Permitir que coman frituras sin restricción; agregar demasiada sal o azúcar en las preparaciones, darles alimentos bajos en grasa o light, suministrarles más de dos teteros al día o incorporar en su dieta algunos platos del menú familiar, sin tener en cuenta las necesidades propias de la edad, son los errores más comunes que cometen los padres con la alimentación de sus niños.
Estas circunstancias, aunadas al hecho de no respetar el horario de las comidas y someterlos a ayunos prolongados usando el chupo o el tetero, son las que la nutricionista y dietista Pilar Serrano define como una nutrición infantil inadecuada.
Cuando se presenta esto se les debe enseñar a los niños, con el ejemplo familiar, los alimentos que se deben consumir.
En esta etapa no hay riesgo de sobrepeso por exceder el consumo de grasa; al contrario, esta es la mejor fuente de calorías, teniendo en cuenta la duplicación celular que se presenta durante el crecimiento, explica Serrano.
No obstante, “aunque la grasa es tolerada, el niño sólo debe consumirla en casa, previo control de la temperatura y evitando reutilizar el aceite con el que se preparan las frituras”, añade.
De igual manera, se recomienda –hasta los dos años– proporcionarles alimentos que contengan omega 3 y fibra, que ayudan al desarrollo del tracto gastrointestinal y al fortalecimiento del sistema inmunológico.
Infortunadamente, existe la tendencia de limitar el número de comidas a tres raciones o incluso a dos en el día, y aumentar el número de veces de los snacks, que reemplazan las comidas tradicionales.
Los alimentos definidos como snacks tienen una gran densidad energética, grasas saturadas, ácidos grasos, sal, azúcar y preservantes que rápidamente le producen una sensación de saciedad debido a que su estómago es pequeño y se llena fácil con estos productos, contrario a lo que ocurre si consume alimentos frescos con ingredientes naturales, bajos en azúcar y sal que le permitirán tener una dieta sana.
Alimentos de consumo diario
Huevo y leche entera hervida. Ambos son fuentes de ácidos grasos esenciales y proteínas fundamentales para el crecimiento desde el nacimiento hasta los dos años de edad, lapso en el cual duplica su talla y peso.
Frutas y verduras frescas, de todo tipo y color. La textura, especialmente de las frutas, mejora la masticación.
Grasa. Puede consumir la proveniente de la leche y los aceites vegetales, preferiblemente de oliva. Los alimentos con grasa le proporcionan calorías y vitaminas fundamentales para su desarrollo.
Las galletas con mantequilla, frutas con crema de leche o los licuados de verduras y proteína con aceite de oliva son una buena opción.
Incluya fritos como la papa, la yuca o el plátano sólo una vez al día, bien sea en el almuerzo o la comida.
Carne, pollo o pescado. El niño puede comer una porción pequeña (aproximadamente 30 gramos o una onza). Altérnelas cada día para que el niño no se canse de ninguna.
Granos. Una porción pequeña (una cucharada de grano cocido y blando), siempre acompañada de cereales (arroz, pasta o maíz).
Alimentos de consumo semanal
Golosinas o alimentos con gran contenido de azúcar refinada (helados, colombinas, gelatina, chocolates o gaseosas). El niño debe comer preparaciones bajas en azúcar para que conozca los alimentos que son dulces por naturaleza. En otras palabras: el jugo debe saber a fruta y el helado a dulce.
Se recomienda tener cuidado con la ingesta de estos productos, debido a que disminuyen el apetito si el niño los consume entre comidas. Esto ocurre porque el azúcar en la sangre no deja sentir hambre.
De igual manera, se aconseja controlar el consumo de bebidas gaseosas, que aumentan la ingesta calórica diaria gracias a su contenido de azúcar (sacarosa) o de jarabe de fructosa. Su composición nutricional es solo agua y azúcar y es un alimento con un importante índice glicérico. Esto no es recomendable, puesto que una dieta con base en este tipo de productos genera un mayor consumo de comida y menor saciedad.
Johana Fernanda Sánchez
Para ABC del bebé