Cuando el
bebé devuelve la comida con frecuencia después de haberlo alimentado, puede ser porque tiene esta molestia.
Mamá está tranquilamente
amamantando a su pequeño, cuando de repente una mínima cantidad de leche sale de la boca del niño, sin explicación. El bebé llora y la madre se angustia porque no sabe por qué se ha devuelto el líquido.
Médicamente, a este episodio se le llama
reflujo gastroesofágico (RGE), es “el paso involuntario del contenido del estómago hacia el esófago o la boca”, explica el gastroenterólogo pediatra Wilson Daza, director del posgrado de gastroenterología pediátrica de la Universidad de El Bosque.
Vómito inmediato después de comer, acidez, irritabilidad, llanto, hipo, tos, dolor de estómago e incluso rechazo por la comida son algunos síntomas del RGE.
Esto ocurre porque cuando el niño ingiere un alimento, este pasa de la garganta al esófago y al estómago, donde una válvula (esfínter esofágico interior) se encarga de impedir que la comida se devuelva de nuevo al esófago. En los niños, este proceso natural a veces no se lleva a cabo de manera efectiva y los alimentos regresan.
El trastorno es común en los primeros meses de vida de los bebés, siendo el pico más alto entre el segundo y el tercer mes. De acuerdo con Óscar Javier Quintero, gastroenterólogo y nutriólogo pediatra, el 85 por ciento de los bebés que sufren de reflujo comienzan a mejorar al llegar a su primer año de vida.
Cuando los síntomas no afectan la calidad de vida del niño, es de fácil manejo. Al alimentarlo, debe mantener al
bebé en una posición inclinada y boca arriba; existen colchones antireflujo que pueden ayudar. Las porciones de alimentación deben ser en cantidades menores y por fracciones. Por ningún motivo se debe acostar al pequeño tras alimentarlo; es mejor tenerlo cargado o sentado por un breve tiempo.
Según el grado de gravedad del
reflujo, se usan medicamentos que ayudan a controlar el vómito o la inflamación del esófago, pero solo deben ser prescritos por un especialista. En casos minoritarios y extremos, las molestias se extienden después del tercer año. Cuando el caso es severo, es necesario realizar una cirugía, pero cabe anotar que es poco común.
Causas comunes
Inadecuado desarrollo del sistema digestivo y
malos hábitos. En ocasiones, algunos niños pueden sufrir de reflujo gastroesofágico como consecuencia de una alergia a la proteína de la leche o a otros alimentos, según Clara Rojas Montenegro, nutricionista infantil clínica.