Las cifras de menores con obesidad y sobrepeso continúan en aumento. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, para 2.025, cerca de 70 millones de niños estarían padeciendo el problema.
Incluso, médicos, científicos y laboratorios alrededor del mundo han encontrado que pueden ser las nuevas tecnologías, las que han influido en el aumento de las cifras de sobrepeso y obesidad en los menores de edad, no solo porque están haciendo que los pequeños pasen horas y horas “pegados” a las pantallas de los dispositivos electrónicos en lugar de realizar actividad física al aire libre sino también porque están influenciando sus hábitos de consumo mediante la publicidad y las campañas digitales que, en muchos casos, promocionan alimentos con altos niveles de azúcar y de grasa.
Al respecto, cualquiera pensaría que una alternativa para contrarrestar la publicidad de las comidas rápidas, serían campañas realizadas con ayuda de influenciadores digitales, cuyo estilo de vida se ha convertido en un modelo a seguir para muchos y quienes, además, tienen un gran poder de convencimiento sobre sus seguidores. Pero no es así, tal parece que cuando se trata de vegetales, la fuerza de estos personajes se ve opacada por la suculenta y tentadora imagen de los snacks y las golosinas.
Así lo demuestra un estudio realizado por la Universidad de Liverpool, publicado en la revista ‘Prediatrics’ de la Academia Americana de Pediatría, que consistió en analizar las tendencias de los niños al momento de escoger sus alimentos, tras interactuar en las redes sociales. Para ello, la investigación contó con la colaboración de dos jóvenes youtubers, populares en el Reino Unido entre la población infantil y con la participación de 178 niñas y niños entre los 9 y 11 años.
Para la realización del experimento, los influenciadores tuvieron que crear un Instagram falso y publicar 6 fotografías, tres con cualquier contenido comercial y las restantes: uno con caramelos y chocolates y el otro, con zanahorias y frutas. Los menores fueron divididos en tres grupos y estuvieron expuestos durante un minuto a alguno de los dos perfiles, o a un tercero que no contenía nada relacionado con alimentos.
Después, sobre la mesa se les sirvieron cuatro opciones de pasabocas diferentes a los de las publicaciones, pero que tenían las mismas características: saludables y no saludables, para que los niños consumieran todo lo que quisieran durante 10 minutos.
Sorprendentemente, el poder de convencimiento que tienen los influenciadores sobre sus seguidores, no fue suficiente para que los vegetales fueran objeto de seducción, y fue la suculenta y tentadora imagen de los bocadillos, las golosinas y las comidas rápidas, las que cautivaron la atención y el gusto de los pequeños.
Así, los resultados demostraron que por parte de los niños, no hubo un cambio significativo al momento de elegir los alimentos con contenido saludable, de hecho, los tres grupos mostraron poco interés por consumir comida sana.
Para los investigadores “incrementar la promoción de alimentos saludables en las redes sociales, puede no ser una estrategia efectiva para fomentar conductas alimentarias saludables en los niños” en especial, porque pese a que se promuevan alimentos saludables, esto no surge el efecto esperado en los menores y, por el contrario, la publicidad por parte de celebridades sobre alimentos altos en azúcar, grasas y sal, sí resulta efectiva al momento de impactarlos.
Los resultados en la experiencia fueron contundentes. Los pequeños expuestos a la cuenta con contenido no saludable, ingirieron 26 por ciento más kilo calorías, comparados con los otros dos grupos de niños. En conclusión, el tiempo que pasan los menores frente a una pantalla, favorece la aparición de la obesidad y el sobrepeso infantil, no solo por ser una actividad que no exige un gasto calórico, ni un esfuerzo físico, sino porque por medio de las redes sociales, los menores están expuestos a grandes campañas de marketing de alimentos poco saludables.
Además, la investigación concluyó que si bien es cierto que no hay una mayor influencia del consumo de frutas, cereales y vegetales, “los efectos de la promoción de alimentos con alto contenido de grasa, sal y azúcar son más sólidos, y ejercen un resultado superior de consumo sobre aquellas campañas que promocionan alimentos saludables”.