un rompecabezas, patear un balón, anotar un gol o resolver una suma.

Los niños aman los parques, lo lugares verdes, las flores, los árboles, las plantas en general. Pasar ratos agradables en compañía de sus padres o de abuelos que los cuidan al aire libre siempre serán momentos que los harán sentirse muy felices. Les gusta descubrir plantas, aromas, sensaciones y texturas; disfrutan el aire libre, el sonido del viento y el canto de los pájaros.

A los niños les fascinan que les cuenten cuentos, todo tipo de cuentos. De finales felices, de brujas y monstruos, de hadas y hechiceras, de malos y buenos, y aman profundamente que se los cuente uno de sus padres o que alguno se los lea en un libro.

Los cuentos son parte fundamental de la infancia porque abren el mundo, divierten, permiten ponerse en los zapatos del otro, y de esa forma, descubrir emociones, sentimientos y generar empatía, porque hacen soñar, porque son fantásticos, porque permiten imaginar, sentir, vivir la vida de otros, descubrir personajes. En últimas, imaginar y soñar todas las vidas posibles.