En algunos casos los recién nacidos tienen una mancha roja en la cara o en el cuello. Se conoce como hemangioma y en la mayoría se puede realizar un tratamiento con láser para eliminarlo con muy buenos resultados.
Todos están felices en casa con la llegada del nuevo bebé. Lo alzan, lo miran una y otra vez, le toman fotos y no se cansan de consentirlo. Hasta que alguien pregunta: ―¿qué es esa mancha que tiene el bebé en la mejilla?― Y los papás no contestan, porque prefieren evadir el tema.
Esa marca roja, motivo de molestia para la mayoría de los padres y para casi ninguno de los niños, se llama hemangioma. “Son tumores benignos de vasos sanguíneos que generalmente están presentes desde el nacimiento o se observan a las pocas semanas”, explica la dermatóloga Mónica Paredes.
“Se da desde que nacen por una información errada en la formación de los vasos. Entonces hay una proliferación exagerada en las arterias y las venas de ciertas zonas del cuerpo, sobre todo en lo que se refiere a tejidos blandos y piel. Esa alteración viene desde el embrión, es un defecto congénito, no es heredado y es de aparición fortuita”, añade el cirujano plástico Fredy Hernández.
Es decir que no hay nada que la mamá pueda hacer para prevenirlo durante la gestación, pero tampoco se debe pensar que alguna acción suya desencadenó la aparición de estas manchas, que no vulneran la salud del bebé, solo su aspecto estético.
“Hay hemangiomas pequeños, que son los más frecuentes, son asintomáticos, no molestan al bebé, martirizan a los papás que se asustan por verlos, pero a los pequeñitos no les producen problemas”, dice Paredes.
Aunque no faltan los compañeros que en el colegio le tocan la mancha o lo molestan, porque ven en la cara o el cuello del pequeño algo que ellos no tienen.
Combatir las manchas
No se tratan precisamente con un detergente, sino con el láser. Pero antes de aplicar cualquier técnica, lo primero que debe hacerse es observar la marca hasta los cinco años de edad. “No se realiza un método quirúrgico, porque la gran mayoría de los hemangiomas tienden a involucionar, es decir, mejoran progresivamente en la medida en que crece el niño. Pero incluso, a veces en los primeros años, se ve como si aumentara de tamaño; pero a los 4 o 5 años disminuyen. No se quitan completamente, siempre va a quedar algo. Pero ya lo que quede, cuando la persona esté más grande, se puede hacer un tratamiento para corregir la parte estética”, explica la dermatóloga Mónica Paredes.
Cuando se llega al quinto cumpleaños y el hemangioma sigue ahí, se puede realizar un tratamiento con láser que tiene buenos resultados. Hace varios años, el único procedimiento posible era quitar la piel manchada y reemplazarla por un injerto extraído del tejido epitelial de la pierna. Sin embargo, no se sabía si era peor la cura que la enfermedad, por la cicatriz que generaba el procedimiento.
Gracias al Láser Yag hoy se mejora en un 80 por ciento la apariencia de la mancha. Hernández explica que “con punta de fibra óptica de láser de CO2 se bombardea con esta energía puntual cauterizando los vasos que dan origen al problema. Deja una quemadura superficial que al cabo de 20 días o un mes está absolutamente solucionada y queda la piel casi normal”.
No es un borrador
Son necesarias de tres a cinco sesiones y cada una está espaciada por un mes aproximadamente. Es decir, el tratamiento puede completarse en seis meses y dependiendo del tamaño cada sesión dura entre media y tres horas. Cuando son niños muy pequeños, se emplea anestesia general, porque el procedimiento puede ocasionar algún grado de dolor.
Paredes aclara que “todo el mundo piensa que el láser es un borrador. Aunque el efecto cosmético es muy bueno, no se desaparece, mejora en un 90 o 95 por ciento, pero no se elimina totalmente”.
En el caso de los cavernosos (abultados), algunas veces es necesaria una acción más temprana: “si un niño tiene un hemangioma grande en sus labios que le impida la succión, obviamente hay que hacer tratamiento, porque no es lo mismo que si lo tuviera en el brazo, que no le obstruye. Cuando afecta ojos, nariz o boca, así no sean muy grandes, puede que requieran tratamiento antes”.
Estas marcas elevadas pueden necesitar cirugía, pero el procedimiento se valora con la evolución que presenta. Por eso se hace necesaria una valoración inicial con el dermatólogo y después se puede realizar un tratamiento con el cirujano plástico.
En muchos casos, los papás se angustian y no quieren esperar cinco años a que el hemangioma desaparezca. Paredes recomienda que “le crean al médico cuando dice que al niño no le molesta, es más un problema para los adultos, que en la mayoría de casos tienen solución”.
¿Qué es un hemangioma?
El más común se ve como una mancha plana, de color rojo que se conoce como ‘Vino de oporto’. El cirujano Fredy Hernández señala que “se ubican en un 80 por ciento en la cara (mejillas y nariz) y el cuello. El 70 por ciento de los casos sucede en niñas y el restante en niños y aproximadamente por cada 100 mil nacidos dos tienen hemangiomas”.
Pero existen otros conocidos como cavernosos; se llaman así porque están en relieve, son abultados y mucho más rojos porque tienen mayor concentración de sangre. “Pueden comprometer la capa intermedia a la capa media de la piel. Llegan inclusive hasta tejidos blandos profundos como la grasa y deforman el sitio en donde están”, añade. Estos sí pueden generar molestias al pequeño, porque en ocasiones aparecen sobre los párpados o las fosas nasales y le impiden realizar funciones básicas como respirar. Estos son poco comunes. Es importante decir que no todas las marcas se erradican con láser.Por Juliana Rojas H.
Redactora ABC del bebé.